A poco más de tres semanas de la jornada electoral del domingo 5 de junio, el Organismo Público Local Electoral de Veracruz se encuentra en un nuevo aprieto, tras la destitución de Alfredo Roa Morales de la Secretaría Ejecutiva, por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, instancia que revocó la sentencia del Tribunal Electoral de Veracruz, del pasado 8 de abril, en el sentido de nombrar a Roa Morales en dicho cargo.
De esa forma, el Ople veracruzano se ve obligado a repetir el procedimiento y nombrar a un nuevo secretario ejecutivo.
Una vez más prosperaron los recursos interpuestos por los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática, que apelaron a la amonestación pública contra Alfredo Roa, en diciembre de 2010, para demostrar que el funcionario, quien ya había ocupado ese mismo cargo en el desaparecido Instituto Electoral Veracruzano, no goza de buena reputación.
Por la tarde de este miércoles, el tribunal electoral federal determinó que “Roa Morales incumple con el requisito establecido en la fracción VIII del artículo 144 del Código Electoral de Veracruz, referente a gozar de buena reputación, dada la sanción que le aplicó al resolver el expediente SUP-JRC-2009/2010.”
El problema es que, otra vez, el Ople queda en ridículo porque este es su segundo secretario ejecutivo cesado por motivos parecidos. Alfredo Roa sólo se mantuvo por poco más de dos meses en dicho espacio. Antes, Víctor Hugo Moctezuma Lobato corrió con la misma suerte: fue cesado de manera fulminante, a pesar de los intentos de los consejeros por mantenerlo en el cargo.
Durante la primera semana de marzo, Moctezuma Lobato tuvo que dejar la Secretaría Ejecutiva del Ople debido a los recursos de inconformidad contra su nombramiento, por parte de los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática, del Trabajo y Movimiento de Regeneración Nacional.
Pues bien, algo parecido al caso de Víctor Hugo Moctezuma, premiado posteriormente con la dirección del Instituto de Capacitación para el Trabajo del estado, ocurrió este miércoles con el cese de Roa Morales: los partidos opositores al PRI no lo veían como un actor independiente y, por tanto, confiable e imparcial, en la organización del proceso electoral. Por ello revivieron una vieja sanción, que data de 2010, por un asunto relativamente menor, para demostrar su cuestionada reputación.
En este nuevo cese de un secretario ejecutivo del Ople, otra vez quedaron mal parados los consejeros electorales, que tuvieron en sus manos esos nombramientos.
Amarran a la Secretaría ejecutiva
Así las cosas, una vez más los consejeros del Ople quedaron en ridículo, porque el tribunal federal volvió a echar abajo las decisiones que tomaron; en ese sentido, los magistrados federales que ordenaron reponer el procedimiento y nombrar a un nuevo secretario ejecutivo del órgano electoral veracruzano dieron la razón a los partidos que promovieron el recurso.
Esos partidos, PAN y PRD, trataron de evitar que un actor que ha sido criticado por sus vínculos con el gobierno estatal ocupe una posición tan importante en la organización del proceso.
Hay que recordar que el Artículo 27, referente a los órganos ejecutivos, del Reglamento Interior del Organismo Público Local Electoral, establece que entre las atribuciones del Secretario Ejecutivo se encuentran ejecutar y supervisar los acuerdos del Consejo y de la Junta; coordinar el desarrollo de las actividades del Programa de Resultados Electorales Preliminares, PREP; tomar las medidas conducentes para requerir a las autoridades competentes la entrega de pruebas que obren en su poder, estableciendo las medidas de resguardo de la información; y recibir los avisos de recuento de votos en la totalidad de las casillas en los distritos o municipios en los que se acrediten los supuestos legales previstos en el artículo 223 del Código; entre otras.
En ese contexto, la intención evidente de los partidos que se inconformaron con el nombramiento de Roa Morales fue reducir riesgos y amarrar la manos al titular de un espacio que en un proceso tan cerrado y competido como el veracruzano podría inclinar la balanza.
La experiencia de Chiapas
Harían bien los consejeros electorales del Ople de Veracruz en observar el reciente caso registrado en el órgano electoral chiapaneco, de donde fueron cesados todos los integrantes del Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana.
Este miércoles, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación acataron la recomendación del Instituto Nacional Electoral, INE, y determinaron separar de sus cargos a todos los funcionarios electorales, que son despedidos y señalados por una conducta inepta y negliente; el motivo: permitieron que no se respetaran los criterios de paridad de género.
Originalmente, el consejo general del INE aprobó la remoción, en febrero pasado, de tres de los siete consejeros electorales de dicha entidad, donde se organiza el proceso para renovar los 122 ayuntamientos y las 41 diputaciones locales. Este miércoles, el tribunal fue más allá y determinó remover absolutamente a todos.
Así las cosas, bien harían los consejeros del Ople veracruzano en poner sus barbas a remojar, porque la orden que recibieron de los tribunales, sobre nombrar a un nuevo secretario ejecutivo, no es la primera, sino la tercera; lo cierto es que a tres semanas de los comicios, el órgano electoral no tiene al responsable de esa sensible área.
El PAN, tras las sotanas de la Iglesia
Este jueves se llevó a cabo un debate entre candidatos a la diputación local por el distrito de Veracruz, organizado por una estación de radio del Puerto; ahí, el abanderado de Morena, Alberto Bacxi, tundió al panista Bingen Rementería, a quien acusó de defender preceptos de ultra derecha, que convienen sólo a la Iglesia Católica, como la prohibición del matrimonio entre personas de un mismo sexo y su oposición férrea al aborto.
Durante su intervención, además de señalar al hijo del diputado local, Julen Rementería, de representar a la derecha recalcitrante y retrograda, el de Morena también sacó sus trapos al sol al candidato a gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, a quien llamó inmoral y defraudador.
De esa forma, el candidato de Morena se le fue a la yugular al panista; Rementería, por su parte, ni las manos metió y salió del debate con la etiqueta de un producto chatarra de la política. @luisromero85