En la onceava de sus Tesis sobre Feuerbach, Carlos Marx afirma: «Los filósofos no han hecho sino interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo», sin que me la citara directamente, esa es la sensación que tuvo Miriam Díaz cuando se vio enredada en la madeja teórica de la economía política, carrera a la que ingresó en busca de herramientas para ejercer su vocación de servicio social. «Siento que siempre ha habido gente que se preocupa por desarrollar a nuestro país, que busca la igualdad y ayudar a las personas pero otra cosa es que realmente se haga; yo veía la biblioteca donde estaban los papers de mis maestros investigadores y había muchísimas investigaciones muy brillantes pero no se llevaban a cabo», concluyó antes de abandonar la teoría pura.
Los niños juegan para divertirse (válgaseme la perogrullada), el hecho de que jueguen fútbol no implica, en la inmensa mayoría de los casos, que vayan a ser futbolistas así como las clases de natación no los harán competidores olímpicos ni los bailables de la primaria, bailarines profesionales. En la infancia, para Miriam cantar era un divertimento, años más tarde descubrió que ahí, en su garganta, estaba el instrumento con el que podía ayudar a la sociedad. Comenzó así un peregrinar que la trajo hasta JazzUV, institución en la que estudia la Licenciatura en Canto.
Children’s Songs
Me llamo Miriam Díaz, soy del DF y creo que siempre he cantado, desde niña, pero por diversión. Mis papás no son músicos pero, como cualquier persona, tenían discos por ahí y los juegos de mi niñez eran agarrar los discos, ponerlos y aprenderme todas las canciones, cuando me las aprendía todas escuchaba otro y lo escuchaba hasta que me lo aprendía. También me gustaba grabarme, cuando iba a visitarme alguna amiga o algún familiar le decía ¿qué onda?, ¿cuál quieres cantar? y nos grabábamos, esos eran mis juegos. Mi mamá canta muy bonito, no es cantante pero lo hace muy bien y también con ella cantaba.
Me metía a concursos, me gustaba el karaoke pero nunca había pensado dedicarme a eso. Me gustaba mucho ir a la escuela y cuando iba a terminar la prepa y tenía que decidir qué iba a hacer de mi vida fue un momento difícil porque nunca te preguntan y hasta ese momento es que te toman en cuenta. Me gustaban mucho las matemáticas y todas las materias porque dedicaba tiempo a estudiar pero lo que más me interesaba era ayudar a las personas, yo quería hacer un cambio en mi país, no me gustaba ver gente pobre, ver injusticias, ver la desigualdad y pensaba que, con mi dedicación, debía hacer un cambio entonces pensé estudiar algo que pudiera enfocarse específicamente en pobreza o la distribución de la riqueza y pensé estudiar economía, como me gustaban las matemáticas y las ciencias sociales dije esa carrera es perfecta.
Kritik der politischen Ökonomie
Cuando salí de la prepa quería tomarme un año sabático porque estaba harta de la escuela, del estrés, de todo eso. Hice el examen para entrar a la UNAM pero no quería pasarlo, no estudié nada pero lo pasé y mis papás insistieron en que entrara, total que me metí a Economía en CU.
Estuve ahí un semestre pero no me gustó el ambiente, me interesaba la filosofía y la teoría social pero sentía que necesitaba algo más práctico, quería luchar por los derechos de las personas pero sentía que primero tenía que estudiar cómo lo iba a hacer entonces necesitaba fundamentos para llevar las matemáticas a la práctica, decir esto se va a distribuir así, esto se va a hacer así. Como no encontré eso en la UNAM, me salí y entré al CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas) y ahí estuve cinco semestres pero me llevó al límite tanta exigencia y tanta pasión por la economía que requiere estudiar una licenciatura en un Centro de Investigación donde todos los maestros eran doctorados y nos pedían mucha, mucha dedicación y dije esto es diferente de lo que yo creí. Siento que siempre ha habido gente que se preocupa por desarrollar a nuestro país, que busca la igualdad y ayudar a las personas pero otra cosa es que realmente se haga; yo veía la biblioteca donde estaban los papers de mis maestros investigadores y había muchísimas investigaciones muy brillantes pero no se llevaban a cabo.
La música ya la había dejado en un cajón, ya no cantaba para nada, me permitía escuchar música porque sentía que me distraía pero nada más. Un día que estábamos al límite con exámenes finales y todo eso una amiga me dijo:
-Oye, ¿si tú supieras que te vas a morir pronto seguirías estudiando aquí?, ¿estarías aquí dedicando todas tus horas, tu sueño?, (no dormíamos porque todo el tiempo estábamos estudiando)
Me cayó como un balde de agua fría y dije ¿por qué estoy haciendo esto? Me había impuesto terminar la carrera como un reto pero la verdad es que no me gustaba y pensé que podía poner la misma dedicación y la misma pasión en otra cosa.
Del modo de producción a la canción
Dejé la escuela y mis papás se estresaron pero yo sabía que tenía que hacer una búsqueda interna para saber cuál era mi llamado, y relajarme, tomarme tiempo. Me di cuenta de que yo siempre había cantado y en realidad no me estaba dejando ser y, por querer ayudar a las personas de una forma material, no estaba entendiendo que se puede ayudar de muchísimas otras formas, siendo auténtico con lo que uno es, con lo que sabe y le gusta hacer y lo puede hacer bien, con amor, no como una obligación entonces me quité el prejuicio de hacer una carrera «formal» y decidí ser cantante, dije quizá sea tarde para empezar una carrera de música (yo ya tenía 23 años), porque muchos empiezan desde niños, pero lo voy a intentar.
Caminito de la escuela…
Quería cantar pero hacerlo en serio, dije si ya estuve en una licenciatura y luego en otra no voy a entrar a la música a ver qué pasa, voy a estudiar de manera formal entonces busqué escuelas pero en la mayoría me pedían que ya supiera muchas cosas para entrar a la licenciatura.
Hay muchos límites de edad para entrar a las escuelas de música, se puede empezar desde cero pero más joven, en la [Escuela] Superior de Música el límite era 23 años este es el momento y ya, a dejar cualquier otra cosa.
Mi novio de ese momento era músico y me ayudó para saber qué hacer, me platicó que en Toluca, en el Conservatorio del Estado de México, el límite para entrar no era tan riguroso, que se podía empezar desde el principio, que podía entrar al propedéutico para aprender a leer música. Cuando estaba en la prepa había estado en escuelas de música pero como hobby, sí había tomado clases de canto operístico y de canto popular pero no me enfocaba tanto a la música en general entonces, cuando supe de ese Conservatorio, dije que sí, sí quiero entrar. Estuve ahí dos años pero mis intenciones eran entrar a la Superior de Música.
…apurándose a jazzear
En el segundo año de estar ahí viajaba mucho del DF a Toluca porque empecé a tomar clases, también, en la Superior con maestros que me apoyaban para entrar a sus clases y aparte tomaba clases particulares con Ingrid Beaujean para que me preparara para entrar a la Superior, ya directamente al ámbito del jazz porque en el Conservatorio era música clásica y a mí siempre me ha llamado la música de los negros, me parece muy espiritual, muy de libertad y de improvisación, y se me hace muy profunda y muy sincera y no con un sentido tan comercial sino con más de expresión y de alabanza a Dios.
Hice el examen de la Superior y no lo pasé porque apenas llevaba un año estudiando música, ni siquiera me escucharon cantar, eran como tres o cuatro etapas, hubo alguna que no pasé y me dijeron ya no te vamos a escuchar. Hablé con mi maestra Ingrid y me dijo:
-Tranquila, no te preocupes, hay un montón de gente que quiere entrar a la Superior y no entra y no significa nada, que entres tampoco significa que vas a ser un gran músico, hay muchos caminos
-Pues sí, pero a mí me gustaría entrar a una escuela, a mí me gusta ir a la escuela.
Como Ingrid y Jenny vivían juntas, Jenny me escuchó y me dijo:
-Oye, ¿por qué no te vas a Xalapa?
Yo sabía que existía JazzUV pero no sabía cómo estaba en el ámbito del canto y dije no me voy a mudar para que mi instrumento no esté bien en ese lugar pero ellas tomaron un diplomado en JazzUV y me dijeron que habían aprendido muchísimo y de una manera mucho más rápida que en la Superior y que habían aprendido muchas cosas que no se las había dado su Licenciatura entonces dije no hablemos más.
Me vine a Xalapa, hice el examen, no sabía qué iba a pasar. Yo oraba, decía dame una señal, si soy cantante ponme el camino, si no, pues hago otra cosa. Pasé el examen, entré a JazzUV y por primera vez en muchísimos años me sentí en mi ambiente, haciendo lo que amo, conociendo personas que aman lo que yo amo, que aprecian lo que me gusta hacer y que se parecen a mí, entendí que hay un perfil para cada carrera y que mi tipo de persona era muy distinto del de un economista. Estoy muy contenta estudiando aquí
SEGUNDA PARTE: Otras voces, otros ámbitos
TERCERA PARTE: Now you’re singin’ with a swing…
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