Trombones y grabaciones
Grabé dos discos durante la carrera y luego grabé otros dos. El primero es un homenaje a Coltrane que hice, voy a decir en 2008 pero puede ser cualquier otra fecha, pero creo que sí, el otro es un trío que hice con un amigo mío guitarrista y un batería, sin bajo, una cosa un poco rara, esto lo hice en Holanda, compuse todo allá, es una suite como de 45 minutos, algo así, con su improvisación y su historia pero estaba todo más o menos escrito, era un montón de páginas aquello que no tuvo ningún éxito, tengo como 900 discos en un local en Barcelona, hice 1000 y creo que los otros 100 los regalé, no vendí nada nunca, no funcionó, hice como tres o cuatro «huesos» pero era muy espeso, no era fácil aunque toda la gente que lo ha escuchado con los años luego me dice que estaba bien, quizá me equivoqué con uno de los músicos, igual si hubiera llamado al que era original hubiera estado mejor; da igual que lo diga porque esto no lo va a leer y si lo lee, no pienso volver a Barcelona en 20 años [risas]. Y luego grabé uno que es el que es uno de los que más me gusta, lo hice con tres amigos del alma, me lo pasé muy bien, es un cuarteto con voz, trombón, Hammond (así nos ahorrábamos el bajo) y batería tocando standards, canciones un poquito arregladas y yo creo que nos quedó muy bonito. Ese disco, junto con el de Coltrane, es el que más éxito ha tenido hasta ahora, el que más se ve, el que más se escucha, por el que de vez en cuando me cae algún dinero de royalties de Spotify (un dinero quiere decir 100 euros al año, que no creo que llegue).
Y luego el último que grabé es el que más me ha gustado hacer. En Barcelona hay tres conservatorios superiores, uno público y dos privados, el público es el que paga bien y los privados los que pagan, no mal, pero no bien, yo estaba dando clases, obviamente, en los privados. Estaba muy bien porque hacía clases de ensemble, que me encanta hacerlo, y conocí a toda la gente súper joven que llegaba que tocaba muy bien entonces junté a todos, monté un noneto y le pedí a algunos amigos que escribieran algo para noneto o que me dieran temas y me dejaran arreglarlos, la onda era hacer un grupo de gente joven tocando repertorio de gente de otra época y arreglado por gente de otra época e hicimos un discazo que está muy bien, con las cosas propias de la juventud, hay algunas cosas que no están del todo bien pero a mí el disco me encanta lo que pasa es que salió y a los seis meses me fui entonces también tengo otros 900 discos allá porque una vez que me fui yo el grupo se fue, ya no había nada qué hacer, lo intentaron pero son muy jóvenes y no fue posible, hay que tener muchas ganas para montar una cosa de esas.
El 19 de marzo voy a grabar un disco con lo que estuve escribiendo durante todo este año, todavía no lo sé pero creo que me va a gustar mucho porque cuando yo me vine aquí me hice una lista de cosas que quería hacer en México, una de ellas era dejar la música, curiosamente [risas], no lo he conseguido pero si no dejaba la música quería escribir para cuarteto de cuerdas y, lo que es la vida, precisamente quería hacer eso y me llaman de las orquestas clásicas, voy y me fijo todo el rato cómo se mueven las cuerdas, qué cosas hacen y durante todo un año me he ocupado en arreglar standards para cuarteto de cuerda y trombón, sin base, entonces ya tengo toda la música hecha, van a ser 10 temas, creo que son dos originales míos (dos o tres, no me acuerdo) y lo voy a grabar con la gente de Torreón, porque nos hicimos amigos. Intenté montarlo en el DF pero la gente me pedía mucho dinero y me ponía muchas condiciones muy surrealistas, era como: solo puedo grabar cuatro horas, -no, yo tengo que grabar un disco, no voy a alquilar el estudio para cuatro horas y después me voy, no puedo hacer eso entonces a mis amigos les voy a pagar los gastos del billete y estas cosas y se van a venir conmigo. Yo voy a Torreón una vez al mes porque doy clases allá en un sitio y me da mucha pena dejar a los chavales porque hay algunos que tienen posibilidad y también porque no tienen profesor de trombón entonces si no voy los dejo tirados y no me gusta tampoco entonces, cuando voy, aprovecho para ensayar con ellos, les llevo los temas nuevos y lo que haya y en marzo vendremos al DF a hacer el disco. Todavía no sé ni con quien lo voy a sacar, nadie me ha ofrecido ni un duro para hacer nada pero, bueno, a eso estoy acostumbradísimo.
Donde haya lumbre y vino tengo mi jazz
En un principio la idea era venir a vivir aquí pero como no me decían que sí, no me podía arriesgar a venirme sin el trabajo porque era lo único que tenía aquí y al final nos fuimos al DF porque sabía que ahí iban a salir cosas y ahora ya nos hemos enamorado del DF, ya perdieron la oportunidad [risas], ya no vamos a venir a vivir aquí, bueno, quién sabe, yo qué sé.
No sé cuánto voy a durar en JazzUV porque la verdad, si te he de ser sincero, a mí lo de viajar me mata, me encanta viajar pero de otra manera porque ya tengo cierta edad y no quiero tirarme 11 horas a la semana en un autobús porque, además, los horarios no me coinciden para agarrar el autobús bueno, aquel en el que vas tú solito en tu fila pero, aunque no lo parece casi nunca, yo le tomo mucho cariño a los alumnos entonces me da mucha pena dejarlos porque tengo la sensación, como imagino que le pasa todo mundo, que yo soy el que les puede enseñar mejor y no quiero que venga otro a enseñarles mal, es una cosa muy egoísta pero es así.
Yo estoy a gusto aquí pero también depende de lo que pase allá, si de repente todo me va bien pues a lo mejor me importe menos perder esos dos días de estar aquí y no estar estresado.
Además, la idea que tenemos como pareja es viajar y la única manera que hemos encontrado de viajar es que mi mujer, que es la más lista de los dos como en casi todos los matrimonios, gane oposiciones como viola en diferentes orquestas del mundo entonces, si de repente el año que viene gana en la orquesta de Malasia, lo voy a sentir muchísimo pero no me quiero morir sin haber visto el máximo de cosas posible.
Y esta es, de rápido, mi historia [risas]
PRIMERA PARTE: Pueblos blancos
SEGUNDA PARTE: Ay trombón, sin ti no entiendo el despertar…