Contra las tendencias que habían sido benévolas en materia de delitos del orden común en Veracruz, en agosto se dispararon las cifras y, comparativamente con el mes previo, registraron un incremento de más de 14 por ciento en el total de delitos, al pasar de 3 mil 538 en julio, a 4 mil 051 el mes pasado.
¿Qué está pasando en el rubro de seguridad en Veracruz?
Aunque la apertura por la carrera gubernamental que estará en competencia en 2016 ha ocupado los titulares de los periódicos, ha distraído el contenido de las columnas políticas y ha enfrascado en duros debates al gobernador Javier Duarte de Ochoa y al panista Miguel Ángel Yunes Linares, en los que se han incorporado frases pendencieras y, válgame la expresión, perrunas, lo cierto es que ello está ocultando el problema que padecen directamente los veracruzanos.
Las cifras presentadas por el Consejo Nacional de Seguridad Pública no dejan lugar a dudas. Dentro del total de delitos, el de robo creció casi 9 por ciento entre julio y agosto (de 1 mil 431 a 1 mil 559) y es el más cometido en lo que va del año: de los 31 mil 255 delitos acumulados entre enero y agosto, la cifra de robos llegó a 12 mil 357 (es decir, casi el 40 por ciento). Lo más grave es que los robos cometidos con violencia crecieron también entre julio y agosto, al pasar de 424 a 469, lo que significa un incremento de más de 10 por ciento.
Hoy no han salido las autoridades de seguridad a señalar cifras alegres porque no las hay. Aunque los robos con violencia a casas habitación registraron un decremento de 20 por ciento (de 35 a 28 en los meses considerados), los demás muestran incrementos preocupantes.
En efecto, los robos con violencia a negocios crecieron en más de 37 por ciento (de 69 a 95); los robos de vehículos registraron un crecimiento de más de 18 por ciento (de 114 a 135), y el robo con violencia en carretas creció en 50 por ciento (de 8 a 12). Hay que considerar que, salvo en el de homicidio, en que la existencia de personas que han fallecido con violencia invariablemente deben denunciarse, en los demás delitos debe considerarse la existencia de la denominada cifra negra, es decir, aquellos delitos que no son denunciados en las agencias ministeriales.
En el caso del homicidio entre julio y agosto se observa un decremento marginal, pues pasaron de 100 a 94, lo mismo en el caso de los homicidios dolosos, que pasaron de 58 a 55.
En secuestro, la situación sigue igual
En el caso del secuestro, donde tanto autoridades como organizaciones civiles calculan que solo el 10 por ciento de los casos son denunciados, la cifra se mantiene en 9, para completar en lo que va del año 66 secuestros. Si consideramos la cifra negra, podemos imaginar que en agosto se habrían cometido 90 y 660 en los primeros ocho meses del año.
Lo interesante en el delito de secuestro es que mientras en el ámbito nacional hay una tendencia decreciente de junio a agosto (al pasar de 105 a 62), en el solar jarocho se mantiene la tendencia, incluso, con crecimiento al pasar de 7 a 9. Así, mientras que en el país se han denunciado 690 secuestros hasta agosto, Veracruz ha contribuido en el mismo periodo con 62, es decir, casi el 10 por ciento.
Aunque se hagan verdaderos actos de malabarismo estadístico en la Comisión Estatal de Seguridad Pública, lo cierto es que Veracruz sigue ocupando los tres primeros lugares en materia de secuestro, y ya estamos en desventaja con nuestros vecinos del norte y el sur, Tamaulipas y Tabasco, donde se cometía una mayor cantidad de privaciones ilegales de libertad.
Cuadro 1: Posición de estados del país por número de secuestros (Agosto y 2015)
En efecto, en el mes de agosto Veracruz ocupa el segundo lugar, mientras que en el acumulado del año se ubica en el tercer lugar, superado por Tamaulipas y el Estado de México. Lo grave es que mientras Tamaulipas y Tabasco muestran franca mejoría, Veracruz se mantiene estable.
Solo basta ver cómo se ha comportado la incidencia en el delito de secuestro en los meses de junio, julio y agosto, para ver ese fenómeno. Tamaulipas ha tenido en los meses señalados una tendencia de 27-18-11; Tabasco, una de 14-7-3 y Veracruz una de 7-9-9. Eso significa que en los estados en que históricamente ha habido un mayor número de secuestros, hoy se observa una disminución importante, mientras que en Veracruz la situación se ha estancado.
Si en junio, Veracruz se registró casi una cuarta parte de los secuestros denunciados en Tamaulipas y la mitad de los de Tabasco, en agosto la situación se ha complicado: apenas dos menos que Tamaulipas, y el triple de los ocurridos en Tabasco.
¿Alguien podrá salir a explicarnos por qué no avanzamos en este rubro e, incluso, registramos incrementos en los delitos reseñados en esta colaboración?
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