Mal empieza Antonio Nemi Dib al frente del Consejo Estatal de Seguridad Pública (CESP), cuando en su evaluación del comportamiento del delito de secuestro en la entidad desgrana verdades a medias.

No cabe duda que la incidencia de este flagelo ha disminuido drásticamente entre 2014 y 2015. Si consideramos los cinco primeros meses de este años respecto a los de 2014, efectivamente el número de secuestros denunciados ante la Fiscalía General de Justicia ha mostrado una disminución del 48.1 por ciento, lo que debe reconocerse ampliamente porque se había convertido en la industria delictiva más boyante en territorio veracruzano.

En efecto, según los datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, respecto a la incidencia delictiva del fuero común, mientras de enero a mayo del año pasado se habían denunciado 79 privaciones ilegales de la libertad, para los primeros cinco meses de este año la cifra rondó los 41 casos, una baja sensible ciertamente.

Lo que no veo es de dónde sacó que el año pasado Veracruz se colocó en el lugar ocho a nivel nacional en el número de secuestros y que en el presente se ubica en el lugar 13. Es posible que el FBI le hubiera dado esos datos, porque según los registros del Sistema Nacional de Seguridad Pública, cuyas fuentes son las procuradurías y fiscalías estatales de justicia, la situación no es tan apacible como el funcionario estatal señala.

Sumando los secuestros registrados en los primeros cinco meses del año pasado, Veracruz (junto con Michoacán) se ubicaba en el segundo lugar (que no en el octavo), con 79 casos, mientras que en el mismo periodo de 2015 había bajado al tercer lugar, con 41. (Vea el cuadro siguiente)

Cuadro 1. Incidencia del delito de secuestro. Enero-Mayo 2014 y 2015.

Fuente: Sistema Nacional de Seguridad Pública. Incidencia delictiva del fueron común. 2014 y 2015.
Fuente: Sistema Nacional de Seguridad Pública. Incidencia delictiva del fueron común. 2014 y 2015.

Seguramente, Juan Antonio Nemi Dib confía mucho en su memoria, pero para el caso de emitir un comunicado de prensa debiera tener sobre su escritorio los datos reales y palpables y no ser demasiado engañoso a la hora de referirse al lugar que Veracruz ocupa en cuanto a ese delito en el entorno nacional.

Falta aún mucho camino por recorrer

Otro error en que incurrió este martes 14 el funcionario fue señalar que los datos proporcionados son del primer semestre de ambos años. Falso, se refería a los primeros cinco meses.

Pese a que, ajustando el periodo a cinco meses, fue certero al señalar que en 2014 ya había registro de 79 casos de secuestro, su memoria le falló al señalar que en 2015 se han reportado menos de 40, cuando en realidad fueron 41.

En unos cuantos días, el SNSP ofrecerá los datos acumulados hasta junio. Esperemos que la tendencia a la baja se mantenga. En 2014, en el acumulado del primer semestre, se habían denunciado en el país 979 secuestros. En el caso de los estados, ocupaban los primeros lugares Tamaulipas, con 216 plagios, seguido de Michoacán (109) y Veracruz (100).

En el presente año, tomando en cuenta solo de enero a mayo, en Veracruz los secuestros se han mantenido en el promedio de ocho mensuales, con 41, que constituyen de todas maneras casi el 10 por ciento de los registrados en el ámbito nacional (447).

En el mes de mayo, Veracruz se ubicó como la cuarta entidad por número de secuestros, con 8, superado por Tamaulipas (17), Estado de México (14) y Tabasco (19), y seguido del Distrito Federal (5) y Guerrero (3).

Pese a ello, de enero a mayo la lista mantiene a Veracruz en los tres primeros lugares: Tamaulipas (95), Estado de México (72), Veracruz (41), Guerrero (37), Tabasco (31) y Distrito Federal (20). Estas seis entidades suman 296 de los 447 secuestros denunciados en el país, es decir, más de dos tercios (66 por ciento).

La constatación de estas tendencias indica que Veracruz está muy lejos de alcanzar mejores estándares de seguridad pública, pese a las enormes inversiones aplicadas, la incorporación de las fuerzas federales al combate contra el crimen organizado, la contratación y formación profesional de miles de elementos policiacos y, por supuesto, las declaraciones optimistas de funcionarios estatales, a los que recientemente se ha unido Toño Nemi.

En cuanto al secuestro, ciertamente ha habido una importante disminución. Nemi Dib atribuyó este descenso a la aplicación de correctas estrategias contra el secuestro, como el oportuno intercambio de información de inteligencia y la detención de varias bandas de secuestradores que operaban en la entidad, lo que ha permitido desarticular sus redes y desincentivar el delito. Y añadió:

“Sin falsos triunfalismos, porque en seguridad nunca se puede cantar victoria, este decremento es significativo, porque habla de que ha funcionado la coordinación estrecha entre los tres niveles de gobierno para enfrentar la inseguridad, sobre todo en este tema, tan sensible para todos”.

Solo se esperaría de un profesional tan acucioso como el exsecretario de Salud que tuviera los datos exactos a la mano.

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