El jazz y el rock son primos hermanos; comparten un abuelo común, el blues, y ambos han sido históricamente rebeldes, contestatarios y comprometidos con los movimientos sociales, mientras el rock elevaba sus protestas contra la guerra de Vietnam, el jazz marchaba al lado de los movimientos reivindicatorios de los derechos civiles de la comunidad afroamericana; mientras el rock pugnaba por la paz mundial, el jazz se adhería a las luchas libertarias de los países africanos.
Pero el encuentro en terrenos estrictamente musicales se dio hasta 1970, el año anterior, Miles Davis había puesto los cimientos con un par de álbumes, In A Silent Way y Bitches Brew, grabaciones en las que el discurso del jazz era renovado no solo en la dotación instrumental sino en la estructura misma de la música. El experimento, sin embargo, no lograba insertarse en el gusto de los seguidores de ninguno de los dos géneros.
El problema, dice Ian Carr en su libro, Miles Davis, la biografía definitiva, consistía en que la música de Miles era demasiado extrema para el viejo público de jazz que, como es habitual, tenía gustos muy conservadores y reaccionarios y, al mismo tiempo, sus actuaciones en directo no poseían la coherencia rítmica que atraía a los entusiastas del rock.
La visión comercial de Clive Davis, presidente de la compañía Columbia Records, jugó un papel trascendental en la consolidación del género. Convenció a Miles de que hiciera conciertos en grandes estadios e hizo una promoción muy fuerte de la nueva música, tras varias presentaciones masivas, el recién nacido jazz rock comenzaba a florecer.
Después, de las filas del trompetista se desprendieron varios músicos que formaron sus propios grupos para explorar y explotar la nueva estética. Weather Report, banda formada por Wayne Shorter y Joe Zawinul, Return To Forever de Chick Corea y Mahavishnu Orchestra de John McLaughlin son las tres agrupaciones más paradigmáticas de la época.
Desde entonces, el jazz y rock han construido sus propios senderos pero muchas veces se encuentran en el camino, se dan la mano y comparten algunos parajes sonoros, es el caso de A Love Electric, una banda de rock pero con instintos jazzísticos, fundada en México por el guitarrista y cantante Tood Clouse.
Clouse nació Minneapolis, Minnesota y se fue formando en varias ciudades estadounidenses; Kansas City, New York y Boston, donde recibió toda la sabiduría jazzística de Berklee. Llegó a México en una gira y decidió quedarse a vivir aquí por una razón contundente, había un departamento desocupado.
Platiqué con él:
Llegué a México dando clases en unos talleres y también tocando con unos amigos en una gira en Guadalajara. Ahí me comentaban que tenía que ponerme en contacto con Hernán Hetch, me comuniqué con él, invitó a Aarón Cruz y empezamos a tocar juntos.
Aarón me comentó que había un departamento vacío en su edificio en la Colonia Portales, en el DF y yo dije ok, voy por ahí. De eso hace poco más de tres años, me encantó y me quedé.
Así formamos nuestro power trío, A Love Electric, una banda de música rockera con espíritu de jazz, de improvisación y de exploración. Es como rock psicodélico con un poco de profundidad de jazz.
Todos somos músicos que hemos tocado en varios proyectos de jazz y hemos estudiado la tradición pero en esta banda estamos tocando canciones de rock pero improvisando, cada noche es diferente, no tenemos un set list, la canción puede durar tres o veinte minutos.
Tenemos algunos «desarreglos» de canciones de Nirvana o de Black Sabbath que están muy arregladas con compases irregulares, improvisación y algo de spoken word pero la mayoría de lo que tocamos es música propia.
Yo hago las letras en inglés, todavía es difícil para mí escribir en español porque siento que estoy mintiendo.
El proyecto tiene un poco más de tres años y nos ha ido muy bien, hemos ido a Europa cuatro o cinco veces (hemos estado en Alemania, España, Praga), a Argentina, recientemente a Colombia y nos hemos presentado mucho en México; nos ha ido mejor de lo que pensamos que era posible.
Realmente somos tres personas con un espíritu un poco gitano que queremos viajar, queremos tocar y compartir la música en diferentes condiciones, puede ser un festival grande, un club muy pequeño o un taller, eso nos permite movernos mucho.
Tenemos un nuevo disco que se llama Son of a Hero (Hijo de un héroe), lanzado por una disquera de los Estados Unidos que se llama Ropeadope, en ese disco tenemos dos invitados, John Medesky y Sandra Cuevas.
Estamos promocionando esto, vamos a presentarlo el jueves en el Festival de Jazz de Córdoba y el viernes [17 de julio] en La Tasca. Hay una banda de aquí, abriendo, que se llama Rising Flower y después seguimos nosotros.
También estamos dando una clínica el mismo viernes, a la una de la tarde, en La casa de nadie, es una clínica muy abierta, es para todas las edades y para todos los instrumentos o no instrumentos, no es solamente para músicos. Más que una clínica formal es un intercambio en el que compartimos nuestra experiencia y herramientas de expresión.
El costo de la presentación y el de clínica es de 150 pesos cada una pero, si alguien toma ambas actividades, el costo total será de 250 pesos.
CONTACTO EN FACEBOOK CONTACTO EN G+ CONTACTO EN TWITTER