Dicen que no hay peor ciego que aquel que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere escuchar, y esto le viene como traje a la medida al gobierno federal que se ha empeñado en sostener a Javier Duarte de Ochoa en la gubernatura de Veracruz, a pesar de que es el peor activo que tiene el PRI y se ha convertido en un lastre para el candidato Héctor Yunes Landa.
La pregunta es en serio, ¿qué les sabe este señor a Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong y Manlio Fabio Beltrones que se empeñan en sostenerlo contra viento y marea? ¿De qué secreto bochornoso y vergonzoso es testigo el gobernador del estado?
Y es que sólo así se explica uno que un individuo que ya perdió el control de la entidad y que tiene a Veracruz hecho un desastre continúe en su puesto.
El periodista Filiberto Vargas Rodríguez dice en su columna titulada “¿Con Javier, o sin él?”, que el sábado 12 de marzo, faltando pocas horas para que se realizara la Convención de Delegados que habría de ungir a Héctor Yunes como el candidato del PRI a la gubernatura, éste le habló a Javier Duarte para pedirle que no acudiera al evento a fin de “no encender los ánimos” con su presencia. Duarte le contestó que no había problema y que no asistiría.
La noche de ese sábado Héctor volvió a comunicarse con Javier para decirle que ningún diputado y tampoco los alcaldes habían confirmado su asistencia por lo que le pedía su apoyo en ese renglón.
Y aquí vino el desquite de Duarte que contestó textual: “No Héctor, te equivocas. Me pediste que no interviniera y no lo voy a hacer. Esto no es un juego. Tú decidiste asumir el peso de esta operación, asume también las consecuencias. Hasta mañana”.
El columnista, que transcribe textual las llamadas telefónicas entre ambos, asegura que el día de la Convención, tanto los diputados federales como los legisladores locales y los alcaldes, estaban reunidos en el lobby de la Torre Pelícano donde Duarte tiene un departamento. Que en ese momento sonó el celular de Juan Nicolás Callejas Arroyo y que contestó a un interlocutor no identificado: “Estamos aquí acompañando a nuestro gobernador, si él no va nosotros tampoco”.
Caray, qué valor el del maestro Callejas. Si el telefonazo se lo contestó a Manlio Fabio Beltrones, más temprano que tarde le pasarán la factura.
Faltando 30 minutos para el evento, Duarte salió de su departamento y dijo a quienes estaban en el lobby: “Señores, vamos a acompañar al candidato y a demostrar que, en la unidad, nuestro partido saldrá adelante”.
Filiberto Vargas remata su columna con este comentario: “Ya se había advertido antes en este mismo espacio. Héctor Yunes requiere de la estructura del PRI para salir adelante, y ésta la controla el gobernador. Qué bueno que ya caminen juntos”.
Si esto es cierto, ¡vaya poder el que tiene el señor gobernador!
Malo si en efecto Héctor Yunes le habló para pedirle semejante favor a sabiendas que Duarte lo mandaría por un tubo. Quien debió hablar con Javier era Osorio Chong o incluso el mismo Peña Nieto para ordenarle y exigirle que no impidiera a diputados y ni a los alcaldes asistir al evento.
Pero si no lo hicieron, qué poca autoridad política mostraron ambos ante un subordinado.
Si en efecto Héctor y Javier “ya caminan juntos”, es decir, si Héctor Yunes va a ir de la mano del sujeto más rechazado por los veracruzanos a buscar la gubernatura de Veracruz, que nadie en Los Pinos ni en el PRI se diga sorprendido si su abanderado pierde por paliza el próximo 5 de junio.