Alejado de los reflectores mediáticos que hoy se enfocan principalmente en los protagonistas de la próxima contienda electoral, y a contracorriente de lo que sucede en la mayoría de los municipios veracruzanos, aquejados por el desaliento presupuestal y un marcado interés en lo político, el alcalde de Xalapa Américo Zúñiga Martínez ha mostrado una permanente actividad constructora de beneficio social y un conocimiento extraordinario sobre una de las principales vocaciones de la ciudad: el cultivo del arte y la cultura.
En tiempos en que es más fácil encontrar una miscelánea que una librería, o caminar y encontrar un giro comercial distinto que uno con fines de promoción del arte y la cultura, el munícipe xalapeño ha apostado por la recuperación de espacios culturales para beneficio de una sociedad que sabe, conoce y reconoce que la actividad cultural es una parte fundamental de la vida.
El ejemplo más reciente se registró el viernes pasado, al reabrir la Casa Museo de Xalapa, lugar importante de difusión de la memoria histórica de la capital, con una museografía renovada y una moderna biblioteca virtual, donde el gobierno municipal gestionó y canalizó una inversión cercana a los 3 millones de pesos, para que el visitante tuviera un marco digno para conocer la dimensión de la historia viva de este asentamiento humano que es capital de Veracruz.
Lo que es justo reconocer es que no sólo ese espacio es el que ha sido recuperado, remodelado, rehabilitado o construido por el gobierno municipal de Zúñiga Martínez sino que la lista comprende al menos otros cuatro importantes inmuebles: el Centro Recreativo Xalapeño, remodelado y puesto en funcionamiento el año pasado; el Taller de Arte Popular de Higueras, único en su tipo en todo el estado y que exitosamente funciona en una de las colonias populares más grande de Xalapa.
Y en este año se sumarán el edificio del Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) que, luego de años de desdén gubernamental, se está remodelando para que se convierta en una nueva sede para dar cobijo a los grupos y actividades artísticas que la comunidad xalapeña valora.
Y el ánimo de rescate y renovación también está alcanzando al emblemático Teatro J. J. Herrera, espacio que tras una vida de usos y desusos, ahora en manos del Ayuntamiento de Xalapa podrá tener una mejor vida institucional. Ya con los trabajos de rehabilitación, será escenario teatral que podrá dar vida a un circuito cultural de primer nivel en manos de un gobierno que ha sabido ver a la cultura como una inversión social y no como gasto.
El rescate de espacios culturales ha sido fundamental en la administración de Américo Zúñiga Martínez y lo mejor es que ha probado el éxito en esta apuesta por la promoción de la cultura, gracias a una postura de avanzada, de esa que muchos gobiernos, carecen.
Alcaldes movidos y alcaldes tullidos
Con la retahíla de promesas que los alcaldes en funciones hicieron como candidatos en el breve tiempo de sus campañas podría escribirse una nueva Biblia.
Los más audaces para ofrecer el cielo y las estrellas fueron los que tenían menos oportunidad de lograr el puesto, sea porque querían echar toda la carne al asador para ver si convencían a los votantes y revertían las tendencias, o porque sabían que no estarían obligados a cumplir sus desmedidas ofertas ante un escenario que no les era favorable.
Lo cierto es que el tiempo está pasando y, tras cerca de tres años de estar en el puesto, la mayoría de quienes triunfaron en los comicios andan de capa caída porque aunque lograron su propósito de ser presidentes municipales no hay recursos en sus tesorerías o no tienen imaginación ni capacidad de gestión para atraer programas federales.
A estas alturas, todos los alcaldes saben de la terrible aduana que significa la Sefiplan, donde se han quedado tanto recursos estatales presupuestados como recursos federales etiquetados, sin que haya la mínima esperanza de que le vean ni la sombra.
Ya sabemos que la situación financiera del gobierno estatal anda tan crítica que lo mejor es acudir a las dependencias federales que tienen presupuesto para invertir en estados y municipios. Por supuesto, si no caen en la licuadora y desaparecen como por arte de magia.
Desgraciadamente, la mayoría de nuestros alcaldes se la han pasado renegando de las malas herencias legadas por sus predecesores y perdiendo el tiempo en antesalas en la Secretaría de Finanzas y Planeación o, peor aún, en las demás dependencias estatales, convertidas en verdaderos páramos.
Grandes municipios avanzan
Los alcaldes de Xalapa y Veracruz han reaccionado positivamente.
Américo Zúñiga Martínez se ha puesto a realizar obra pública remedial en calles de la capital y ha dado visos de audacia para impulsar proyectos innovadores, de esos que nunca se les ocurren a quienes solo llegan para administrar el tiempo de su gestión y nadar de a muertito.
Ramón Poo Gil, por su parte, está en una posición de privilegio por dos razones: de la conurbación, es el suyo el municipio que más inversión estatal ha recibido puesto que el de Boca del Río lleva casi tres años de satanización por ser gobernado por Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del político más odiado del régimen, el candidato a gobernador por la aianza PAN-PRD y, por otra parte, el proceso de recuperación del centro histórico y su proyección como importante polo turístico atraerá una fuerte derrama por inversión privada.
Solo baste recordar que en su territorio se aplicará una de las más fuertes inversiones del gobierno federal en materia portuaria, y que es una de las mecas el negocio inmobiliario de Carlos Slim. Además, es posible que se logre dinamizar el sector hotelero, tradicionalmente orientado a las zonas de playa de Boca del Río, y arribe inversión privada para la construcción de más cuartos de hotel.
Los que se están durmiendo
A Joaquín Caballero Rosiñol, alcalde de Coatzacoalcos, Marcos Theurel le heredó fuertes conflictos laborales y debe lidiar con actos de corrupción en el gobierno estatal que están entorpeciendo el desarrollo de su municipio, como el desfalco por más de 400 millones de pesos detectado en la construcción del túnel sumergido que debía estar enlazando a la ciudad con la congregación Allende hace ya varios meses, así como en el fideicomiso del puente Coatzacoalcos I.
Por desgracia, hasta el tercer año de su gestión, los temas de corrupción han nulificado su imagen y los beneficios que esperaban los atribulados habitantes de un municipio afectado por el súbito desempleo por el masivo despido de trabajadores petroleros, la postergación de inversiones en el sector energético y, lo más terrible, la creciente delincuencia que actúa incluso a la luz del día sin que sirva de nada el mando único.
Raúl Alberto Ruiz Díaz, heredero de terrible deuda en el municipio de Tuxpan (gracias a los oficios del actual diputado federal Alberto Silva Ramos), tendrá poca capacidad de maniobra, a no ser que el gobierno federal cumpla con su promesa de construir la autopista a Tampico.
Coatepec vivió, en los primeros meses del exalcalde prófugo Roberto Pérez Moreno, Juanelo, graves problemas en materia de seguridad pública, corrupción, autoritarismo. La enorme deuda que le heredó quien le precedió en el cargo, siguen afectando a Ricardo Pedro Palacios Torres, quien entró en funciones en julio de 2015, quien ha sido acusado de atiborrar la nómina con parientes y amigos, sin que haya una mínima mejora.
Esta misma situación la padece la mayoría de los ayuntamientos veracruzanos, a quienes se les han retenido participaciones federales y programas estatales, y están más preocupados en cumplir con las condiciones de la bursatilización, laudos laborales y compromisos o aspiraciones políticas que en buscar el desarrollo de sus paisanos.
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