Por Bernardo Gutiérrez Parra
Inútil y ocioso acusar una vez más a los diputados locales de entreguismo y sumisión a su jefe; inútil señalar que cometieron un vulgar albazo al aprobar en menos de media hora la iniciativa de reforma del gobernador Javier Duarte (cito textual) “para garantizar el derecho a la vida del ser humano desde su concepción hasta la muerte natural”.
A pesar de que la ley debe ser aprobada en dos periodos constitucionales y ratificada al menos por 107 ayuntamientos, es un hecho que está más que planchada.
Hablar del aborto siempre será un tema espinoso, pero pretender criminalizarlo lo es aún más.
Con esta reforma se obligará a las mujeres a acudir a clínicas clandestinas donde la insalubridad y la mala atención son una de las principales causas de muertes maternas. Pero además, se fortalecerá el aborto ilegal que es un negocio millonario.
Quien va a que le practiquen un aborto no lo hace con una sonrisa en los labios sino como último recurso. No se sabe de mujeres que aborten por el placer de hacerlo, pero sí de miles que han perdido la vida junto con el producto por una pésima atención.
Así se criminalice y se encierre en la cárcel a las mujeres que aborten, los abortos siempre van a existir y muchas veces por causas ajenas a ellas.
Si desde siempre la Iglesia Católica ha estado en contra de este método su opinión es muy respetable. Pero un Estado laico no tiene ni debe poner en peligro la vida de sus ciudadanas por quedar bien con una institución religiosa.
Si la Iglesia se ocupara de los niños no deseados ninguna mujer abortaría. Pero no lo hace. Innumerables son los casos de mujeres que por temor al fuego eterno decidieron no abortar y la Iglesia las ha dejado a su suerte con su hijo.
Debido a las desastrosas medidas económicas tomadas por los dos últimos gobiernos en Veracruz, en diez años se multiplicó el número de personas en extrema pobreza que pasaron de 250 mil a 500 mil. ¿Es justo traer a niños que no tendrán quizá ni la oportunidad de sobrevivir?
Como no faltará quien saque a la Biblia como arma para defender la propuesta del gobernador, permítaseme decir que si siguiéramos al pie de la letra sus ordenanzas seriamos calificados, en el menor de los casos, de deschavetados.
Y para ejemplo van estos botones que vi en una película gringa pero que son verídicos:
Éxodo 21:7 dice que se puede vender a las hijas como esclavas.
Si yo hiciera eso, los mismos legisladores que aprobaron criminalizar el aborto estarían exigiendo que me metieran mil años al bote junto a los asesinos más peligrosos.
Como millones de seres humanos trabajo los sábados, pero Éxodo 35:22 dice que cualquiera que hiciere obra ese día será condenado a muerte.
¿Quién será el juez que ordene la muerte de dos tercios de la población sin que lo acusen de orate lunático?
Levítico 5:2 dice: Si alguien toca cualquier cosa inmunda, ya sea el cadáver de una fiera inmunda, o el cadáver de ganado inmundo, o el cadáver de un reptil inmundo, aunque no se dé cuenta de ello y se contamina, será culpable. Y Levítico 11:7 agrega: y el cerdo, porque aunque tiene pezuña dividida, formando así un casco hendido, no rumia; será inmundo para vosotros.
Si se siguieran al pie de la letra estos ordenamientos no habría carniceros, médicos veterinarios ni forenses. Por otro lado, la gran mayoría de mexicanos le entramos con singular alegría a las carnitas, los chicharrones y a los cueritos de cerdo. Hasta hoy, no he escuchado a ningún sacerdote católico (que también le entran con fe) que nos culpe o acuse de estar corrompidos.
Levítico 19:19 ordena: No siembres tu campo con diferentes semillas entremezcladas. No te pongas ninguna ropa hecha con tela de materiales mezclados.
¿Qué va a pasar con los campesinos que siembran maíz, garbanzo y frijol en la misma parcela? ¿Qué con los que usamos ropa de materiales mezclados? ¿Nos van a lapidar o a quemar en leña verde?
La Biblia ordena no matar y miles de asesinos han sido bendecidos por la Iglesia a lo largo de la historia.
¿Entonces?
Reitero y subrayo, no se puede reformar así nomás sobre las rodillas una ley que va a causar la muerte de miles de mujeres porque con ley o sin ley los abortos van a seguir.
Y no, no estoy a favor del aborto; tampoco en contra. Estoy a favor de que las mujeres decidan sobre sus cuerpos, y no de que se abrogue ese derecho un sujeto que ha dejado mucho qué desear como gobernador y quizá piensa que con esta medida va a encontrar el perdón de Dios.