PRIMER ACTO

Áspera Patria, hoy ya no eres suave
pues en tu mutilado territorio
predomina un ambiente de velorio,
de plumas arrancadas a tu ave.

Te condujeron, Patria, a ser enclave,
mundana sucursal del purgatorio
y penan tu percal y tu abalorio
en el yermo terreno del deslave.

Ya murieron las rosas y el nopal,
solamente sobrevivió una espina
incrustada en tu pecho cual puñal.

Tú que fuiste impecable y diamantina
hoy sucumbes a la crueldad del mal
que amordaza tu voz con su sordina.

 

SEGUNDO ACTO

Se amordaza tu voz con la sordina
pero esa voz exquisita y potente
volverá a armonizar en el presente
tu canción impecable y diamantina.

Habrá de terminar esta rutina
que urdió algún bufón impertinente
y volverá tu luz omnipotente
a dispersar la sombra y la neblina.

La gutural modulación del bajo
de nueva cuenta va a plagiar al ave
para cortar a la epopeya un gajo.

Sé que otra vez encontrarás la llave
que abra la prisión y así, de un tajo,
volverá tu resplandor, Patria suave

Ver También: ¡Viva México, cabrones!; el grito sin cena

 

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