«El artista se forja en ese perpetuo ir y venir de sí mismo hacia los demás, equidistante entre la belleza, sin la cual no puede vivir, y la comunidad, de la cual no puede desprenderse. Por eso, los verdaderos artistas no desdeñan nada; se obligan a comprender en vez de juzgar. Y si han de tomar partido en este mundo, solo puede ser por una sociedad en la que, según la gran frase de Nietzsche, no ha de reinar el juez sino el creador, sea trabajador o intelectual», afirmó Albert Camus en su discurso de aceptación del Premio Nobel, en 1955. Siete años antes había escrito Estado de Sitio, drama construido sobre las bases de su novela del año anterior, La peste, con la diferencia de que ahí la peste no la constituye una epidemia sino el yugo de los gobierno totalitarios y fascistas que asolaba a Europa.

Estado de Sitio (Foto:  Mac Ilhui)
Estado de Sitio (Foto: Mac Ilhui)

El año pasado, Producciones Cañandonga hizo una puesta en escena de Estado de Sitio (Ver: Habrá Estado de Sitio en Xalapa: Producciones Cañandonga) con una adaptación simbólica a nuestra realidad actual, la peste, según la visión de Enrique Cancio, adaptador y director de la obra, representa los males que nos asedian, lo mismo el crimen organizado que los sectores castrenses, policiales, políticos y gubernamentales coludidos con él. La peste, desde esta óptica, está constituida por el crimen, la corrupción, la impunidad.

Producciones Cañandonga ha retomado este montaje y volverá a presentarlo el viernes 15 de abril, a las 20:00 horas, en Caramba Teatro ubicado en Privada 18 de Marzo 39, Col. Burócratas, de esta ciudad.

El elenco de la puesta en escena está constituido por:

  • Andrés Sánchez Rodríguez: Nada, Actor y Astrólogo.
  • Julio César Hernández: El poder.
  • Sandra Cessa: La mujer.
  • Fernando Mendoza: El hombre.
  • Lily Márquez: El pueblo.
  • Estela Lucio: La funcionaria.
  • Estela Lucio: Coreografía y producción.
  • Enrique Cancio: Dramaturgia y dirección.

Por su pertinencia y su calidad estética, Cancio ha incluido el texto Estamos hasta la madre que publicó Javier Sicilia hace ya cinco años, en abril de 2011, tras el atroz asesinato de su hijo. Cito un fragmento:

«Estamos hasta la madre de ustedes, políticos –y cuando digo políticos no me refiero a ninguno en particular, sino a una buena parte de ustedes, incluyendo a quienes componen los partidos–, porque en sus luchas por el poder han desgarrado el tejido de la nación, porque en medio de esta guerra mal planteada, mal hecha, mal dirigida, de esta guerra que ha puesto al país en estado de emergencia, han sido incapaces –a causa de sus mezquindades, de sus pugnas, de su miserable grilla, de su lucha por el poder– de crear los consensos que la nación necesita para encontrar la unidad sin la cual este país no tendrá salida; estamos hasta la madre, porque la corrupción de las instituciones judiciales genera la complicidad con el crimen y la impunidad para cometerlo; porque, en medio de esa corrupción que muestra el fracaso del Estado, cada ciudadano de este país ha sido reducido a lo que el filósofo Giorgio Agamben llamó, con palabra griega, zoe: la vida no protegida, la vida de un animal, de un ser que puede ser violentado, secuestrado, vejado y asesinado impunemente; estamos hasta la madre porque solo tienen imaginación para la violencia, para las armas, para el insulto y, con ello, un profundo desprecio por la educación, la cultura y las oportunidades de trabajo honrado y bueno, que es lo que hace a las buenas naciones;

Estado de Sitio (Foto:  Mac Ilhui)
Estado de Sitio (Foto: Mac Ilhui)

estamos hasta la madre porque esa corta imaginación está permitiendo que nuestros muchachos, nuestros hijos, no solo sean asesinados sino, después, criminalizados, vueltos falsamente culpables para satisfacer el ánimo de esa imaginación; estamos hasta la madre porque otra parte de nuestros muchachos, a causa de la ausencia de un buen plan de gobierno, no tienen oportunidades para educarse, para encontrar un trabajo digno y, arrojados a las periferias, son posibles reclutas para el crimen organizado y la violencia; estamos hasta la madre porque a causa de todo ello la ciudadanía ha perdido confianza en sus gobernantes, en sus policías, en su Ejército, y tiene miedo y dolor; estamos hasta la madre porque lo único que les importa, además de un poder impotente que solo sirve para administrar la desgracia, es el dinero, el fomento de la competencia, de su pinche ‹competitividad› y del consumo desmesurado, que son otros nombres de la violencia.
«De ustedes, criminales, estamos hasta la madre, de su violencia, de su pérdida de honorabilidad, de su crueldad, de su sinsentido.»

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