Lo que ocurre en el estado de Tamaulipas en materia de inseguridad resulta tan dramático como lamentable. Únicamente durante los primeros tres meses del presente año, en la entidad gobernada por Edigio Torre Cantú, parte de la región Huasteca, se denunciaron más de 6 mil 400 delitos que, por supuesto, no reflejan ni se acercan a la magnitud del problema que representa la delincuencia.
Esa situación ha encendido los focos de alarma no sólo entre el sector empresarial tamaulipeco, sino también en el entorno político.
Recientemente, los empresarios de esa entidad alertaron sobre el problema de la delincuencia en una zona en la que comparten límites territoriales Veracruz, Tamaulipas e Hidalgo, región que por años se ha considerado como sumamente conflictiva en materia de inseguridad.
El pasado 24 de abril, por ejemplo, los temas centrales del debate entre los candidatos al gobierno tamaulipeco se relacionaron, precisamente, con la inseguridad, la confiabilidad de las corporaciones policiacas y el combate a la impunidad.
Al igual que en Veracruz, en el debate de Tamaulipas prevalecieron las descalificaciones y las acusaciones; allá, sin embargo, fueron más lejos, porque hubo señalamientos contra el candidato panista, José Francisco García Cabeza de Vaca, por presuntos antecedentes criminales y por el dudoso origen de sus recursos, algo parecido a lo que se observó en el debate veracruzano y en la férrea campaña que enfrenta el aspirante panista al gobierno de Veracruz.
Un par de semanas antes del mencionado debate, el presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, declaró a medios nacionales que la inseguridad que se registra en el ámbito nacional no pone en riesgo las elecciones que se desarrollan en 14 entidades.
En su declaración a la prensa, Lorenzo Córdova se refirió específicamente a los índices delictivos de Chihuahua –y particularmente de Ciudad Juárez–, donde se han registrado, en procesos anteriores, problemas derivados de la actividad delincuencial en esa entidad.
El consejero presidente del INE no habló de Tamaulipas o Veracruz, estados que son considerados como un motivo de preocupación por el Sistema Nacional de Seguridad Pública pero que no se acercan a la magnitud del problema que se registra en Chihuahua, donde los índices de los delitos totales superan los que registran, juntos, los citados estados del Golfo de México.
Pues bien, el tema de inseguridad en Tamaulipas y sus implicaciones en las elecciones volvió a ser noticia este sábado, cuando el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional, Manlio Fabio Beltrones Rivera, anunció que el tricolor retiró la candidatura a los abanderados a las presidencias municipales de Mainero, Luis Cesáreo Aldape Lerma; Villagrán, Gustavo Estrella Cabrera; e Hidalgo, Reyes Zúñiga Vázquez, quienes serán expulsados del partido por que, presuntamente, fueron comprados o amenazados por la delincuencia organizada.
Apuntó Beltrones que esos tres ex candidatos priistas fueron amenazados, chantajeados o comprados por el crimen y que, en virtud de ello, sus registros ante el órgano electoral local serán cancelados por el partido.
En ese contexto, tanto la Confederación Patronal de la República Mexicana, Coparmex, como los partidos de la Revolución Democrática y del Trabajo advirtieron sobre un enrarecimiento del entorno político tamaulipeco; de igual manera, el líder perredista en la entidad, Alberto Sánchez Neri, sostuvo que los municipios mencionados por Manlio Fabio Beltrones no son los únicos que enfrentan los problemas relacionados con la influencia de la delincuencia organizada en las campañas, sino que en otros, como Gustavo Díaz Ordaz y Mier, sus candidatos informaron que no continuarían en la contienda por situaciones parecidas.
El punto es que en el estado de Tamaulipas, los problemas derivados de la inseguridad y la delincuencia han contaminado las campañas políticas.
Tamaulipas y Veracruz, similitud y riesgo
Así las cosas, lo peor que podría ocurrir en Veracruz es un escenario parecido al tamaulipeco en la contienda por la gubernatura y las diputaciones locales, sobre todo porque en la comparación entre esa entidad y la veracruzana, los números de la incidencia delictiva son muy similares; por ejemplo, del periodo que va de enero a marzo del presente año, en Tamaulipas se cometieron 4 mil 404 delitos, mientras que en Veracruz fueron más del doble, 9 mil 357.
En robos totales, los números son prácticamente iguales: 3 mil 523 en Tamaulipas y 3 mil 618 en Veracruz; por otro lado, hay más homicidios en el segundo, 310 contra 242.
La desproporción en la casilla de las lesiones es enorme: en Veracruz se reportaron 864, mientras que en el estado vecino fueron 261; en los secuestros están muy parejos, 31 y 33.
Eso es en fuero común; en el fuero federal, durante el primer trimestre del presente año fueron 860 ilícitos en Veracruz, mientras que en Tamaulipas la cifra se ubicó en 695.
Por supuesto, habrá quien apunte que la población de estas dos entidades es un factor que no debe omitirse, pues mientras el estado gobernado por Javier Duarte tiene más de 8 millones 112 mil habitantes, Tamaulipas no llega a 3 millones y medio. Lo cierto es que ante el problema delictivo que caracteriza a esos dos estados, resulta altamente probable que ese tema sea uno de los puntos para el análisis, en el marco de las contiendas y los resultados. @luisromero85