Aunque en el fondo todos los partidos políticos en México tienen usos y costumbres más o menos similares, pero el ADN y los genes del PRI difieren en mucho a los del PAN, PRD y sobre todo a los de Morena, del ex priista y ex perredista Andrés Manuel López Obrador, quien en el proceso electoral federal del pasado 7 de junio asignó “democráticamente” unas candidaturas plurinominales con su dedito índice y otras ¡a través de una tómbola!.

López Obrador, al igual que Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y muchos otros ex priistas que en 1989 terminaron fundando el partido del sol azteca, renunciaron al PRI inconformes por las decisiones verticales del presidencialismo autoritario y del grupo dominante en el poder. El rompimiento de estos ex militantes del tricolor se dio justamente en la víspera de la sucesión presidencial de 1988, cuando el presidente Miguel de la Madrid Hurtado impuso como candidato al más antipopular de los aspirantes del Revolucionario Institucional: a Carlos Salinas de Gortari, su secretario de Programación y Presupuesto, quien oficialmente ganó aquella polémica elección bajo la sospecha de fraude.

A pesar de estas y otras rupturas y desprendimientos, el PRI ha logrado recuperarse y sobrevivir como partido mayoritario por la férrea disciplina e institucionalidad que las cúpulas siguen imponiendo a sus militantes, cuya lealtad es premiada con cargos de representación popular, puestos en la administración pública de los tres niveles de gobierno, y, sobre todo, enriquecimiento lícito o ilícito e impunidad, prácticas que ya tampoco son privativas del priismo sino que también fueron adoptadas por los líderes y gobernantes del PAN y PRD en cuanto escalaron de las alcaldías a otras elevadas posiciones de poder, primero algunas gubernaturas y finalmente, en el caso de Acción Nacional, la Presidencia de la República, los cuales no se conformaron sólo con los tradicionales cobros de “diezmos” y “moches” sino que inclusive han permitido que capos del narcotráfico y grupos de la delincuencia organizada financien las campañas de algunos de sus candidatos.

El tema cobra vigencia porque el priismo en Veracruz vive una situación inédita a raíz de la sucesión gubernamental en puerta. Ex dirigentes estatales del PRI, unos que siguen militando en el tricolor y otros que emigraron a la oposición, ven con preocupación el enfrentamiento abierto de los senadores de la República y del gobernador de su mismo partido, cuya confrontación se ha crispado aún más a raíz del anuncio del arribo del diputado federal tuxpeño Alberto Silva Ramos a la presidencia del CDE priista.

Este jueves, tras confirmar que será propuesto a la dirigencia estatal de su partido, el ex alcalde de Tuxpan lanzó un exhorto a Héctor Yunes Landa y a Pepe Yunes Zorrilla para fortalecer la unidad priista de cara al proceso electoral de 2016. Silva Ramos dijo que ambos senadores son sus “amigos” y que por supuesto “no me afectan las críticas, es por eso el llamado a la unidad del partido, porque el enemigo a vencer está afuera”.

De acuerdo a los usos y costumbres que durante décadas han prevalecido y siguen vigentes en el PRI, ¿los senadores y aspirantes priistas a la gubernatura tienen derecho a vetar la designación de Silva, quien cumple cabalmente con los requisitos estatutarios para asumir la presidencia del CDE del PRI? Los argumentos esgrimidos por Héctor y Pepe Yunes no son contundentes. ¿Ya se les olvidó a ambos cómo llegaron también ellos a la dirigencia priista, uno en 2007 para sustituir a Ricardo Landa Cano después del “carro completo” que en el proceso electoral local de ese año se acababa de llevar el fidelismo, y el otro en 2011 en reemplazo de Ranulfo Márquez Hernández, actual secretario de Desarrollo Social, quien en la sucesión estatal de 2010 tuvo que disciplinarse cuando su gran amigo, el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, no lo hizo su sucesor como él esperaba por las complicidades políticas que los hermanaron?

Por eso cobró relevancia que el pasado martes, durante una gira por el distrito de San Andrés Tuxtla, la secretaria general de la CNOP, Erika Ayala Ríos, les haya recordado a sus correligionarios de esa región que dentro de su partido, el PRI, “el único jefe político se llama Javier Duarte de Ochoa”, y lanzara un llamado a la unidad y a la reconciliación entre los priistas para llegar fortalecidos a los comicios del próximo año.

La lideresa cenopista, quien por cierto es la suplente de Héctor Yunes en el Senado de la República, sostuvo que dentro del PRI hay plena libertad para expresar lo que se piensa, lo que se quiere y lo que se aspira. Pero al día siguiente, miércoles 14, Ayala Ríos fue más contundente al pronunciarse en abierto a favor del ex secretario de Desarrollo Social y ex vocero del gobierno estatal, pues dijo que conoce su amplia trayectoria de partido y que no tiene la menor duda de que será un digno dirigente de los priistas veracruzanos. “Alberto Silva es un excelente activo de nuestro partido, y lo respaldaremos porque siempre ha estado muy cerca de nuestro sector”, remarcó la también lideresa sindical del COBAEV.

Y este jueves se sumaron a la “cargada” a favor del tuxpeño los dirigentes estatales de la Red Jóvenes X México, Sandro Gómez; del Movimiento Territorial, Víctor Rodríguez, y de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos de la CNC, Juan Carlos Molina Palacios, compadre del senador Yunes Landa, quien inclusive se atrevió a recomendar que como secretaria general vaya una mujer del sector campesino.

Así que todo está listo para que los rejegos priistas veracruzanos se den un banquetazo, sólo que en lugar de “tragar sapos” van a tener que engullirse tremendo Cisne y sin hacer gestos.

Presentan libro  de Williams

El próximo viernes 23 de octubre será presentado el libro “Instituto y Museo de Antropología de Xalapa. Historia de su fundación y patrimonio cultural”, del licenciado Jorge Williams García, ex discípulo del extinto maestro José Luis Melgarejo Vivanco.

La obra será presentada por la doctora Maura Ordoñez Valenzuela, directora del MAX, y por el arqueólogo Mario Navarrete Hernández.

El evento será a las 17:00 horas en el Museo de Antropología de Xalapa.