La de este domingo 5 de junio, en Veracruz, ha sido la elección más turbia y vergonzosa de la historia reciente y en su conversión en una enorme alberca de lodo participaron prácticamente todos los actores políticos.
No solo debe reclamarse a un gobierno estatal metido hasta las manitas (y las patitas) en los comicios, perturbando la participación ciudadana, tratando de modificar la percepción sobre los candidatos opositores, buscando inhibir la asistencia de los ciudadanos a las urnas, amedrentando e, incluso, deteniendo a dirigentes opositores (como el caso de Fernando Yunes Márquez, que no fue el único), promoviendo o permitiendo la violencia e, incluso, tratando de utilizar reportes meteorológicos fallidos para desalentar la salida de los votantes.
También los partidos políticos y los candidatos hicieron lo suyo para que la crispación social llegara a niveles tan álgidos que muchos ciudadanos prefirieron darle la espalda a un proceso electoral que, gane quien gane, estará marcado por el enorme derroche de recursos, la corrupción, las amenazas, la manipulación, la ilegalidad y la frustración política.
En la Ciudad de México, primero Manlio Fabio Beltrones, dirigente nacional del PRI en conferencia de prensa, y luego Ricardo Anaya, en evento convocado en la sede nacional del PAN, mostraron minutos después del cierre de casillas en la mayoría de los estados en que hubo elecciones a Gobernador, que su máxima preocupación ha sido, es y será cómo queda cada partido y, particularmente, ellos en lo particular, rumbo a los comicios de 2018 para Presidente de la República.
En particular, el bisoño dirigente nacional panista Ricardo Anaya mostró un optimismo desbordado sobre los resultados de los comicios, donde según él, el PAN habría recuperado estados que habían gobernado ya pero que están en manos del PRI, ganado en estados que nunca han sido gobernados por partidos distintos del PRI y también estados donde el PAN ha gobernado.
Anaya dijo que el PAN nunca había ganado más de 3 gubernaturas en una sola elección y que en esta lo había logrado, por lo que se lanzó a señalar su pronóstico para dentro de dos años: “Vamos a recuperar la Presidencia de la República en 2018, con estos triunfos”, mientras los asistentes al jubiloso acto le coreaban: “Presidente, Presidente, Presidente”, para colocarlo en la fila de los presidenciables panistas, al lado de Margarita Zavala y el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
Beltrones, otro de los que buscan ser postulados para gobernar el país, reconoció en su conferencia de prensa que, salvo en un estado, donde las tendencias no son favorables (posiblemente, Puebla), el PRI obtuvo el triunfo en nueve estados, algunos con una tendencia irrefutable (acaso se refería a Hidalgo y Sinaloa), y en otros con altas posibilidades de triunfo, donde seguramente colocaba a Veracruz, donde los comicios han sido sumamente cerrados, según dos encuestas de salida cuyos resultados se dieron a conocer ayer y que favorecían al candidato priista Héctor Yunes Landa.
El propio periódico El Financiero, que dio a conocer una de esas encuestas de salida, reconocía por la tarde-noche del domingo que la elección se mostraba sumamente cerrada en Quintana Roo, Veracruz y Tamaulipas. En esta última elección, daba un empate con similitud de cifras (44%) entre los candidatos del PRI y PAN-PRD.
¿Quién tiene la razón?
Pese a ello, los tres punteros han salido a señalar que eran los triunfadores de la contienda. Según Miguel Ángel Yunes Linares, el porcentaje de votos que había logrado, de 37.2 por ciento, lo hacía el vencedor de los comicios, frente al 32.1 % de su primo Héctor, del PRI. En sus datos no aparece Cuitláhuac García Jiménez, de Morena, quien por otra parte se anunció como ganador al ofrecer datos muy generales en el sentido de que estaba 3 puntos porcentuales arriba de los primos Yunes.
Fue Héctor Yunes, sin embargo, el que ofreció datos de dos encuestas de salida en que aparecía como el vencedor indiscutible. Según los datos ofrecidos por las encuestas de salida de Mendoza Blanco y Asociados y del periódico El Financiero, su triunfo se daba con un margen de entre 4 y 8 puntos porcentuales.
La primera empresa daba los siguientes resultados: Héctor Yunes Landa, 34 %; Miguel Ángel Yunes, 27 %, y Cuitláhuac García, 22 por ciento. La de El Financiero: Héctor Yunes, 36 %; Miguel Ángel Yunes, 32 %, y Cuitláhuac, 25 por ciento.
Derivado de ello, Héctor Yunes salió a los medios y sus seguidores a señalar que había ganado, y dijo que Veracruz se pronunció por un cambio responsable. Veracruz, dijo, necesita de la unión de sus ciudadanos y de la voluntad de sus líderes para mejorar el estado, por lo que llamó a los demás contendientes a reconocer la voluntad de los veracruzanos expresadas libremente en las urnas.
Lo cierto, lo realmente seguro, es que nada está seguro. Contra las medidas múltiples llevadas a cabo para inhibir la participación ciudadana, lo cierto es que al menos en algunas ciudades la ciudadanía salió a dar la batalla en las urnas, por lo que es demasiado temprano para dar con un vencedor, además de que una vez que se den a conocer los resultados, los que sean declarados vencidos buscarán tumbar al vencedor en los tribunales electorales.
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