Este domingo Felipe Amadeo Flores Espinosa asumió por segunda ocasión, ahora por el método de prelación, la dirigencia estatal del PRI en Veracruz. Es sintomático (y será digno de observar) que dos políticos que se conocieron, trabajaron juntos y hoy se ubican en frentes distintos, estén de vuelta con tanta fuerza en un escenario político pintado por la confrontación y un cierto equilibrio de fuerzas: Felipe Amadeo y Miguel Ángel Yunes Linares.
Si hay alguien que conoce el carácter tempestuoso de Miguel Ángel Yunes Linares es Flores Espinosa. Trabajaron juntos durante el gobierno de Patricio Chirinos Calero. Durante su primer liderazgo estatal del PRI, Amadeo sufrió las inconsistencias y arrebatos políticos de quien era Secretario General de Gobierno y asumía prácticamente el control político del estado, ante el desinterés del gobernante que arribó a Veracruz impuesto por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.
En la mitad de la década de los noventa, Yunes Linares se despachó con la cuchara grande imponiendo a los candidatos a presidentes municipales, hecho que a la postre significaría para el PRI –dirigido por Amadeo– la primera gran derrota tricolor: más de 50 alcaldías fueron perdidas a manos, en muchos casos, de candidatos naturales del PRI que emigraron a otros partidos, molestos por el desdén con que fueron tratados por el rijoso choleño, y demostraron en las urnas que ellos eran quienes le darían el triunfo.
Ya es historia que en la siguiente elección, cuando el propio Yunes Linares se fue a dirigir al PRI, la pérdida fue tumultuosa y vergonzosa: más de 100 alcaldías quedaron en manos de la oposición; prácticamente con ello selló su futuro inmediato (no obtuvo la candidatura para suceder a Chirinos), y fortaleció al que hoy es su partido, el PAN, que logró una importante franja del territorio veracruzano para su dominio: el famoso corredor azul que daba pie a tierra en Veracruz y Boca del Río y se prolongaba hasta Córdoba y Orizaba, donde sentaron su reales en las últimas dos décadas.
Hoy, Miguel Ángel se perfila por segunda ocasión como candidato panista al Gobierno de Veracruz, en una alianza con el PRD que fue registrada ante el OPLE en medio de una tumultuaria manifestación de fuerza, en presencia de los dirigentes nacionales de ambos partidos (Ricardo Anaya Cortés y Agustín Basave Benítez), mientras que Felipe Amadeo Flores Espinosa tomaba posesión en un pequeño salón de un hotel en las orillas de la ciudad, sin la anunciada presencia del dirigente nacional priista Manlio Fabio Beltrones.
Fortalecer el ánimo de unidad y la convicción de triunfo
Pero no se crea que Amadeo pierde en las apariencias. Como dijo la senadora Érika Ayala en el acto que tuvo como principales actores a dos Héctores (Yunes Landa y Herrera Bustamante, precandidatos del PRI a la gubernatura), además del senador José Yunes Zorrilla y la ausencia del gobernador Javier Duarte de Ochoa, con Felipe Amadeo Flores Espinosa, “el PRI está listo para ganar”.
Dos palabras permearon el mensaje del nuevo dirigente priista: unidad y triunfo. Pero también: compromiso, cercanía con ciudadanos, manos y cara limpias, cumplimiento de promesas, “un PRI que use la verdad como bandera”.
Para quienes, en el escenario de la selección de candidatos a diputados locales, buscan colocar sus piezas en el próximo Congreso y asegurar un sitio en el próximo gabinete antes que contribuir al triunfo de su partido, Amadeo envió un mensaje cifrado:
“Creemos en la unidad que resulta de la convicción y no de la condición. Quien se suma a la unidad anteponiendo sus condiciones no está pensado en Veracruz, sino en su propio proyecto. Por ello, vamos a construir la unidad del partido en la diversidad y no en la conveniencia”.
También hubo sitio para la autocrítica, para anticipar cómo actuará el PRI en un escenario estatal que parece desmoronarse, y para confrontarse con el de enfrente:
“Hoy nos encontramos ante un momento histórico para el estado. Las condiciones sociales y económicas nos exigen recomponer el camino y garantizar mejores condiciones de vida a los veracruzanos.
“Nuestro partido reconoce la existencia de antiguos agravios, de justos reclamos y de nuevas demandas. Debemos saber escuchar a la sociedad y actuar con responsabilidad y transparencia. Debemos proponer soluciones posibles y no apostar al caos como lo hacen nuestros adversarios”.
Aunque Amadeo Flores asume el compromiso del seguro candidato priista Héctor Yunes Landa de evitar la confrontación, en especial (aunque no lo dijo) con Miguel Ángel Yunes Linares, anticipó que no se quedarán callados como partido:
“Con el trabajo de la militancia, estamos listos para ir a una contienda donde se privilegiarán las propuestas por encima las descalificaciones, pero actuaremos con la fuerza de la verdad cuando esta sea necesaria; no vamos a permitir que el egoísmo, la arrogancia y los intereses perversos sirvan a la confusión y el engaño”.
Y calificó a la alianza PAN-PRD que, en ese mismo momento, hacía gala de fuerza en el centro de la ciudad:
“Nosotros tenemos muchas posibilidades de éxito porque no estamos formados por tribus que se confrontan en el radicalismo de posiciones o caprichos polarizados. Tampoco tenemos confusiones ideológicas que se ocultan tras la ambición desmedida del poder”.
Tras el tibio discurso del representante de Manlio Fabio Beltrones, Arturo Zamora Jiménez, secretario de Acción Electoral del CEN del PRI, el acto concluyó y vinieron los parabienes.
La tarea de Amadeo ha comenzado, y continuará estos días con la reestructuración del CDE del PRI, que ya enfrenta su primer nombramiento con la salida obligada del rijoso Fidel Kuri Grajales, hoy exsecretario de Organización.
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