Terminó el martirio, se acabaron las promociones de los candidatos, los spots sin fondo, las declaraciones brabuconas, la simulación, el acarreo, por el momento.
No hemos visto nada, falta el día de la elección, el resultado preliminar y el jaloneo que ya se ve venir en los días posteriores. Sin alguna duda, la campaña que acabamos de atestiguar ha sido la más vergonzosa, la más vacía en propuesta política, la que hizo a un lado los intereses sociales por una pugna de poder por el poder, una campaña basada en revanchas personales.
Es así, lectoras y lectores, a la ciudadanía nos queda votar por el menos peor, en ese escenario vergonzoso está la política estatal; las opciones más fuertes son tres y de esos tres no alcanza a hacerse uno, pues entre todos se han dado hasta con la cubeta, señalando cualquier característica negativa, escandalosa, familiar y profesional. Los demás candidatos y candidata no alcanzan, según encuestas, a porcentajes significativos de votos, su tarea la cumplirán a cabalidad: diluir los sufragios para dividir los resultados lo más posible.
Por otro lado, el caso singular: el buen Cuitla y sus aventuras, no sabemos si lo inflaron de más en Casa de Gobierno o lo dejaron crecer sin pensar que podría ser irreversible el efecto Morena en la próxima elección.
Por ello ya se han pronunciado especialistas y otras voces de la opinión pública (casados con el proyecto hectorcista) en contra de Cuitláhuac García, diciendo que el populismo no le beneficia a Veracruz, incluso diciendo que nuestro estado tendría el destino que hoy vive Venezuela. Vaya declaraciones tan burdas y desesperadas, yo mismo lo escuché en dos de los noticieros más escuchados en la FM xalapeña. No hay que confundir a la sociedad, que de por sí hay un 30% que no ha definido por quién cruzará la boleta electoral.
Otra señal de desesperación, que a mí sí me lastimó en mi corazón escualo, es el plan que tiene el diputado priísta Fidel Kuri (dueño de los Tiburones Rojos de Veracruz) de sacar a la franquicia del estado si Miguel Ángel Yunes fuera el próximo gobernador. En automático le llovieron mentadas de madre en la cuenta oficial de Facebook de su equipo, vaya ofensa a una afición histórica, qué poco amor a la camiseta; con esa declaración nos queda claro que al deporte lo han visto como un activo político en el sexenio duartista, manejado por mercenarios del servicio público. Con su gran amenaza el señor Kuri echó por la borda el trabajo que ha hecho su hijo, directiva, jugadores y cuerpo técnico.
Luego están los ataques a oficinas y propiedades de partidos y líderes, sumado al sentimiento constante de temor e inseguridad que se percibe a lo largo y ancho de la entidad, esa añeja estrategia de utilizar al miedo como sistema de control social; una práctica de los más sanguinarios y malvados regímenes políticos de otros siglos.
Señoras y señores, lo peor está por venir, los últimos rounds de una pelea llena de trampas y artimañas, con un réferi que está a prueba, no importa el honor, no importa la palabra, no importa Veracruz, no importan las y los ciudadanos; importan las vendettas, la presidencia en el 2018, el mantener el hueso y seguirle mamando a los recursos públicos, protegerse las espaldas, pegar las nalgas a la pared y apretar.
Es triste, desolador, ir por el menos peor. Ya que se acabe, que se vayan los duartistas y, ya qué chingaos, a empezar de ceros, aunque dos años no creo que alcancen. Escriba a mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmail.com www.formato7.com/columnistas