De manera simultánea, este jueves en Xalapa se suscitaron dos hechos que no deberían ocurrir en un estado donde oficialmente se presume que “¡Veracruz ya cambió!”: por un lado, estudiantes y padres de familia de la Telesecundaria “18 de Marzo” bloquearon la saturada avenida Lázaro Cárdenas, a la altura de Plaza Urban, para exigir la rehabilitación de dicho plantel educativo, y, por el otro, docentes, alumnos y sus progenitores, de la escuela primaria “Leopoldo Kiel”, cortaron la circulación de ambos carriles de la céntrica rúa Ávila Camacho para urgir igualmente a las autoridades estatales que les concluyan la remodelación de sus instalaciones educativas que llevan ¡tres años en reconstrucción!.

Los estudiantes de ese centro escolar de educación básica tomaron clases en plena calle, de la misma forma como a mediados de febrero lo hicieron también durante tres días consecutivos en la Plaza Lerdo, frente a Palacio de Gobierno, los alumnos del kínder “Niños Héroes”, de la primaria “Himno Nacional” y de la telesecundaria de nueva creación del centro educativo Las Maravillas, también de Xalapa, para demandar al gobierno del estado la adquisición de un terreno y la construcción de un inmueble apropiado para la instrucción de más de 200 infantes y adolescentes de esos tres niveles educativos, ya que expusieron que actualmente reciben clases en aulas improvisadas y en casas prestadas.

Estas manifestaciones coincidentemente se dan cuando el titular del Instituto de Espacios Educativos de Veracruz, Pedro Montalvo Gómez, anda a todo lo que da buscando la candidatura del PRI a la diputación local por Cosamaloapan, en cuyos municipios de ese distrito electoral ha concentrado su atención y buena parte de los recursos públicos de la institución que tiene a su cargo.

Pero Montalvo no es el único funcionario estatal que por atender sus aspiraciones electorales desatiende la responsabilidad que le encomendaron. Otro caso es el del contralor general del estado, Ricardo García Guzmán, quien públicamente se ha desmarcado de ser él quien deba desahogar todas las observaciones que le acaba de hacer la Auditoría Superior de la Federación al gobierno de Veracruz. El contralor está más aplicado a amarrar la candidatura a diputado local por Pánuco para su hijo menor Rodrigo García Escalante, un mozalbete que por la influencia de su padre fue nombrado a finales del año pasado director general de Inversión Pública en la Sefiplan. A este vástago de García Guzmán no se le reconoce mayor mérito profesional ni destacada trayectoria en la administrativa pública del estado, más bien se le recuerda por el trágico incidente que protagonizó en el sexenio del gobernador Miguel Alemán, en agosto de 2001, cuando junto con otros juniors, conocidos como “Los Porkys”, golpearon salvajemente al joven preparatoriano Manlio Humberto Palomeque Ruiz en un salón de fiestas causándole la muerte.

Sorprende este relajamiento en la alta burocracia del estado en momentos tan críticos por los que atraviesa la presente administración estatal, cuyo cierre sexenal se ha complicado a tal grado que, como nunca en los 87 años que ininterrumpidamente lleva en el poder local, el PRI por primera vez en su historia está en grave riesgo de perder la gubernatura.

Y es que el grupo gobernante debió preparar mejor su salida, reforzándose con los políticos y técnicos más honestos y preparados, sin ambiciones electorales, a sabiendas de que la oposición estaba por emprender en la coyuntura de esta sucesión gubernamental una intensa campaña mediática para minar la poca credibilidad de la administración saliente.

Sin embargo, se continuó con la improvisación y la incorporación al gabinete de hombres y mujeres por amarres políticos y el pago de facturas por conveniencias electorales. Uno de estos casos es precisamente el de Pedro Montalvo, quien apoyó primero al gobernador Javier Duarte en su campaña a la diputación federal por el distrito de Córdoba en 2009. Eso le valió que al inicio de esta administración dirigiera la Comisión de Agua del Estado de Veracruz (CAEV), de donde salió muy cuestionado, y que luego, en diciembre de 2014 reemplazara en el Instituto de Espacios Educativos a Xóchitl Tress, quien casualmente llegó a ese cargo luego de haber renunciado al PAN, partido por el que había contendido en 2012 a la diputación federal por el distrito de Acayucan, el feudo del ex secretario de Gobierno y actual coordinador de los diputados federales veracruzanos del PRI, Erick Lagos Hernández, y de la secretaria general del CDE priista, Regina Vázquez Saut.

El año antepasado, cuando le dio posesión a Montalvo, el gobernador Duarte destacó que “en todo nuestro estado no hay lugar para la opacidad ni para la simulación, sino para servir, y servir bien”, y que con este relevo se continuaría multiplicando esfuerzos hacia el progreso para cumplir de mejor manera la tarea de transformar la educación, dándole un sello de calidad y equidad, por lo que exhortó al nuevo titular a comprometerse y ganarse la confianza de la gente, haciendo bien las cosas.

Sin embargo, en junio de 2015, el director general del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (INIFED), ingeniero Miguel Ángel Vega Vargas, emplazó a Montalvo por incumplimiento del Convenio Específico de Programa Escuelas Dignas que ambas instituciones acababan de firmar el 11 de febrero de ese año.

De acuerdo a la ley, este viernes a más tardar Montalvo tendría que renunciar a su cargo para quedar habilitado para ser candidato a diputado local. Para ocupar su lugar se ha mencionado a Natalia Callejas, como premio de consolación por su frustrada aspiración por la candidatura priista en el nuevo distrito electoral de Emiliano Zapata.

Loret: ‘López Delfín no me regaló nada’

Ayer, en este espacio, comentamos que Roberto López Delfín le habría regalado a “un periodista” diez hectáreas en una zona de playa entre los municipios de Boca del Río y Alvarado.

Alberto Loret de Mola se dio por aludido y nos llamó telefónicamente para hacer una pertinente precisión: que el ex secretario particular del ex gobernador Miguel Alemán Velasco no le regaló absolutamente nada sino que, al contrario, él fue quien le vendió a López Delfín 2.5 hectáreas y que se las pagó muy bien y en efectivo.

Lo que sí confirmó fue la compra por parte de Javier Duarte de la mayoría de las hectáreas restantes, cuando el ahora gobernador se desempeñaba como subsecretario de Administración y Finanzas.

Loret aclaró que esos terrenos los consiguió a bajo precio a través de un ejidatario y que se ubican por la zona de Mata de Uva, municipio de Alvarado.

Servido.