Miguel Ángel Yunes, candidato de la alianza PAN-PRD al gobierno del estado, ya no podía guardar silencio ante los señalamientos que pesan en su contra; dejó pasar las acusaciones por los escándalos derivados de la inmensa fortuna que le atribuyen, su casa en el estero, sus propiedades, sus presuntas omisiones en la declaración 3 de 3, etcétera; incluso, prácticamente no respondió a la información que fue copiosamente divulgada desde medios de comunicación y redes sociales y que vinculaban a su hijo, Omar Yunes Márquez, con inversiones millonarias en exclusivas zonas del Distrito Federal y del extranjero.

La falta de respuestas ante las acusaciones, que él calificaba como parte de una guerra sucia en su contra, dejó de ser opción como estrategia de defensa.

Los ataques y misiles que le disparan son cada vez más contundentes, y la intensidad y el tono se endurecen a cada estocada.

Hace un par de semanas, en este mismo espacio comentaba que Miguel Ángel Yunes era un boxeador que subió al cuadrilátero dispuesto a recibir todo tipo de golpes, sin subir la guardia y sin lanzar alguna respuesta a los impactos que ya mermaban su resistencia.

A esa contracampaña que ha enfrentado el panista, y no a otra cosa, se debe su baja en las encuestas; sin embargo, no existe claridad en cuanto a la magnitud del daño; es decir, a Yunes Linares de ninguna manera lo pueden dar por perdido, a pesar de las acusaciones en su contra y del evidente repunte que registra el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional, Cuitláhuac García.

Por cierto, parece tan cerrada la contienda en Veracruz que cualquiera de los tres candidatos que más se han mencionado, Miguel Ángel, Héctor y Cuitláhuac, podría ganar la elección… de igual manera, cualquiera podría caer al nada decoroso tercer lugar.

Pues bien, ante los señalamientos en su contra, la respuesta de Yunes Linares había sido el silencio y de alguna manera lo que los analistas políticos han llamado el discurso de la victimización que acusa una guerra sucia. Habría que señalar que desde el arranque de la presente campaña para elegir gobernador del estado, el candidato de la alianza “Para Rescatar Veracruz” no ha tenido tregua; cada semana, sin variar, un nuevo escándalo  que podría afectarle sale a la luz pública, a través de diferentes medios.

El más reciente se registró hace apenas unos días, cuando una de las supuestas víctimas de Jean Succar Kuri, un libanés naturalizado mexicano que tiene propiedades en Cancún y que fue sentenciado a 112 años de cárcel por pornografía infantil y corrupción de menores, vinculó una vez más a Yunes Linares con dicho caso. Esas denuncias, por cierto, encontraron eco en el emblemático diario El País, de España, que titula un trabajo difundido el pasado 16 del presente con “Una acusación de pederastia empaña la contienda electoral en México”.

Yunes Linares, dispuesto al polígrafo

Ante esa grave acusación, el candidato de PAN y PRD salió a los medios para aclarar el tema y rechazar los señalamientos relacionados con la pederastia. Dijo Miguel Ángel Yunes que eso “es absolutamente falso” y responsabilizó de ello tanto al gobernador Javier Duarte como al dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones; adelantó que recurrirá a las instancias legales; es decir, que presentará una denuncia por difamación y daño moral. De igual forma, retó a la joven que le señaló a someterse, ambos, a la prueba del polígrafo de manera pública y ante organizaciones defensoras de los derechos humanos, con la finalidad de  evidenciar las mentiras.

A propósito, parece que en el CEN del PAN decidieron, por fin, salir en apoyo a su candidato al gobierno de Veracruz; por la tarde de este martes, el vocero del partido, Fernando Rodríguez Doval, sostuvo que el PRI hace de la calumnia y de la guerra sucia una forma de operar en la política. Ello, en respuesta al señalamiento de Manuel Añorve, secretario de operación política del tricolor, quien se había referido a lo que consideró “el cinismo” de Ricardo Anaya, por defender a los impresentables candidatos por Quintana Roo y Veracruz, Carlos Joaquín González y Miguel Ángel Yunes.

El caso es que el abanderado de PAN-PRD al gobierno veracruzano ya no podía guardar silencio y, en ese sentido, el viraje en la estrategia para la defensa y el control de daños es evidente.

A esa nueva estrategia del panista se debe la difusión de las conversaciones que relacionan a la Sedesol con el indebido apoyo a la campaña priista, así como del audio que exhibe al secretario del Trabajo del gobierno del estado, Gabriel Deantes Ramos, como operador de un presunto acuerdo para impulsar al candidato de Morena.

Faltan dos semanas para que terminen las campañas y todo indica que la recta final será una lucha sin cuartel. Lo predecible es que las acusaciones contra el panista subirán aún más de tono y que éste sacará su batería para hacer frente al bombardeo mediático. @luisromero85