La maestría en Bruselas, el Festival de Jazz de Tamaulipas, el primer disco y la situación de la violencia en el norte son los temas de esta segunda parte de la conversación con Roberto Sánchez Picasso
No me desampares, ni en el norte, ni en maestría
Me regresé, estuve en Ciudad Victoria unos meses dando unos conciertos, fui a Morelia y di unas clínicas y luego ya dije bueno, voy a regresar a ver si ya me siento mejor. Fui a Holanda, me invitaron a hacer la maestría en la escuela pero en ese momento se acabaron los subsidios y ya estaba muy cara entonces dije si me dejan trabajar y estudiar, pues bueno pero no se podía, me fui a Bruselas y allá me aceptaron en la Maestría de Jazz.
Estuve un año ahí, estuvo muy padre, también hay muy buenos maestros y la ciudad también tiene una onda muy padre de jazz.
En Holanda hay mucha tradición de jazz, ya llevan muchos años con el Festival del Mar del Norte y muchos músicos de jazz van para allá. Es un país que le invirtió mucho a la educación (todavía le invierten pero antes más), tienen hasta 14 conservatorios en un país muy chiquito, del tamaño de Colima, y casi todos tienen departamento de jazz entonces ya hay muchos profesionales del jazz. En Bruselas pasa algo muy parecido porque también tienen muchos años invirtiéndole a la educación, hay menos conservatorios y menos escuelas de jazz, como cuatro, pero ahí está concentrado el movimiento de Bélgica. Ahí estuve con Fabien Degryse, un maestro de guitarra, y también estuve tocando, vivía en una casa con tres amigos franceses y formamos un cuarteto, eran un baterista, un contrabajista, un saxofonista y yo con la guitarra. Me tocó estar en el Maratón de Bruselas y también fue una experiencia muy buena porque había mucho nivel en la ciudad y el ambiente se presta mucho para tocar.
No hay Festival que por bien no venga
En las vacaciones vine a arreglar mi visa a Ciudad Victoria, cambió el gobierno de Tamaulipas y, en la Secretaría de Cultura, nombraron Director de Festivales al maestro Sergio Cárdenas, el director de orquesta. Mi amiga Ada Beltri entró a trabajar con él y él le comentó que quería hacer un festival de jazz y que le gustaría que lo coordinara alguien de allí. Ella me recomendó a mí, fui, me entrevistó, le llevé un proyecto y me invitó a coordinar el festival.
Me regresé a Bélgica y empecé a coordinar todo en línea, en el verano regresé para realizar el festival, era en agosto pero me vine desde principios de julio o finales de junio. Fue el primer festival de jazz que se hizo en Tamaulipas y se hizo en cinco ciudades: Tampico, Ciudad Victoria, Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo. Fue una experiencia bonita para mí, aprendí muchas cosas y conocí mucha gente y una cosa buena es que se siguió haciendo.
Yo venía regresando de estudiar y con muchas ilusiones de hacer cosas en México y qué mejor que intentarlo en mi tierra. Yo miraba como modelo, precisamente, lo que había pasado aquí en Xalapa, ese año comenzó aquí la licenciatura y yo pensaba si empezamos hacer festivales y hacemos talleres y cursos, lo más probable es que los chavos aprendan y que empiecen a tocar jazz y, obviamente, se genere un público. El festival se hizo, con muy poco presupuesto, alrededor de eso, se invitaron músicos nacionales: Iraida Noriega, un grupo que se llamaba Mole Quartet formado por Hernán Hecht, Mark Aanderud y Luri Molina y como invitado especial llevaban al guitarrista David Gilmore, también fue un saxofonista de Dinamarca que se llama Jakob Dinesen, su gobierno nos apoyó con la mitad de los boletos de avión. También buscamos a muchos músicos locales para que participaran, invitamos a Ramiro González, que es de allá, y a varios más.
Yo vine aquí a Xalapa a un Jazz Fest en el 2002 o 2003, vinieron Rafa Alcalá, Gil Cervantes y otros alumnos de Berklee. Estaban Víctor Mendoza, Antonio Sánchez y Fernando Huergo. Me acuerdo que me impresionaba mucho cómo tocaba Rafa y me llamaba la atención que fuera de Tamaulipas (de Nuevo Laredo) entonces, como la idea era hacer talleres y con el nivel tiene pues no podía no invitarlo. No nos conocíamos personalmente pero lo contacté por internet, lo invité y me contestó muy amable. La idea era también invitar a Víctor Mendoza pero él ya estaba de lleno en el proyecto de Berklee Valencia y no se pudo concretar. A Rafa se le invitó al seminario y también a tocar en el Festival y fue con dos músicos, Pablo Bencid y Panagiotis Andreu, ellos iban a ser la base de profesores, además se invitó a Iraida [Noriega] a dar las clases de canto, a Juan Alzate para las de saxofón y yo di las de guitarra.
Para todo mal, un Festival
Eso fue en 2011, en ese tiempo la violencia estaba muy fuerte, muy fea yo estuve trabajando y me acuerdo que era un miedo salir a la una de la mañana de tocar y ver las calles vacías y saber que quién sabe si ibas a llegar a casa.
Había soldados por todos lados y ellos también tenían miedo, estaba horrible y la idea de los festivales era aminorar esas cosas con arte. Normalmente en el norte lo que se escucha es música norteña, tex-mex, música tropical o la música comercial, nunca había habido espacios para el jazz y menos un festival pero la gente fue y la respuesta fue increíble, en todas las ciudades hubo muy buena respuesta pero, por ejemplo, Ramiro tocó en Matamoros cuando comenzaba su proyecto de música tradicional con jazz y le fue increíble, la gente estaba ávida de escuchar cosas diferentes.
El maestro Cárdenas, aparte de ser un gran músico, director y compositor, tiene un sentido idealista social pero cuando las ideas están encima de los beneficios personales, a los políticos no les gusta. Hay muchos intereses, hay presupuestos y no les gusta cuando no hay manera de echar mano de ahí, por esa situación el maestro renunció a la Dirección de Festivales y yo no podía decirle váyase y yo me quedo a trabajar con estos entonces, por ética y por amistad, yo también renuncié. Estábamos a dos meses del Segundo Festival, pensábamos invitar a Magos Herrera y a muchos músicos y cuando empezaron a decir quita esto, quita esto y quita aquello nos fuimos porque ya no era algo real.
El Norte
Cuando terminó el Primer Festival yo ya había hecho mis trámites para poder regresar a Bélgica pero la vista tardo muchísimo tiempo, se equivocaron y no me la dieron, cuando volví a hacer el trámite llegó muy tarde, después de las inscripciones en Bruselas, y ya no me pude ir ese semestre, en la escuela me dijeron regresa el otro año. Me quedé unos meses en Ciudad Victoria a trabajar y al otro año me fui a grabar mi disco con mi trío que estaba en Holanda, lo formé con dos músicos que conocí allá, MIhail Ivanov, contrabajista y Srdjan Ivanovic, baterista.
Grabamos en Bélgica, en mayo del 2012, con un ingeniero que se llama Max Bolleman, él es ingeniero de muchos discos de una disquera holandesa que graba muchos músicos de Nueva York que se llama Criss Cross Records.
El disco se llama El Norte y está hecho con una recopilación de canciones que escribí mientras estaba allá, algunos temas son de vivencias, ya ves que uno le pone nombre a las piezas según lo que vive o lo que siente, y en otras trataba de hablar de lo que sucedía aquí en México, en el norte. Todavía hay muchos problemas en el norte pero en ese momento estaba fatal, yo estaba allá y me preocupaba mucho mi familia, mis amigos, mi hermano que estaba chavo.
En ese tiempo se pensaba allá en el norte están locos, todos quieren ser narcos y se están matando entre todos y no es cierto, la mayoría de la gente es buena, como en todos lados, pero se catalogaba la situación como una cosa general y nadie hablaba del sufrimiento de la gente. Me acuerdo que un día estaba en mi casa con mi papá comiendo y hablando como estamos hablando ahorita y de pronto escuchamos una balacera con metralletas de calibre grueso, era una cosa horrible, ni te imaginas eso. En Ciudad Victoria apenas comenzaba pero había ciudades que llevaban años así, Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, muchos empresarios y mucha gente se fue.
Yo me acuerdo que en mis tiempos, cuando salías, los papás te decían te quiero aquí a la una de la mañana o a las dos pero en ese momento las cosas cambiaron porque cerraron todos los lugares nocturnos, las fiestas eran en casas de los amigos y los papás ya no te decían regresas a las dos, te decían te quedas allí y regresas mañana porque en la noche era la tierra de nadie. A los chavos les cambió la vida porque no podían tener una vida normal, hacer cosas tan simples como salir con tus amigos y tomar una copa, bailar, ir conciertos, hacer actividades de esparcimiento. A mí me preocupaba mucho porque mi hermano estaba chavo y mi familia estaba ahí y no sabes quién es quién, no sabes quién está con los unos o con los otros.
Entonces el disco, en parte, se llama así por toda esta onda del norte, incluso hay una pieza que habla de que me gustaría que el mensaje es que también hacemos cosas, también tenemos músicos, artistas, actores, pintores, hay gente que escribe, hay gente que hace cine, no solo pasan cosas malas. Esa es una de las razones por las que se llama así, la otra es que, en las brújulas, el norte te dice en dónde estás y te recuerda a dónde tienes que ir entonces era como una metáfora sobre eso, sobre saber siempre de dónde eres y para ir a donde vayas, tienes que saber en dónde está tu norte, tienes que saber quién eres y recordarlo, eso, para mí, era una cosa simbólica.
Shirt’s blues
Acabando de grabar el disco me regresé, no acabé la maestría porque ya se me hacía muy complicado pagar la escuela, estar allí, pagar la renta y todo eso.
Me regresé y me quedé a trabajar en el DF, ahí estuve tocando con Tavo Nandayapa y con varios amigos y, sobre todo, conociendo un ambiente que yo no conocía porque nunca había vivido en el DF y no conocía a los músicos de jazz, solo conocía a los que vemos en los festivales pero hay muchos músicos allá que han estudiado, que son producto de la Escuela Superior de Música pero no solo eso, también hay muchos que no estudiaron en una escuela pero que también son grandes músicos.
Estuve un año tocando y dando clases en una escuela de la que nos corrieron por una tontería. Teníamos que llevar uniforme y un día el baterista nos dijo que si podíamos cambiarnos la camisa para hacer un video para buscar trabajo, dijimos que sí, grabamos y bajando que nos corren (risas), yo iba a cumplir con mi trabajo, nunca pensé que eso iba implicar que nos despidieran. Me fui diciendo ¿y ahora qué voy a hacer? Estaba en eso y, a la semana, me llama Rafa Alcalá, ya me había dicho meses antes que a lo mejor necesitaban aquí un profesor de guitarra que tuviera estudios de jazz y que fuera mexicano para que no hubiera tanto problema con los papeleos, yo le había dicho que sí, que yo estaba dispuesto y que me gustaría mucho. Cuando pasó eso me llamo Rafa justo a tiempo porque yo acababa de dejar de trabajar en otro lugar. Empecé a venir aquí, a JazzUV, el 3 agosto de 2013.
PRIMERA PARTE: El norte, donde las noches oyeron…