Por Bernardo Gutiérrez Parra
Más tardó en conocerse el nombramiento de Anilú Íngram como delegada de la Sedesol que la oposición en manifestar su desacuerdo y rechazo. El primero en exteriorizar su inconformidad fue el legislador panista Joaquín Guzmán Avilés, que lo calificó como “pago de factura política” y dijo que el temor de los partidos opositores es que desde ahí se opere políticamente a favor del PRI.
Anilú entra en sustitución de Marcelo Montiel y su designación se hará oficial este fin de semana. Pero lo anterior provocó revuelo entre los líderes de otros partidos que se apresuraron a declarar que con esto se prueba que la próxima elección en Veracruz será una elección de Estado, ya que el PRI prepara su fórmula de siempre para ganar y recurrirá nuevamente al uso de programas federales para incidir en la votación.
“Si estuvimos en desacuerdo con que Marcelo Montiel tuviera la titularidad de esa dependencia, la llegada de esta señora nos va a obligar a que manifestemos nuestro rechazo en todos los tonos. No es posible tanta desvergüenza del gobierno federal”, expresó un miembro de la cúpula perredista que entre hoy y mañana manifestará la oposición de su partido a la designación.
Quienes conocen a la legisladora local con licencia y fracasada candidata a diputada federal por el distrito de Veracruz, aseguran que la única gracia que tiene Anilú (aparte de su belleza física, por supuesto) es ser amiga del gobernador Javier Duarte y “cuatacha del alma” del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong quien habría dado su bendición al nombramiento.
Hay quienes van más allá al manifestar que la designación es un acto de total cinismo por parte del gobierno federal, pues se ve la mano del Secretario de Gobernación, que ya prepara el camino hacia la sucesión presidencial del 2018 y pone en manos de Anilú (quien se asume como la “vice secretaria”) los programas federales a los que Salvador Manzur se refería como el famoso “oro molido”.
Advierten que los priistas no aprendieron la lección que les debió haber dejado el affaire del ex alcalde boqueño y ahora, sin importarles la moral, ponen en manos de una priista en activo una delegación del gobierno federal, quizá la más importante, a la que se le dará un manejo totalmente electoral.
Con el nombramiento de Anilú está pasando más o menos lo mismo que con el de Namiko Matzumoto a quien nadie quiere como presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Y si digo que más o menos, es porque con Anilú las muestras de rechazo serán más fuertes, ya que surgirán de partidos y dirigentes políticos que harán hasta lo imposible porque la retiren del cargo.
¿Lo lograrán?
Lo que sí hay que reconocer es que esta guapa jarocha -ex reina del carnaval de Veracruz y con apenas 35 años cumplidos- es una nena con mucha suerte. Que se sepa, nadie a tan corta edad había llegado hasta la presidencia del Congreso local.
El por qué llegó a ese cargo a pesar de su inexperiencia en el ámbito político, es uno de los pocos misterios que se han resuelto en este sexenio: Por sus poderosas amistades.
¿Y por qué llega ahora a un cargo federal? Por lo mismo, por su estrecha amistad con el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong a quien le interesan dos cosas: que Anilú se sienta contenta en su nuevo puesto y que gane el PRI en Veracruz.
El descontento que provoque el nombramiento de su amiga y los atropellos que se cometan con los programas federales, son temas que no le quitan el sueño al señor Secretario.