Dos palabras predominaron en la conversación con Jelena: Identidad y pluralidad. La búsqueda de su lugar musical y la construcción de su voz propia, la llevaron a incursionar en varios géneros y a trasladarse a España para hacer una maestría en Berklee College of Music campus Valencia. De todo ello nos habla en esta segunda entrega.
En pos de la propia voz
En los últimos años de mis estudios en esa escuela empecé a colaborar más con compositores que estaban componiendo música nueva que muchas veces tenía influencias más diversas y me empecé a sentir más a gusto en esa música. Terminando mis estudios formé un dúo con un guitarrista canadiense pero con raíces irlandesas, se llama Patricio Poder, Patrick Power, [risas]. Él estudiaba conmigo música clásica pero también componía sus propias canciones, tocaba música tradicional de Irlanda y yo compartía algo de la música serbia. Hacíamos conciertos y empezamos a explorar juntos el jazz, la música tradicional, la música popular. Estar en ese dúo me enseñó mucho y fue donde empecé a buscar, por primera vez, mi propia voz.
Después de terminar mis estudios en la Universidad de Toronto pasé un año cantando con ese guitarrista y cantando en varios coros de música clásica. Los coros también han sido una parte muy importante de mi formación porque siento que en esos ensambles he mejorado mucho como músico; mi lectura, mi afinación, mi colaboración con otros músicos son cosas que mejoraron mucho por cantar en coros, siento que formar parte de ensambles vocales es muy importante para la formación de todos los cantantes.
En ese año estaba más o menos conociendo cómo era esa onda de ser músico en Toronto, ganar una miga por tocar, por enseñar (también estaba dando clases particulares de canto y de piano), y buscando mi lugar en esa comunidad que, de verdad, sí es muy diversa y muy grande, y todo ese tiempo estaba pensando que me gustaría seguir formándome, a lo mejor hacer una maestría pero estaba un poco perdida en ese punto porque no quería seguir en la carrera clásica, que era lo más lógico por la licenciatura que hice. Buscando maestrías de música contemporánea en internet me encontré un programa en Valencia, España que era dado por la escuela Berklee, era un programa nuevo, acababan de abrir esa facultad y yo sentí que era la oportunidad perfecta para mí porque ya hacía tiempo que estaba estudiando el español y quería mejorarlo, quería tener la experiencia de estar fuera del país y, obviamente, estudiar música contemporánea de una manera más profunda de lo que ya había hecho en la licenciatura.
Spain
Les escribí, tuve una audición por Skype porque no podía ir a Valencia y en esa audición conocí al director del programa, que es mexicano, Víctor Mendoza.
Canté algo de la música tradicional serbia y algunas de mis composiciones propias y sentí que ellos valoraron mucho lo que yo quería contribuir a ese programa y lo que yo estaba compartiendo de la música que me pertenecía más que la música clásica, desde la misma audición me sentí muy a gusto, era un programa casi hecho para mí.
Me aceptaron pero tenía que considerar el elemento de las finanzas, no sabía si podía ir o no y, de hecho, decidí que no iba a ir al programa porque costaba mucho y en ese momento no podía pagar los estudios y les avisé que por razones de finanzas no podía asistir ese año. No recibí respuesta en ese momento pero una semana más tarde estaba en mi casa y recibí una llamada de Víctor Mendoza, me dijo que le avisaron que no podía asistir al programa y que estaba muy desilusionado porque sentía que yo podía contribuir mucho. Lo platicamos un poco y me ofreció un poco más de apoyo, hablé con mis familiares y ellos también me apoyaron para que fuera y fue así que, después de que había decidido que no iba a asistir al programa unos dos o tres meses antes de que empezara, ya pude ir. Estaba muy emocionada porque de verdad sentía que era un ambiente que me iba a formar más y que me podía ayudar a encontrar mi propio camino en la música y así fue.
Desde el momento en que llegué estuve en una comunidad que tenía los mismos valores, musicales, culturales y personales, que yo tenía. La facultad está en un edificio nuevo que tiene los mejores estudios de Europa, han ganado varios premios; tiene una planta de maestros de muy, muy alta calidad y alumnos de muy alto nivel y muy diversos, en mi año íbamos de 33 países distintos y cada uno de los alumnos estaba muy dispuesto a compartir su música, sus tradiciones musicales y culturales, y a colaborar, a grabar juntos, a aprender todos de los otros entonces la pasamos muy bien compartiendo música, comida [risas], costumbres, todo, estuvo muy bonito, fue el mejor año que he pasado en mi vida.
Era una escuela basada en una tradición muy fuerte, en contraste con la universidad en la que hice mi licenciatura, la comunidad de Berklee estaba muy abierta y tenía respeto para todos los géneros de música, para todos los proyectos musicales que formaban los alumnos y siempre nos sentimos todos muy apoyados en cualquier proyecto que imaginamos, en cualquier idea que tuvimos, si alguien decía, por ejemplo:
-Me interesa grabar percusión de India y mezclarla con ritmos de hip hop
-Pues adelante, -le decían
Siempre te daban los recursos para cumplir cualquier proyecto o hasta cualquier capricho que tenías en la música, me siento muy afortunada de haber estado en un ambiente así aunque fuera solo un año porque me sentí muy apoyada en esa búsqueda que todos los músicos tenemos, toda la vida, para encontrar y desarrollar nuestra voz.
Ahí tuve la oportunidad de compartir con muchos músicos y muchos maestros increíbles como el antes mencionado Víctor Mendoza quien creía mucho en todos sus alumnos y apoyaba a cada uno de ellos en sus proyectos y hasta compartía sus oportunidades profesionales, llevó a varios alumnos a Taiwán y a Argentina en ese mismo año porque siempre buscaba compartir experiencias de la más alta calidad musical con todos nosotros.
Todos los maestros nos hicieron sentir que pertenecíamos a una comunidad musical donde teníamos responsabilidad de dar lo más que podíamos de nosotros pero donde también teníamos derecho a las experiencias más formativas, más lindas, más profesionales que muchos de nosotros habíamos tenido hasta ese momento.
Una plácida experiencia
Una experiencia muy linda que tuve fue la de grabar con Plácido Domingo, él estaba grabando un disco en esa época, en febrero o marzo del año que estuve ahí, y su productor andaba por la escuela porque estaban usando nuestros estudios. Víctor lo conoció y lo llevó a escuchar varios alumnos. Yo le canté algo de la música tradicional serbia y en ese momento me dijo:
-¿Puedes venir al ensayo esta noche?
Me presenté al ensayo y me dio una canción que estaban a punto de sacar del disco porque no estaba funcionando, no podían hacer un arreglo con el que estuvieran contentos. Grabé con los músicos que estaban grabando el disco, que eran de los mejores en sus instrumentos, entre ellos estaba Chico Pinheiro, el guitarrista de Brasil. Probé la canción con ellos y el productor tuvo la idea de arreglarlo como un dúo entre Plácido y yo, unos dos días después me llamaron al estudio y otra vez grabé yo con los músicos y después de un rato, como una hora, entró Plácido y lo grabamos juntos y salió en el disco Encanto del Mar: Mediterranean Songs, la canción se llama Non potho reposare.
Eso no hubiera pasado si yo no hubiera estado en la escuela ni sin los esfuerzos de Víctor Mendoza que siempre creía en todos sus alumnos y pensaba que merecían lo mejor. Esa fue una experiencia muy linda y me hizo sentir muy humilde porque aunque todos los músicos y el productor me dieron el mejor trato que me podía imaginar, yo sentí la diferencia de nivel entre esos músicos y yo, y fue un privilegio grabar con ellos y ver su nivel de profesionalismo. Todos ellos, que son los más altos de sus instrumentos a nivel mundial, fueron las personas más humildes, más amables que yo he conocido, eso también es una gran lección porque muchas veces en las artes tenemos que enfrentarnos con nuestro propio ego, recientemente salió una entrevista con Antonio Sánchez donde dice que para ser músico uno tiene que tener una piel muy gruesa porque hay, obviamente, mucho fracaso, mucha decepción pero igual uno debe ser humilde porque en nuestro trabajo se trata de colaborar y yo vi esa unidad y esa colaboración más profunda en los músicos que grabaron en el disco de Plácido Domingo. Fue una experiencia muy positiva y formativa.
Tuvimos muchas experiencias, casi cada semana había artistas que estaban de visita y venían a nuestras clases, nos escuchaban, comentaban nuestra música y también compartían lo que ellos sabían de sus instrumentos y de sus experiencias profesionales.
Place To Be
En esa época grabé un EP con cuatro canciones que yo compuse que fue, básicamente, mi tesis de la maestría. El EP se llama Places (Lugares) por todos los lugares que han tenido una influencia en mi música y en mi vida: Serbia, España, Canadá, y porque la música, yo siento, nos puede llevar afuera del lugar en que estamos, tiene una forma metafísica, digamos, de sacarnos de nuestra manera de pensar, de nuestra vida cotidiana y para mí también es una manera de consolidar los distintos elementos de mi ser y de mi identidad, y de crear un lugar musical al que yo pertenezca.
PRIMERA PARTE: No soy de aquí ni soy de allá
TERCERA PARTE: Jelena, sirena en el manantial de arena
https://www.youtube.com/watch?v=lQp2HzX6xZQ
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