Hasta ahora, ninguna alternancia en la Presidencia de la República ni en los gobiernos estatales ha satisfecho las expectativas de la ciudadanía ni de sus promotores.
Ahí está, por ejemplo, el fiasco que resultó la administración del panista Vicente Fox, el primer militante de la oposición que en el año 2000 asumió el poder presidencial. Luego lo sucedió su correligionario Felipe Calderón, cuyo gobierno fue tan desastroso que en 2012 el electorado decidió que volviera a gobernar el PRI.
Ahora los panistas andan pactando alianzas estatales con el PRD, partido al que han impedido acceder a la Presidencia de la República validando los fraudes electorales de los candidatos del Revolucionario Institucional o los de sus propios abanderados, como fue el caso de Calderón en el 2006.
En 1988, el PAN legitimó el polémico triunfo del priista Carlos Salinas de Gortari sobre Cuauhtémoc Cárdenas, quien al año siguiente fundaría el partido del sol azteca, a cuya militancia renunció el 25 de noviembre de 2014 por congruencia con sus principios, pues expresó su preocupación por la falta de credibilidad del instituto, su ausencia de los movimientos sociales y el interés por aliarse en ese entonces con el PAN, en Sonora.
Pero también al interior de Acción Nacional existen posturas contrarias a pactar alianzas con el PRD, tal como quedó de manifiesto en septiembre pasado en el homenaje luctuoso que la Fundación Carlos E. Castillo Peraza rindió al desaparecido ex dirigente nacional con motivo de los 15 años de su fallecimiento, en el cual se presentó su libro “Así entiendo al PAN”, comentado por Germán Martínez Cázares, otro ex presidente del CEN panista.
“Carlos Castillo desagradó a los rebaños clientelares de ocasión que desdeñan la convicción para alcanzar el poder, sobre todo adentro del partido. (…) Desagradó a los que inventaban encuestas como método de propaganda. Desagradó a los débiles de carácter para defender la dignidad, la propiedad y el bien común. Desagradó a los que querían alianzas entre el PAN y el PRD. Desagradó al mapache y cacique por torcer la voluntad popular”, recordó Martínez Cázares ante los familiares de Castillo Peraza y de otros connotados militantes.
Pero ésta no es la primera vez que Martínez Cázares descalifica las alianzas electorales que ha establecido el PAN con el PRD en las entidades donde unidos han ganado gubernaturas. El 22 de julio de este año, por ejemplo, en un artículo publicado en el diario Reforma bajo el título “El ‘Chapo’ y los panistas”, el también ex secretario de la Función Pública formuló una serie de cuestionamientos motivados por el escándalo que provocó la visita de una legisladora sinaloense al narcotraficante, meses antes de que el capo se fugara nuevamente de un reclusorio federal de alta seguridad. El ex dirigente nacional recriminó:
“¿En verdad la diputada local del PAN de Sinaloa, Lucero Sánchez López, nada tiene que ver con Joaquín Guzmán Loera? Los panistas sinaloenses que la conocen saben perfectamente cómo hizo campaña, describen privilegios y dan fe de su escasa actividad parlamentaria. ¡Todos se lavan las manos! ¡Nadie es capaz de meterlas al fuego, salvo un solitario compañero diputado!
“(…) Esa candidatura la facilitó la terrible mezcolanza de gobierno producida por las coaliciones PAN-PRD, donde sin el menor aprecio por una ‘idea de país’ se patrocinan ambiciones personales, y se pisotea al partido que tiene en su historia y memoria al también sinaloense Manuel Clouthier del Rincón.
“Por supuesto que la señora Sánchez López, representante de Cosalá en el Congreso de Sinaloa, es inocente hasta que la autoridad demuestre en un juicio su culpabilidad; pero lo que quiero subrayar es el vergonzoso ‘modelito’ panista de ganar elecciones, literalmente ‘con quien sea’, sólo porque se le envuelve y adorna cerca de la bandera perredista.
“La contienda por la presidencia nacional del PAN entre Ricardo Anaya y Javier Corral debe poner una ¡basta definitivo! a esa perversa suma de burgos podridos”, dijo Martínez Cázares a unos días de que se eligiera al nuevo dirigente del blanquiazul. “¿Qué significa Malova para el PAN? ¿Unos cuantos sueldos a panistas y fuero para sus allegados? Javier Corral apostó mucho y fuerte a esas coaliciones, sobre todo en Oaxaca. ¿Qué cuentas le podría pedir ahora Corral a Gabino Cué, después del fracaso estrepitoso para administrar la educación en su estado, si antes él le abrió la puerta de Palacio de Gobierno? ¿Qué cosecha envenenada levantará el PAN sinaloense al postular pillos, sólo por sus ansias de ganar por ganar? Y si Rafael Moreno Valle quiere ser candidato presidencial, tiene que poner sus barbas a remojar”, advirtió en alusión a las aspiraciones del gobernador de Puebla, quien busca contender por la Presidencia de la República en 2018 aliado con el sol azteca.
¿De veras la única opción que tenemos los veracruzanos de sacar al PRI de la gubernatura el año entrante es votar por el candidato de “esa perversa suma de burgos podridos”, la cual pretenden encabezar Juan Bueno Torio, un ex miembro de los “Amigos de Fox”, y Miguel Ángel Yunes Linares, cuyos ex subordinados fueron implicados al inicio del sexenio foxista en la primera fuga del “Chapo” Guzmán del penal de Puente Grande, Jalisco?