Castillo de Teayo es un municipio del norte veracruzano que se ha caracterizado por sus constantes conflictos, por su pobreza y por sus frecuentes hechos violentos. Colinda con Álamo Temapache, Tihuatlán y el estado de Puebla.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Desarrollo Social y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval, Castillo de Teayo tiene una población de poco más de 18 mil habitantes; de ellos, 16 mil, 78.4 por ciento del total, vive en condiciones de pobreza; 6 mil 200 personas sufren pobreza extrema, tres de cada diez.
Para ilustrar la magnitud del atraso, basta con mencionar que 26 de cada 100 personas se encuentran en rezago educativo; 33 por ciento no tiene acceso a los servicios de salud; mientras que el 82 por ciento de la población tampoco cuenta con seguridad social.
En Castillo de Teayo, 14 mil 600 familias no tienen todos los servicios básicos; es decir, carecen de viviendas dignas. Lo peor es que 26 por ciento del total de los habitantes enfrentan carencias por acceso a la alimentación.
En ese lugar hay 4 mil 500 viviendas; de ellas, dos mil 600 no cuentan con agua entubada; dos mil carecen de drenaje; y mil 400 tienen piso de tierra.
El año pasado, este municipio tuvo un presupuesto de más de 42 millones 600 mil pesos; sin embargo, el hecho de que una gran parte de ese dinero fuera canalizado a la comunidad de Mequetla, de menos de 2 mil 500 habitantes, donde tiene su origen y residencia el alcalde Enrique Isidro Dimas, irritó a la población de la cabecera y de algunas comunidades, cuyos habitantes se dicen excluidos de la obra pública.
Isidro Dimas llegó al cargo en 2013 bajo las siglas del Partido del Trabajo; en esa ocasión, al abanderado del PT le bastaron 3 mil 594 votos para llegar al cargo.
A partir de su llegada a la alcaldía comenzaron sus problemas: el año pasado, el alcalde fue suspendido de sus funciones por desacato a un juzgado federal que le ordenó reinstalar a empleados de confianza que le había heredado la administración panista pasada, que encabezo Manuel Téllez Gómez, y que el edil despidió injustificadamente. En septiembre, incluso, estuvo a punto de ser detenido pero un amparo lo habría impedido.
En julio del año pasado, el alcalde de Castillo de Teayo fue denunciado ante la Procuraduría General de la República por Petróleos Mexicanos debido a un bloqueo a pozos petroleros por parte de los habitantes de Mequetla, que supuestamente eran azuzados por el presidente municipal.
En esa ocasión, la empresa, a través de la Región Norte de Exploración y Producción argumentó que el alcalde Enrique Isidro Dimas habría exigido, por escrito, diez millones de pesos en efectivo, a cambio de suspender la movilización.
Comunidades ya no soportan a Enrique Isidro
En octubre de 2014, los pobladores de las comunidades de ese municipio tomaron Palacio Municipal, por primera vez durante la presente administración; exigieron obras y acusaron que el alcalde sólo beneficiaba a su familia y amigos con el presupuesto del Fonden. En esa ocasión el edil se comprometió a destinar más recursos para otros asentamientos. No cumplió.
El más reciente episodio de la tragicomedia de Castillo de Teayo ocurrió este lunes: habitantes de algunas comunidades, encabezados por Alfredo Rodríguez Díaz, tomaron otra vez Palacio Municipal e instalaron, entre la sede del ayuntamiento y el parque central, un campamento permanente. Exigen la destitución del alcalde y que en su lugar sea llamada la síndico, Martha Guadalupe Caballero Serrano.
Los inconformes señalan que desde noviembre, cuando se liberó una orden de aprehensión en su contra, el alcalde Isidro Dimas no debería continuar en el cargo.
El movimiento de protesta y bloqueo del inmueble municipal inició a las 7:00 de la mañana de este lunes; 14 horas después, a las 9:00 de la noche, un grupo de personas de la comunidad de Mequetla, vecinos del alcalde, acudió al centro de esa cabecera con la finalidad de efectuar el desalojo de los inconformes.
Tras el enfrentamiento, se habla de 3 personas lesionadas, una de ellas, grave, fue trasladada a una clínica particular de Poza Rica.
Preocupante ambiente de agresión y encono
La gresca entre los manifestantes, inconformes con lo que consideran una injusta distribución de los recursos y la obra, y los simpatizantes del alcalde, casi todos de la comunidad de Mequetla, generó preocupación entre quienes habitan en esa cabecera, no por el destino del edil –que ha significado más problemas que soluciones para su municipio–, sino por el ambiente de encono y agresión que se registra.
Por supuesto, en ese lugar se comenta que esa acción no fue un acto de apoyo espontáneo, sino una acción promovida, inducida por el edil, en su desesperación por recuperar el control del ayuntamiento.
Es un caso, el de Castillo de Teayo, en el que urge la intervención del gobierno del estado, para evitar que el problema crezca y la violencia aumente. @luisromero85