Miguel Ángel Yunes no es nuevo en temas electorales. Fue dirigente estatal del PRI en un par de ocasiones y ha operado un sinfín de elecciones. Él sabe hoy que no le alcanza para ganar en Veracruz. Entiende que la operación de Javier Duarte el próximo domingo habrá de darle la victoria a su primo hermano Héctor Yunes Landa.
Por eso ha enviado señales a la Casa Veracruz. Le ha mandado a decir al gobernador que nada de lo que ha dicho en campaña es cierto, que no actuará en su contra, y que quien sí lo hará será su primo Héctor.
Miguel Ángel pretende que Javier lo haga ganar y a cambio le ofrece impunidad. Por supuesto, la propuesta fue rechazada.
La campaña electoral de Héctor Yunes Landa marcará un hito en la historia política de Veracruz. Cifras del Comité Nacional del PRI dan testimonio de que al inicio del período de proselitismo, hace apenas dos meses, el candidato de la alianza PAN-PRD llevaba 12 puntos de ventaja. Hoy los mismos encuestadores reconocen un «empate virtual», con la diferencia de que Yunes Linares no ha detenido su caída, y Héctor Yunes está más firme que nunca.
A eso habrá que agregar el «plus» que significa para los candidatos del PRI la operación que se realiza el día de la votación, con toda su estructura electoral.
A diferencia de lo que aseguran algunas plumas de la capital del país, para Manlio Fabio Beltrones el estado de Veracruz ya no es una preocupación. Falta, eso sí, cerrar con broche de oro, con la movilización de los militantes el próximo domingo, pero tiene claro que el trabajo difícil ya se hizo y de esta entidad va a recibir buenas noticias.
La fórmula, a final de cuentas, fue la que siempre se planteó, pero que costó mucho trabajo aplicar: La unidad del priismo veracruzano.
La figura de un candidato sin mácula y con propuestas constructivas; el aporte de grupos políticos determinantes, como el de Pepe Yunes, Vía Veracruzana o Alianza Generacional, así como la determinante participación de Javier Duarte, quien desde que es Gobernador no ha perdido una sola elección, conformaron un sólido equipo de trabajo que está por conseguir uno de los más espectaculares triunfos, remontando una desventaja que se antojaba insuperable.
Dos parecen ser los momentos cruciales para que la balanza se inclinara de forma definitiva a favor de la alianza «Para Mejorar Veracruz». La primera fue el retorno al área de Comunicación Social de Alberto Silva Ramos.
Con esa decisión se contuvo en gran medida el incesante golpeteo al que tenían sometido al Gobernador Javier Duarte, se le dio capacidad de respuesta a la administración estatal y los medios de comunicación volvieron a encontrar interlocución con la administración estatal.
(Por cierto, son falsas las versiones de que, una vez concluido el actual proceso, Alberto Silva retornará a San Lázaro. Su compromiso con Javier Duarte fue acompañarlo hasta el 30 de noviembre, por lo que seguirá al frente de la vocería estatal hasta que concluya la actual administración. Eso ya lo sabe el coordinador de los diputados federales del PRI, César Camacho).
El otro momento determinante fue aquel acuerdo del que ya se dio testimonio. La reunión de los estrategas de Héctor Yunes con el Gobernador Javier Duarte, en Casa Veracruz.
A partir de dicho encuentro -en el que el propio Yunes Landa participó vía telefónica- muchas cosas cambiaron. Se modificó la lista de candidatos del PRI al Congreso local, para incorporar a gente del equipo de Duarte, y los alcaldes y líderes políticos afines al PRI recibieron claros mensajes de que tenían que operar a favor de Héctor Yunes; de inmediato cambió el tono de la campaña.
La elección habrá de ganarla Héctor Yunes, quien recibirá del órgano electoral su constancia de mayoría.
Habrá, sin embargo, impugnaciones, que llevarán la decisión final a los tribunales federales.
Al final nada cambiará.
filivargas@nullgmail.com