Por Bernardo Gutiérrez Parra
Una mujer hace que los hombres volteen a verla por la belleza de su cara, por la sensualidad de su sonrisa, por lo pronunciado de su escote, por sus piernas bien torneadas, o cuando se enfunda en una chamarra o jorongo mal hecho como el que utilizó Namiko Matzumoto en su toma de protesta como nueva titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Y es que o la veías o la veías, lector.
Si el deseo de Namiko era no pasar inadvertida, la prenda que llevó el viernes anterior al Congreso local cumplió con creces su cometido.
De hecho fue el jorongo gris (¿O era chamarra? ¿O acaso abrigo?) con botones al frente y unas rayas de un horrible color negro desvanecido, la nota principal del evento. Y no la toma de protesta de esta mujer que a su paso por la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas dejó una pésima imagen y obtuvo una calificación reprobatoria.
Y tan fue nota la prenda que el público asistente se soltó de volada con sus picosos comentarios: “Yo he visto que ese tipo de chamarras las usan los repartidores de leche de Amecameca”, dijo uno. “Pues yo le acabo de ver una igualita a una María que andaba vendiendo chicles en la Zona Rosa”, comentó otro. “Donde las hay a pasto es en Chiconcuac, seguro que ahí la compró Namiko” terció uno más.
“Con ese material hacen las cobijas que venden en las ferias de pueblo”. Dijo una mujer. “Siii –chilló otra- con eso hacen los cobertores que regalan los políticos en las comunidades cuando quieren ser candidatos”.
Pero dejando de lado la prenda (aunque eso es imposible porque es lo que más se va a recordar de su nombramiento) Namiko dijo a los reporteros que uno de los grandes retos que tiene la CEDH es recuperar la credibilidad de los ciudadanos y ella se ha propuesto estar cercana a la sociedad.
Si no se conociera su pésimo desempeño al frente de la CEAPP quizá se le daría el beneficio de la duda, pero ¿cómo creer en una mujer que no hizo nada por resolver los casos de más de una docena de periodistas asesinados?
En relación al tema de los derechos humanos presumió: “Previo a este cargo tengo un trabajo de muchos años desde la academia y desde la sociedad civil, y no veo por qué no seguir siendo así”.
A renglón seguido agregó una frase que sonó de a tiro muy politiquera y por lo tanto más falsa que el celibato de los sacerdotes pederastas: “Mi compromiso es con los derechos humanos de todos y de todas”.
Dijo que la investigación sobre la desaparición de cinco jóvenes en Tierra Blanca, es un caso prioritario para la CEDH. «Debe investigarse, encontrar a los culpables, procesar, juzgar y sancionar que es la obligación estatal», aseguró la señora.
Si el empeño que piensa poner al frente de la CEDH lo hubiera puesto cuando fungió como titular de la CEAPP, otro gallo les estaría cantando a los compañeros reporteros que como siempre siguen abandonados a su suerte, con pésimos sueldos, sin seguridad social, trabajando hasta en tres chambas para poder llevar el sustento a sus hogares, y sin ningún apoyo cuando son corridos de manera ignominiosa.
Pero su mal desempeño al frente de la CEAPP y las dudas que despierta su nombramiento como presidenta de la CEDH, pasaron a un segundo término cuando se presentó ante los diputados y extendió el brazo derecho para decir “Sí, protesto” enfundada en ese feo gabán, chamarra, abrigo o como se llame la prenda esa que llevó al Congreso local”.