Esto no tiene vuelta atrás, a menos que el señor Gerardo Buganza y Salmerón, empleado de Fidel Herrera Beltrán y presunto candidato independiente al gobierno de Veracruz, gane la elección, la pesadilla de un grupo de depredadores encabezado por el ex gobernador Herrera Beltrán que destrozaron al estado comienza a llegar a su fin.
Puede ser Héctor Yunes Landa o más Miguel Ángel Yunes Linares quien encabece el gobierno de dos años que sigue y, en ambos casos, no tendrán cabida en el gobierno los chamacos de la Fidelidad, que no tienen idea de la responsabilidad que implica la tarea de gobernar, de conducir los destinos de una entidad; ellos aprendieron de su maestro que el fin único del poder público es para amasar grandes fortunas de dinero. ¿El bien común o el servicio público?, eso quien sabe qué es.
Y pese a los esfuerzos que hagan los miembros de esta gavilla fideliana por colarse, sobre todo en el equipo de trabajo de Héctor Yunes Landa, el candidato del PRI, serán rechazados porque su presencia no es nada grata para los veracruzanos; incorporar a cualquiera de ellos o que tenga alguna relación con ellos sería un grave error del candidato porque, en vez de sumar, le restarían: ¿más de lo mismo?, sería la pregunta del electorado y a votar en contra de Héctor y a favor de quien sí da la certeza de que aplicará mano dura, la ley, y llevará a los juzgados a todos los personajes que hayan saqueado las finanzas pública en estas dos últimas administraciones o hayan usado el poder para su beneficio personal.
El proyecto de permanecer en el gobierno treinta años se le fue a Fidel Herrera Beltrán, él quiso imponer como candidato a Erick Lagos Hernández, diputado federal y el principal de sus compinches, o al otro diputado federal Alberto Silva Ramos, pero la fuerza de los senadores Héctor y Pepe Yunes en el gobierno federal pudo más para echar por tierra los cálculos de Fidel que incluían la participación para el 2018 de su hijo como candidato a gobernador de Veracruz.
La esperanza de los veracruzanos ahora es que se combata de inmediato la violencia que a diario cobra más vidas, que se recupere la tranquilidad que perdimos desde la llegada al gobierno de Fidel Herrera en el 2004, que se investigue dónde o en manos de quién están los más de cien mil millones de pesos de deuda que adquirió el estado sin una sola obra en la que se pudiera justificar algo y que vayan a la cárcel los autores de esta pesadilla.