Hace un par de meses, el martes 10 de noviembre, el presidente Enrique Peña Nieto vino al municipio de Coatepec a inaugurar el Clúster Científico y Tecnológico BioMimic del Instituto Nacional de Ecología (INECOL). En esa ocasión, igual como la expectación que ahora ha despertado su presencia en el puerto de Veracruz con motivo de la tradicional ceremonia conmemorativa de la promulgación de la Ley Agraria de 1915, entre algunos crédulos priistas persistía la esperanza de que el jefe del Ejecutivo federal, como líder máximo del priismo, mandaría señales claras a la militancia tricolor veracruzana sobre el aspirante de sus preferencias para la próxima sucesión gubernamental.
Pero esa vez no hubo fumarola de humo blanco, como parece que tampoco ahora la habrá. Ayer, el gobernador Javier Duarte de Ochoa aclaró que el mandatario mexicano no viene a un acto partidista sino agrario, y el senador Héctor Yunes Landa, fuerte aspirante del PRI a la gubernatura, desmintió que Peña venga a “destapar” al candidato de su partido.
Así que aquellos que andan comiendo ansias por ver y saber hacia dónde podría apuntar la supuesta línea presidencial en su visita de este miércoles 6 al puerto de Veracruz, mejor deberían de darle seguimiento al estilo personal de gobernar que hasta ahora ha caracterizado al mexiquense y revisar cómo ha procedido en las entidades que en 2013 y 2015 cambiaron de gobernadores, sobre todo en Nuevo León, donde se esperaba que impusiera como candidato a su secretario de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal.
Como ya se sabe, a pesar de su estrecha relación personal, Peña Nieto jamás maniobró ni promovió a Guajardo, por lo que de los seis aspirantes priistas a esa gubernatura la nominada fue la senadora Ivonne Álvarez, ex alcaldesa del municipio de Guadalupe.
Álvarez García, abogada y ex conductora de televisión de Multimedios (el grupo dueño de Milenio TV), ganó la postulación porque además de encabezar las encuestas por su carisma y popularidad, el PRI argumentó que nunca lanzó acusaciones contra otro político. Sin embargo fue arrasada por el candidato independiente Jaime Rodríguez, “El Bronco”, quien capitalizó el hartazgo de la ciudadanía y del empresariado neoleonés por el cuestionado gobierno del priista Rodrigo Medina.
El de Nuevo León es un escenario muy parecido también al de Veracruz por el fuerte desgaste de la administración del gobernador Duarte de Ochoa.
Por eso llamó la atención que en noviembre pasado, en el programa de televisión por internet “Polaca a la veracruzana”, el dirigente priista Alberto Silva declarara que las encuestas no serán definitorias en el PRI para escoger al próximo candidato a la gubernatura, ya que este método no había mostrado efectividad en otras entidades.
“El método de encuestas ya se probó en Nuevo León que no sirvió, ya se probó en Querétaro que no sirvió, ya se probó en otros estados”, dijo el diputado federal por Tuxpan, aunque acotó que el tema demoscópico siempre será importante, haciendo una medición sobre la aceptación social de un candidato, “pero lo más importante es el termómetro social que tenemos, de cómo podemos ir juntos, de cómo podemos amalgamar toda esa gran fuerza del priismo e ir juntos con el gobernador a ganar la elección”, pues puntualizó que no se llega a la primera magistratura atacando y golpeando, ni haciendo de eso su única vocación en la vida.
Y es que esa misma filosofía política es la que distinguió también a Peña Nieto desde que gobernaba el Estado de México, cuya candidatura presidencial de 2012 la construyó sin atacar a otros aspirantes.
Este miércoles el Presidente no viene a “destapar” a ningún aspirante del PRI a la gubernatura, pero su décimo cuarta visita a Veracruz en estos tres años de su administración presidencial tiene otra connotación política no menos interesante: su respaldo y deferencia hacia el gobernador Javier Duarte, a quien en su anterior visita a la entidad le habría dicho que como jefe político del priismo veracruzano será quien decida la candidatura de su partido para relevarlo en 2016.
“En el tema de la sucesión me dijo: Javier, nunca me has fallado, pero esta es la decisión más importante de tu vida, no te puedes equivocar, con lo cual me está dando la gran responsabilidad”, reveló hace un mes Duarte de Ochoa a un grupo de columnistas, quien presumió que “el Presidente me tiene una estima que la siento en los hechos. Nunca he tenido un no del Presidente. Todo lo que le he pedido siempre me ha dicho que sí”.
Habrá quienes tengan sus dudas, pero la presencia de Peña Nieto este miércoles en Veracruz –luego de que los detractores del gobernador se regocijaban porque supuestamente el mexiquense no vendría a presidir la última ceremonia conmemorativa agraria del sexenio duartista– es una prueba de que el mandatario veracruzano sigue posicionado en la confianza y el afecto del Jefe del Ejecutivo federal.
Por eso, aunque ha dicho que “el tema no es apoyar a un compadre o a un amigo, sino a un proyecto”, Javier no puede equivocarse en su gran decisión.