Dicen que el amor y el dinero no se pueden ocultar y eso alcanza para la política. Con dos semanas de campañas electorales rumbo a la gubernatura, el tema de la corrupción ha sido el más mencionado, no solo porque todos lo han puesto en uno de los lugares centrales de sus programas de gobierno, sino porque ha servido para protagonizar los ataques verbales más encarnizados entre los candidatos.
Miguel Ángel Yunes Linares, de la coalición PAN-PRD, comenzó su andadura proselitista presentando ante la Fiscalía General del Estado una denuncia penal contra el gobernador Javier Duarte de Ochoa por desvío de recursos, sustentada en presuntas pruebas de propiedades millonarias en el país y el extranjero, resaltando un rancho en Valle de Bravo, en el Estado de México, que –parafraseando al Peje– no lo tiene ni Obama.
El efecto mediático de esta denuncia fue inmediato, sobre todo en el ámbito nacional, y hubiera sido definitivo para las aspiraciones de candidato priista Héctor Yunes Landa, a quien se le transfieren todas las culpas de su compañero de partido, de no ser porque ese mismo día se reveló el primer contenido de la investigación internacional denominada Panamá Papers (avalada en México por la revista Proceso y el portal Aristegui Noticias) que dio cuenta de la participación de su hijo Omar Yunes Márquez en la gestión de una empresa offshore en Nueva Zelanda, en que se invertirían millones de dólares para, aparentemente, evadir al fisco.
Podría parecer que las revelaciones contenidas en millones de documentos de la empresa panameña Mossack Fonseca, filtrados a un diario alemán, fueron manipuladas por el PRI y, en particular, por el gobierno veracruzano, para restarle impacto a la denuncia del candidato panista en contra de Duarte.
Ya sabemos que ello no fue así y que los efectos en México involucran a 33 personas, entre ellos el hijo de Miguel Ángel y su nuera, además de empresarios y exfuncionarios, algunos de ellos ligados al presidente Enrique Peña Nieto.
La negativa del candidato panista a reconocer que su hijo está involucrado en el escándalo de los Panamá Papers (lo que fue desmentido de inmediato por la revista Proceso) abrió un margen muy amplio para el sospechosismo, para generar dudas sobre el genuino interés del expriista en combatir la corrupción y en observar una lasitud frente a acusaciones que lo involucran a él y a su familia.
Por supuesto, las denuncias presentadas por Yunes Linares contra Javier Duarte deben ser analizadas y, en su caso, generar una respuesta de la Fiscalía General sobre su veracidad, con base en una investigación ministerial seria, aunque ya sabemos que serán en sentido exculpatorio. Lo que debe rescatarse es que todos deben medirse con la misma vara.
Héctor Yunes, entre la espada y la pared
Para Héctor Yunes Landa, por su parte, el tema de la corrupción es una espinosa penca de nopal. Aunque ha mostrado que su fortuna personal y el de sus familiares directos puede ser comprobable como producto de sus años como funcionario en el sector público, como abogado y como congresista, lo cierto es que no podrá dar garantía de que actuará de forma diferente a como se han comportado los tres últimos gobernadores postulados por su partido y los miembros de sus gabinetes, si no los denuncia y promete castigarlos con la ley en la mano.
Y en ese tema se encuentra entre la espada y la pared. Postulado contra la voluntad del gobernador veracruzano, Héctor Yunes evitó al máximo durante su precampaña y primeros días de su campaña referirse con la misma severidad como lo había hecho cuando buscaba la candidatura, a los evidentes actos de corrupción que han llevado a Veracruz a un sobreendeudamiento público, un nulo avance en materia de obra pública, al recrudecimiento de la violencia y la impunidad, y al crecimiento de la pobreza y la marginación.
Pero si quiere ganar la contienda, tiene que entrarle con fuerza a los temas que laceran a los veracruzanos. Por ello, tal vez, en los últimos días ha vuelto al discurso crítico contra Javier Duarte, reconociendo la grave situación en que se encuentra la entidad gracias al mandatario emergido de su partido.
El sábado pasado, en un encuentro con jóvenes del PRI, celebrado en Boca del Río, reconoció que Veracruz está harto de la corrupción, refiriéndose a Duarte, y prometió que en su gobierno no habrá espacio para la corrupción.
Pero también hizo un alto para señalar que su contrincante de la coalición PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares, no ha podido explicar cómo se convirtió en uno de los veracruzanos más ricos: “Miguel Ángel Yunes Linares ha probado estar sucio porque oculta sus bienes, niega el nombre de sus hijos y quiere enterrar su pasado porque pertenece a la cultura de la simulación”.
Prometió llevar a prisión a los corruptos con la modificación de la Ley de Responsabilidades Administrativas para inhabilitar de por vida a los servidores públicos corruptos, y que garantizará que cada peso que se desvió se devuelva a través de la Ley de Extinción de Dominio; para ello, pondrá en marcha un Comité Ciudadano Anticorrupción. “Y lo más importante, sabrán con cuánto entramos y con cuanto salimos”.
¿Quiénes han presentado su declaración 3 de 3?
Sobre el tema de las cuentas claras, este domingo empresarios y ciudadanos en Xalapa expresaron su demanda de que todos los candidatos a la gubernatura transparenten sus recursos, los que tienen como fortuna personal, para saber si durante su ejercicio no aprovecharán los recursos públicos para enriquecerse.
Aunque ha sido utilizado incluso como estrategia electoral, no todos los candidatos registrados han presentado su declaración 3 de 3. Hasta el momento, falta que las presenten Cuitláhuac García Jiménez, de Morena; Alba Leonila Méndez Herrera, del Partido del Trabajo, y Alejandro Vázquez Cuevas, del Partido Encuentro Social.
Quienes ya presentaron ante el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) sus declaraciones patrimonial, fiscal y de intereses son Armando Méndez de la Luz, del Movimiento Ciudadano, y Juan Bueno Torio, candidato independiente.
El priista Héctor Yunes Landa hizo lo propio incluso desde que era precandidato, y presentó la de su esposa y sus tres hijos.
Lo que llama la atención es que el candidato del PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares, haya presentado su declaración 3 de 3 de manera parcial y llena de inconsistencias, por lo que el grupo de xalapeños le exigen que sea transparente, sobre todo ante tanta anomalía a su alrededor por los señalamientos de desvío de recursos ante el ISSSTE y los Panamá Papers con su hijo menor.
No la tiene fácil El Cisne
Nadie podría haber dicho que el retorno de Alberto Silva Ramos a la Coordinación General de Comunicación Social del Gobierno del Estado iba a ser tersa y sencilla. Pese a que la gestión de quien lo sustituyó y a quien relevó, Juan Octavio Pavón, se distinguió por poner orden y concierto en esa oficina, a la que dejó endeudada la primera vocera Gina Domínguez, lo cierto es que las cosas con la prensa estatal y nacional cruza por uno de sus momentos más críticos.
El obstáculo para el diputado federal en su encargo es que, a unos meses de concluir este gobierno, el mayor problema del gobernador Javier Duarte, como señala el columnista Carlos Ramírez, no es de imagen política sino de conducta política y de gestión de crisis de gobierno.
Podrá ser ventajoso para el tuxpeño el que tenga toda la confianza de su amigo, a quien le echa la mano por segunda ocasión en un área tan sensible como la comunicación social, sólo si con ello puede no solo buscar estrategias mediáticas para contener las críticas que se prodigan en la prensa local y nacional, sino para reorientar en lo que se pueda las políticas públicas en el último tramo del gobierno.
Ni duda cabe que Silva Ramos ha tenido ya varias pruebas difíciles para demostrar que es un duro escudo para contener el golpeteo mediático y político a que ha sido sometido Javier Duarte de Ochoa. No solo lo hizo cuando fungió como vocero hace unos meses, al sustituir a una Gina Domínguez negada absolutamente para el diálogo, sino también cuando operó efímeramente como dirigente estatal del PRI, tiempo en el que siempre tuvo respuestas a las críticas contra el gobierno estatal sobre diferentes temas.
Habrá que verlo actuar ahora en que tiene a un gobernador arrinconado no solo por los medios estatales y nacionales, sino por los propios candidatos a sucederlo, incluido el de su partido, con márgenes de maniobra muy acotados en las siguientes seis semanas por la veda electoral. Si la libra, habrá adquirido un buen prestigio en el ámbito estatal y nacional.
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