«En Gillespie parecen existir dos personajes dentro del mismo hombre –sostienen Gérard Arnaud y Jacques Chesnel en su libro Los grandes creadores del jazz-: uno, el trompetista, un formidable técnico y virtuoso, poseedor de una sonoridad admirable, capaz de alcanzar las más altas cimas del sobreagudo, auténtico revolucionario convertido, con Charlie Parker, en uno de los principales creadores del estilo be-bop e innovador serio y exigente; y el otro, el showman extravagante (Dizzy), cantante divertidísimo y extraordinario animador de apariencia excéntrica». Gillespie fue, además, iniciador, junto con Charlie Parker, Max Roach, Bud Powell y Thelonious Monk, del movimiento del be-bop, fundador de las big band de ese estilo, pionero en la introducción de los ritmos afro-cubanos a este tipo de formaciones y el primero en llevar al lenguaje jazzísitico Chega de Saudade, la pieza de Tom Jobim y Vinicius de Moraes considerada como el acta de nacimiento de la bossa nova (Ver: La bossa nova, esa chica de 56 años).

Dizzy Gillespie (Foto: Rincón del Blues)
Dizzy Gillespie (Foto: Rincón del Blues)

Su primer trabajo lo obtuvo en 1935, cuando apenas tenía 18 años, en la banda de Frank Fairfax, en Filadelfia. Ahí conoció al trompetista Charlie Shaver con quien hizo una buena amistad que inició con la admiración compartida por Roy Eldridge. Poco tiempo después, ambos partieron a Nueva York con la esperanza de integrarse a la banda de Lucky Millinder. Solamente Shaver lo consiguió, Gillespie, por su parte, logró integrarse a la banda de Teddy Hill. Durante la audición no paró de hacer chistes y locuras lo que le valió que Hill le pusiera el mote de Dizzy, término que, aunque Google se empeña en traducir como «mareado», en este contexto tiene la connotación de «alocado», «chiflado» o «locochón», como decimos en México.

«Me gusta la música. Me gusta la gente, y sobre todo me encanta hacerla reír, y hago exactamente lo que me gusta», dijo alguna vez, justamente esa vocación histriónica y ese gran carisma lo llevaron a ser embajador cultural de los Estados Unidos. Mediaba la década de los 50, eran los años de la Guerra Fría, el presidente Eisenhower creó el Fondo de Emergencia para Asuntos Internacionales cuya misión era llevar la cultura estadounidense al mundo para demostrar los beneficios de la libertad que confería el capitalismo a las expresiones culturales, en contraposición a las imposiciones del régimen soviético.

La propuesta le llegó a través del congresista de Harlem Adam Clayton Powell Jr. En ese momento, Gillespie estaba en la cima de su carrera y disponía de poco tiempo por lo que le pidió a Quincy Jones que armara y dirigiera la orquesta, y seleccionara el repertorio. Le recomendó que, dado que el Departamento de Estado quería mostrar que los Estados Unidos estaban «promoviendo la integración», la orquesta estuviera formada por músicos muy diversos: hombres, mujeres, blancos, negros, judíos y latinos.

Sobre el resultado, el productor francés Jacques Muyal, amigo cercano de Gillespie y actual poseedor de los derechos de las grabaciones de Norman Granz, comenta:

«La banda fue WOW como Dizzy me dijo una vez; cuatro arreglistas (Quincy, Melba Liston, Ernie Wilkins y Benny Golson) y con Phil Woods, Walter Davis, Charlie Persip (por nombrar algunos), hombres y mujeres, la sal y pimienta (blanco y negro). ¡Una banda de sueño!
Sin duda era la más bella presentación de la integración cultural americana.»

Otros de los músicos fueron: Ermet Perry (trompeta), Marty Flax (saxofón barítono), Melba Liston (trombón) y Billy Mitchel (saxofón tenor).

«Formada la agrupación con 16 elementos y orgulloso de ser el primer músico de jazz que representaría a su patria en una misión cultural –informa el portal Tango Reporter-, partieron. Luego de recorrer Europa y Oriente, al regresar, las noticias del apabullante éxito de esta gira que llegaban a las agencias de noticias norteamericanas fueron de tal magnitud, que hicieron que el Departamento de Estado volviera a encomendarle a Gillespie otra gira, esta vez a Sudamérica. Programada para comenzar el 25 de Julio de 1956, abarcaba las ciudades de Quito y Guayaquil (Ecuador), Buenos Aires (Argentina), Montevideo (Uruguay), y Río de Janeiro y Sao Paulo (Brasil), con posibles escalas a la vuelta en Chile, Perú, Colombia y Venezuela.»

Jacques Muyal, como comentaba, fue amigo muy cercano de Gillespie, incluso, según me comentó Raúl Gutiérrez, Dizzy murió en sus brazos pues en ese momento su mujer había salido y Muyal se quedó con él. Cuando Raúl Gutiérrez vivía en Cuba, Muyal fue a la Habana para hacer un video sobre la historia de Paquito D’Rivera. Se conocieron, se hicieron amigos y en una gira con el grupo de Amadito Valdés a Suiza (Muyal reside en Berna), se reencontraron y, entre otras cosas, se les ocurrió grabar el lado latino de Dizzy Gillespie.

A la PaladiumEl proyecto se concretó el año pasado con la grabación del disco A la Palladium, The Music of Dizzy Gillespie in Latin, firmado por Raúl Gutiérrez y su Big Band Cubana con Invitados. Más que una agrupación formalmente establecida, es una reunión de amigos en torno a ese proyecto musical, la mayoría son ex integrantes de Afro Cuban All Stars, grupo en el que militó Raúl Gutiérrez, y los otros son amigos cercanos de esta etapa xalapeña.

Los invitados son cuatro grandes personalidades del jazz: Paquito D’Rivera, Claudio Roditi, Romero Lubambo y Jason Jackson. En los solos participan, además, Daniel Smith, músico muy conocido en Xalapa porque ha participado varias veces en el Festival JazzUV; Policarpo «Polo» Tamayo, Rolando Luna, Amed Fernández, Marcelo Córdova, Jakub Dedina, trombonista checo que vive en esta ciudad desde 1999, año en que se integró a la Orquesta Sinfónica de Xalapa, y que ha participado en muchos proyectos jazzísticos de la escena local; y el propio Raúl Gutiérrez.

Sobre los arreglos, el productor comenta:

«Estos increíbles arreglos de la banda de Dizzy de 1955 se han tocado, a través de los años, de acuerdo con las partituras originales. Se nos ocurrió la idea de adaptar, en clave, algunos de los grandes arreglos que Dizzy tocó durante la gira de 1956. Horacio [González] hizo las adaptaciones y Raúl y su banda grabaron las piezas en Cuba, dejando espacio para que nuestros invitados de Nueva York pudieran desarrollar sus solos».

Horacio González aporta la mayoría de los arreglos pero también hay dos de Raúl Cabrera (I Can’t Get Started y The Champ) y uno de Tolly Ramírez (‘Round Midnight). En todos permea el sabor afrocubano pero sin perder el buqué de la época dorada del swing, en todos se privilegia el diálogo entre la orquesta y los solistas, y entre las diferentes secciones de la orquesta, para construir un discurso que resulta, a la vez, colectivo y personal.

La pluralidad del proyecto: una banda cuya base está formada por músicos cubanos a los que se suman músicos de diversas latitudes (de Xalapa se trasladaron Alonso Blanco, Jesús «Chucho» Rodríguez, Gerardo «Oaxaco» García, Marcelo Dufrane y Jakub Dedina), un líder que, aunque es ciudadano del mundo es chileno de nacimiento, y un productor francés, hacen de él un digno homenaje a las giras con las que hace 60 años Dizzy Gillespie sedujo al mundo.

El disco puede escucharse en su totalidad, de manera gratuita, a través de Spotify (dejo la liga al final) y adquirirse a través de iTunes.

La banda está formada por:

  • Trompetas: Lázaro Oviedo, Amaury Dilout, Ángel «El Niño» Chapotín y José Vergara
  • Trombones: Antonio Leal, Jakub Dedina y Alex García
  • Saxofones: Cristian Serrano (Alto), Alejandro Orellana (Alto), Eliana Müller (Tenor), Ricardo «Cheo» Martínez (Tenor) y Raúl Gutiérrez (Barítono)
  • Flautas: Inés Rodríguez, Enrique Manzano y Felipe Borquez
  • Bajo: Marcelo Córdova y Marcos Godoy en Night in Tunisia
  • Piano: Alonso Blanco
  • Batería: Jesús «Chucho» Rodríguez y Alfonso «Poncho» Valdés en Night in Tunisia
  • Timbales: Roberto «Papo» Toro
  • Congas y percusiones: Johanes Bonat y Gerardo «Oaxaco» García
  • Guitarras: Rodrigo «Papa Mambo» Muñoz, en Groovin’ Hight, y Amed Fernández en The Champ
  • Violines: Marcelo Dufrane, Michael Dufrane y Adolfo Lasaga
  • Viola: Vincent Casanave
  • Cello: Mary Lou Richarson
  • Invitados: Paquito D’ Rivera, Claudio Roditi, Romero Lubambo, Jason Jackson, Daniel Smith, Rolando Luna, Polo Tamayo

Los temas son:

  1. Birk’s Works (Solos: Claudio Roditi y Paquito D’Rivera)
  2. A Night in Tunisia (Solos: Daniel Smith y Polo Tamayo)
  3. Buster Rides Again (Solos: Claudio Roditi y Paquito D’Rivera)
  4. Chega de Saudade (Solo: Romero Lubambo)
  5. Groovin’ High (Solos: Paquito D’Rivera y Rolando Luna)
  6. I Can’t Get Started (Solos: Claudio Roditi)
  7. Jordu (Solos: Claudio Roditi & Paquito D’Rivera)
  8. ‘Round Midnight (Solos: Raúl Gutiérrez)
  9. The Champ (Solos: Jason Jackson y Amed Fernández)
  10. Stella by Starlight (Solos: Jakub Dedina)
  11. Stablemates (Solos: Raúl Gutiérrez)
  12. Tour de force (Solos: Marcelo Córdova)
  13. Yesterdays (Solos: Jason Jackson)

A la Palladium es un disco para degustar y, sobre todo, para bailar.

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