Al margen de las opiniones y percepciones, muy subjetivas, sobre la participación de los candidatos al gobierno del estado en el segundo debate organizado por el Organismo Público Local Electoral, llama la atención que al menos tres contendientes incluyeron entre los destinatarios de sus dardos no sólo a Miguel Ángel Yunes Linares y a Héctor Yunes Landa, lo que se podría considerar normal y predecible, sino también a Cuitláhuac García Jiménez, de Morena, quien es probablemente el que más ha crecido –si no es que el único– en el último mes de campaña
Tanto el aspirante independiente, Juan Bueno Torio, como los candidatos de los partidos del Trabajo y Encuentro Social, Alba Leonila Méndez Herrera y Víctor Alejandro Vázquez Cuevas, repartieron críticas y descalificaciones contra los tres punteros; tal vez piensan que ello les representará puntos en las preferencias electorales; sin embargo, eso es muy poco probable, dada su cuestionable capacidad argumentativa.
Bueno Torio entró bien al debate; de hecho, en la primera ronda hasta se notó convincente y seguro; enfatizó que tanto los primos Yunes como el abanderado de Morena son producto de imposiciones: a uno lo impuso Beltrones, dijo; al otro, Ricardo Anaya; y al tercero, López Obrador; pero una vez que traspapeló su discurso, evidenció limitaciones y carencias.
Alba Leonila Méndez llegó al encuentro con los chacos en la mano y arremetió contra Cuitláhuac por cobrar dos cheques del magisterio, además de su salario como diputado; de igual manera, llevaba una caja que, dijo, contenía los resultados de sus gestiones a su paso por los cargos desempeñados; así como una canastilla con huevos para entregar a sus adversarios; puntadas sin mucho fondo; actos desesperados en su intento por alcanzar los 200 mil votos que representen un papel más o menos decoroso y que le aseguren la dirigencia estatal del Partido del Trabajo, la franquicia de un pequeño partido convertido, en algunas entidades, en satélite y comparsa del PRI.
Pipo Vázquez, por su parte, intenta conectar, pero no se ve convincente; habla de sus logros como líder político… del Partido Acción Nacional; lanza petardos contra Yunes Linares, quien ni siquiera utiliza dos o tres segundos para referirse a quien hace seis años fue su coordinador de campaña.
Nada para el morbo
A diferencia del primer debate del OPLE, el priista Héctor Yunes se notó reservado, cauto en la crítica y se concentró en las propuestas; prácticamente no hubo descalificaciones ni señalamientos contra su par panista, quien registró una participación en el mismo tono.
Quienes esperaban ver sangre en el segundo debate se quedaron con las ganas; nada hubo para el morbo.
Yunes Linares no respondió a las descalificaciones de Bueno Torio, Méndez Herrera y Vázquez Cuevas; no tiene caso, ni quien los tome en serio, habrá pensado el panista, quien, por cierto, dejó para el final del debate una supuesta encuesta levantada por Mitofsky que le da ventaja sobre el segundo lugar, disputado, según la gráfica, por PRI y Morena.
Por cierto, Héctor Yunes retomó los resultados de una encuesta de Datibilio, que consigna una delantera del candidato de la alianza “Para Mejorar Veracruz”.
Cuando faltan menos de dos semanas para la jornada electoral, todo sigue igual que hace quince días: una elección de tercios, donde cualquier cosa podría ocurrir.
Todos se pronuncian vencedores
Al concluir el debate, todos los contendientes se apresuraron a llamarse vencedores de dicho ejercicio.
E PT, por ejemplo, envió un boletín en este tono: “se llevó la noche y ganó el encuentro. Dio la nota… al llegar con un diablito donde cargaba una caja de archivo con la leyenda Miguel Ángel Yunes Linares Cuidado…”
Muy parecido, el comunicado de Encuentro Social: “Pipo gana con propuestas el debate del WTC organizado por el OPLE… reta a Cuitláhuac García a que demuestre la mitad de sueldo como diputado federal y el candidato de Morena rehúye el desafío…”
En sus redes sociales, el candidato del Movimiento Ciudadano, Armando Méndez de la Luz, expuso que “Hoy demostré con las mejores propuestas que soy el candidato más calificado para gobernar Veracruz”.
Juan Bueno, por su parte, no se pronunció vencedor del debate; en cambio, subió a sus redes sociales todas sus participaciones; incluso, se refirió al incidente de sus hojas y reprodujo un meme en el que se leía “¿Que ya estamos al aire?; ¡avísenme!”, para después aclarar “a mí no me dieron clases de actuación ni me dijeron lo que tenía que decir”.
El candidato de Morena no ocupó sus redes sociales para emitir un pronunciamiento. Lo hizo López Obrador, quien tuiteó “salió ileso y triunfó Cuitláhuac en el debate de Veracruz. Tiene lo que le falta a los candidatos de PRIAN y a otros paleros: honestidad”.
Lo cierto es que al margen de las percepciones sobre vencedores y vencidos en el debate, lo que más llamó la atención fue la actitud mesurada de los candidatos de PAN y PRI; la ausencia de golpes entre los principales protagonistas de la contienda; el tono tan propositivo como discreto y alejado de estridencias de Méndez de la Luz; y el intento de los actores de reparto, Alba, Pipo y Bueno, por descalificar a los tres punteros. @luisromero85