Por supuesto que la atención de analistas y actores políticos no sólo del PRI sino también de la oposición –entre ellos Miguel Ángel Yunes Linares, aspirante a encabezar la alianza PAN-PRD para la gubernatura de 2016, el cual le estaba apostando a la anunciada fractura del priismo veracruzano por la estridente confrontación que hasta hace poco mantenían los senadores priistas Héctor Yunes Landa y Pepe Yunes Zorrilla con el gobernador Javier Duarte y los fidelistas– estará puesta en el conciliábulo que tendrá lugar este viernes en el rancho San Julián, de Perote, donde además del líder nacional del tricolor, Manlio Fabio Beltrones, estarán presentes los dos miembros del Senado, el mandatario estatal y, entre otros, el diputado federal Alberto Silva Ramos, dirigente del Revolucionario Institucional en Veracruz y principal delfín del grupo gobernante para suceder a Duarte de Ochoa.
Sin embargo, como ya lo habíamos consignado aquí hace un par de días, aunque a todos los aspirantes priistas a la gubernatura y a sus seguidores se les “cuecen las habas” porque ya surja humo blanco en el CEN del PRI, todo parece indicar que el “destape” del candidato oficial no ocurrirá antes de enero próximo y que, por ende, Beltrones tampoco viene a levantarle la mano a nadie en la comilona de este día en el rancho de la familia Yunes Suárez, pese a que se ha filtrado que ya habría un presunto acuerdo entre los senadores, de que en la sucesión estatal el año entrante iría Héctor Yunes y en la del 2018, que se empatará con la elección presidencial, Yunes Zorrilla.
¿Estarán de acuerdo el gobernador Duarte y su candidato Silva Ramos, cuyo grupo, a pesar del descrédito y repudio popular cuenta con un capital político que, aunque muy disminuido, puede ser determinante en la suma electoral para sacar adelante la candidatura de alguno de los dos senadores ante un escenario tan competido como el que se avizora si es que prosperara la anunciada alianza PAN-PRD con Yunes Linares a la cabeza?
Además, como también ya lo habíamos comentado en este espacio, existen otros factores de opinión y/o decisión que seguramente serán considerados en el reparto de las 13 gubernaturas que se renovarán el año entrante para asegurar los equilibrios de poder entre las corrientes internas más fuertes del PRI con miras a la sucesión presidencial de 2018, de la que el propio Beltrones no está totalmente excluido aunque haya sido obligado a autodescartarse públicamente para franquearle el paso a la dirigencia nacional priista.
Y es que referíamos que en 2016 no sólo se va a elegir al sucesor de Javier Duarte sino que además se elegirá a los titulares del Poder Ejecutivo de otros 12 estados, entre ellos Colima, donde el Tribunal Federal Electoral revocó el apretado triunfo del priista Ignacio Peralta, quien superó con apenas 506 votos a José Luis Preciado Rodríguez, del PAN.
Peralta volverá a contender en la elección extraordinaria de 2016, según ha confirmado ya el CEN del PRI. Al ex alcalde de Colima, egresado del Instituto Tecnológico Autónomo de México, lo vinculan con Luis Videgaray, el presidenciable secretario de Hacienda y Crédito Público, quien aparentemente acaba de ganar otra importante posición con la propuesta que el presidente Enrique Peña Nieto acaba de hacer ante el Senado para ratificar el nombramiento de Julio Santaella Castell, también de la cofradía del ITAM, como miembro de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Con Videgarary identifican igualmente al diputado federal Baltazar Hinojosa Ochoa, presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública y fuerte aspirante a gobernador de Tamaulipas, quien compite por la candidatura priista con Marco Antonio Bernal, muy allegado a Beltrones.
¿La decisión que ya tomó la cúpula priista en Colima y la que está por definirse en Tamaulipas incidirá en Veracruz, donde el alfil de Videgaray es Pepe Yunes, presidente de la Comisión de Hacienda del Senado? ¿Por ello es que ha comenzado a filtrarse que ya habría un supuesto acuerdo entre ambos legisladores, de que el año próximo iría Héctor Yunes y que en el 2018 sería postulado el oriundo de Perote?
Pero a dicho pacto, al parecer, aún no se han sumado Duarte y su delfín Beto Silva, cuyas simpatías en la carrera presidencial de 2018 parecen estar alineadas a favor del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, quien este 15 de noviembre asistió al quinto informe de gobierno de Javier Duarte como representante personal del presidente Peña Nieto.
Es cierto que Duarte de Ochoa ya no gobernará y ni siquiera residirá en Veracruz dentro de tres años, pero quien lo suceda en el poder será el operador político responsable de sacar avante la elección del próximo candidato priista a la Presidencia de la República, una misión que se antoja casi imposible dado que los abanderados del partido tricolor no han ganado en la entidad en las últimas tres sucesiones presidenciales, desde el año 2000 hasta el 2012. Y, de hecho, también perdieron la de 1988, aunque el entonces gobernador Fernando Gutiérrez Barrios y su secretario de Gobierno, Dante Delgado, maniobraron para que Carlos Salinas de Gortari “ganara” esos comicios fraudulentos.
¿O a poco fue fortuito que en diciembre de ese año Salinas nombrara a Gutiérrez Barrios secretario de Gobernación, y que a Delgado Rannauro lo hicieran gobernador sustituto? El tema se presta para la sobremesa de la comida de este día en el rancho San Julián, pues casualmente al inicio del sexenio salinista Beltrones fue subsecretario de Gobernación con el “hombre leyenda”, de donde salió en 1991 a la gubernatura de Sonora.