Durante años, la principal preocupación de los alcaldes veracruzanos se relacionaba con la obra pública; a ello se destinaba la mayor parte, casi la totalidad, del presupuesto de los municipios. Lo demás –educación, cultura, salud, desarrollo económico y medio ambiente, entre otras áreas– parecía no importar a las autoridades locales.
Se explica esa tendencia en función de la rentabilidad política de la obra pública y, sobre todo, por la comisión que por años han cobrado los ediles sobre los contratos, una práctica que se conoce comúnmente como el diezmo.
Constructores y proveedores de los gobiernos llaman diezmo a esa aportación fuera de la ley, producto de una cultura donde impera la corrupción, que se realiza al gobernante para acceder a contratos del sector público.
Así, quien pretende concursar por los contratos de obras públicas en los Ayuntamientos (solo por mencionar una de las muchas instancias donde esa práctica es cotidiana), quien busca convertirse en proveedor del gobierno y establecer tratos comerciales con éste, debe realizar una aportaciones que antes era del diez por ciento (de ahí proviene la palabra “diezmo”) y que en nuestros días llega al 15 o del 20 por ciento.
Esas prácticas han sido la principal preocupación de los alcaldes, que ven en los ayuntamientos la posibilidad de resolver precarias situaciones e, incluso, el futuro económico personal y familiar.
Son pocos los ayuntamientos que escapan a esa tendencia; Tuxpan es uno de esos casos: el año pasado comenzó a explorarse la posibilidad de rescatar un cuerpo lagunar llamado El Ensueño, ubicado en la comunidad El Higueral.
Se trata de una laguna que tiene una extensión de casi 20 hectáreas; prácticamente toda la superficie estaba cubierta por maleza acuática, le llaman lechuguilla, lo que provocaba afectaciones a la población de 4 comunidades de ese municipio: El Higueral, que tiene 889 habitantes (censo 2010 de Inegi); Boca del Monte, 453; Buenos Aires, 670; y Ojite, con 180 pobladores. Esos lugares comparten tres características comunes, están asentados cerca de El Ensueño, son del área rural de Tuxpan y enfrentan problemas por alta marginación.
A este último punto se debe la preocupación del ayuntamiento encabezado por Raúl Ruiz Díaz por rescatar ese espacio y buscar la preservación ambiental, el cuidado del ecosistema y la reactivación económica y turística de esas cuatro comunidades, cuyos habitantes se debaten entre la pobreza y el desempleo.
El año pasado comenzaron los estudios, en los que participaron especialistas en recuperación de cuerpos de agua de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y de la Universidad Veracruzana; y en marzo del presente año iniciaron los trabajos de limpieza, que a la fecha registran un avance del 60 por ciento.
La inversión es de entre 5 y 7 millones de pesos; no se trata de una pavimentación, ni de alumbrado público o drenaje, ni de trabajos para embellecer al Puerto, sino de acciones de cuidado al entorno ambiental que beneficiarán de manera directa a unas 2 mil 200 personas que viven cerca del Ensueño. De paso, las autoridades locales buscan crear un espacio más para el desarrollo turístico en ese lugar del norte veracruzano, demostrando que la obra pública, con toda la importancia que reviste, no debe ser el único foco de atención dentro de una administración municipal. @luisromero85