El jueves de la semana anterior, Gerardo Buganza, aspirante a candidato independiente a la gubernatura de Veracruz, recorrió la zona sur hasta el puerto de Coatzacoalcos, donde inauguró la segunda casa de “Generando Bienestar”, la asociación política ciudadana que recién obtuvo su registro legal ante el Instituto Electoral Veracruzano y que él fundó hace cinco años luego de haber renunciado a su militancia en el PAN y de hacer el compromiso público de que nunca más volvería a reafiliarse a otro partido político.

Por haber formado parte del gabinete del gobernador Javier Duarte de Ochoa –primero como secretario de Gobierno, luego en la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP) y posteriormente de vuelta en la SEGOB hasta a mediados de julio pasado–, hay quienes cuestionan la independencia de Buganza e inclusive se atreven a especular que el ex panista sería una especie de Caballo de Troya del mandatario veracruzano y de su antecesor, el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, para restarle votos en el PAN a Miguel Ángel Yunes Linares, el principal detractor de este grupo del PRI en el poder y el más fuerte aspirante del partido blanquiazul para volver a buscar la gubernatura en 2016.

Buganza ha argumentado que él es un político profesional, sin ligas ni ataduras partidistas, y que, en efecto, él se incorporó a este gobierno al igual que otros ex militantes panistas inconformes con la nominación de Yunes Linares impuesto por el presidente Felipe Calderón, quien en 2010 se opuso a que el candidato del PAN lo eligiera la militancia.

Sin embargo, el ex senador y ex diputado federal busca repetir el campanazo que ya dio en la sucesión estatal de 2004, elección que las autoridades electorales le adjudicaron al priista Herrera Beltrán pero que Buganza asegura haber ganado con más de 9 mil votos de ventaja.

Quienes lo minimizan etiquetándolo como un simple candidato de paja utilizado por el duartismo para ahuyentar a los cuervos yunistas del blanquiazul que ya merodean el Palacio de Gobierno se pueden llevar tremenda sorpresa en la próxima elección, ya que Buganza no sólo es un estratega con gran sentido del orden y la disciplina, que mide calculadoramente cada uno de sus pasos y decisiones, sino que además cuenta con una estructura política-electoral propia a través de la asociación “Generando Bienestar”, construida a lo largo de cinco años, y lo más relevante: el apoyo político-financiero de grupos de poder que traspasan las fronteras de Veracruz y que han comenzado a impulsar desde el norte del país un movimiento ciudadano nacional que se enfila hacia la sucesión presidencial de 2018.

Contra lo que muchos suponen, Buganza decidió participar en el juego sucesorio del año próximo porque al menos sabe que hay amplias posibilidades de triunfo para un candidato independiente. Las encuestas a las que todavía tuvo acceso como secretario de Gobierno así se lo hicieron ver: hasta antes de las elecciones federales de junio, seis de cada diez veracruzanos entrevistados manifestaron que estaban dispuestos a votar por un candidato sin partido. Un mes después, la cifra aumentó a siete de cada decena de encuestados.

Por eso, a mediados de julio, Buganza tomó esta decisión que sorprendió a sus colaboradores más cercanos y al propio gobernador Duarte porque ni siquiera se las consultó ni anunció previamente. Al mandatario sí le hizo saber su desacuerdo con algunas decisiones que otros de sus colaboradores estaban tomando en perjuicio del patrimonio del pueblo veracruzano. Pese a ello, el ex secretario no rompió política ni personalmente con su ex jefe. Prueba de ello es que no salió por la puerta de atrás sino que el Ejecutivo estatal tuvo palabras de reconocimiento a su labor y lealtad como servidor público.

Como gobernador y secretario de despacho, entre Duarte y Buganza siempre prevaleció el trato respetuoso e institucional. Como miembro del gabinete, nunca hizo nada sin consultarlo con el Ejecutivo. Inclusive cuando como titular de la SIOP decidió denunciar penalmente a contratistas vinculados con el ex gobernador Herrera que cobraron anticipos y las obras completas ¡sin haberlas construido! Tampoco estuvo de acuerdo con la concesión al multimillonario Carlos Slim del inconcluso proyecto del túnel sumergido de Coatzacoalcos, cuyo litigio él emprendió exitosamente a favor del gobierno de Veracruz en contra de la incumplida y voraz empresa española que era la concesionaria original.

Por eso suena inverosímil que Buganza se esté prestando a ser títere de Duarte y de Herrera sólo para boicotear la candidatura de Yunes Linares. El apoyo financiero que ha comenzado a recibir para moverse y sostener su estructura en el estado obviamente no lo está recibiendo del gobierno duartista que actualmente enfrenta serios problemas de liquidez para cumplir sus compromisos con proveedores y contratistas, maestros, pensionados y la burocracia en general.

En un par de meses, el ex panista cordobés va a hacer público el soporte ciudadano que respalda su candidatura independiente así como otras alianzas de alcance nacional que van a dejar en claro que su proyecto no es tan aldeano como sus detractores afirman ni una ocurrencia derivada del enconado pleito histórico entre los dos principales capos de grupos del PRI y PAN que en las sucesiones estatales de 2004 y 2010 le arrebataron primero la oportunidad de gobernar y luego de volver a contender por la gubernatura de Veracruz.

Hasta ahorita, este tiburón sólo ha sacado la aleta sobre la superficie, pero pronto mostrará sus fauces. ¿O a poco creen que sus encuentros con Cuauhtémoc Cárdenas y Jaime Rodríguez, “El Bronco”, ex candidato independiente y gobernador electo de Nuevo León, fueron fortuitas?