En octubre de 2014 detonó, en el norte de la entidad, un escándalo mediático que escaló en el ámbito nacional: el influyente periódico La Opinión de Poza Rica publicó una esquela de plana entera en memoria de Heriberto Lazcano, “El Lazca” o “Z-3”, el líder fundador de Los Zetas, el brazo armado del Cártel del Golfo que se escindió de esa organización criminal a raíz de las negociaciones que el sexenio pasado habría emprendido Osiel Cárdenas Guillén, capo del CDG, con Joaquín “El Chapo” Guzmán, jefe del Cártel de Sinaloa, para integrar una sola federación nacional de cárteles que pretendía detener entre ambos grupos delictivos la violenta disputa de territorios y mercados de la droga.
El aviso luctuoso publicado en el rotativo veracruzano aludía al segundo aniversario del abatimiento del narcotraficante, muerto en un operativo de inteligencia militar en Progreso, Coahuila, el 7 de octubre de 2012 cuando presenciaba un partido de beisbol. La esquela fue firmada con el seudónimo “El Perrito de Evelio”. La reproducción de la publicación luctuosa se hizo viral en redes sociales porque contenía no sólo la imagen de Lazcano sino también una extensa apología sobre el ex militar y líder de esta organización criminal. El autonombrado “Perrito de Evelio” le seguía refrendando su incondicionalidad: “Siempre juntos hasta que la muerte nos separe, y donde quiera que la muerte nos sorprenda bienvenida sea. Siempre leales”. Y se despedía así del desaparecido capo de Los Zetas: “Te recordaremos siempre amigo y jefe. Tu familia que formaste te extraña.”
La Opinión de Poza Rica perteneció a Raúl Gibb Guerrero, quien fue ejecutado el 7 de abril de 2005, recién iniciada la administración del gobernador Fidel Herrera Beltrán, cuando el empresario periodístico provenía de inaugurar las instalaciones de un periódico filial en Martínez de la Torre. A diez años del crimen no ha sido esclarecido pese a la promesa que en su momento hizo a los familiares Herrera Beltrán, uno de los cuales, Julio Domínguez, esposo de una sobrina de Gibb y dueño del diario pozarricense El Noreste, edita la revista Newsweek Veracruz, en cuya edición del 13 de septiembre de 2014 señaló al empresario Francisco “Pancho” Colorado, procesado en Texas por lavado de dinero de Los Zetas, como autor intelectual de este crimen.
Pero en la presente administración del gobernador Javier Duarte tampoco se ha resuelto este caso no obstante que una hermana del occiso, Norma Gibb, forma parte de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de Periodistas creada el 18 de diciembre de 2012 por la LXII Legislatura, y que la sobrina del editor ultimado, la diputada priista Gabriela Arango Gibb, integra la Comisión para la Protección de Periodistas en el Congreso local.
Es más, ni siquiera pesó la estrecha amistad que Raúl Gibb mantenía con Miguel Ángel Yunes Linares, quien por la fecha de su muerte se desempeñaba como subsecretario de Seguridad Pública federal en la administración del presidente Vicente Fox.
Este miércoles, sin embargo, en respuesta a los señalamientos que el día anterior había hecho el gobernador Duarte ante comunicadores del norte del estado en un encuentro en Poza Rica –en el que el mandatario veracruzano les pidió “portarse bien” y no hacer tratos con la delincuencia organizada–, el aspirante del PAN a la gubernatura consideró sumamente graves las declaraciones del jefe del Ejecutivo y, a través de un comunicado, lo emplazó a proceder conforme lo dispone el artículo 193 del Código Penal Federal que expresamente señala que “toda persona que tiene conocimiento de la comisión de un hecho que la ley señale como delito está obligada a denunciarlo ante el Ministerio Público y, en caso de urgencia, ante cualquier funcionario o agente de policía”..
Y es que Duarte expuso que con la derrota del PRI en el distrito electoral de Poza Rica, “la gente me expresó y me lo dijo con el resultado del pasado 7 de junio: gobernador ya estamos hasta la madre, ya queremos que actúe”, por lo que anunció que las instituciones de seguridad reforzarían sus operativos para debilitar a las organizaciones delictivas de la zona norte, sin importar que de ellas también formen parte funcionarios, notarios públicos, policías, empresarios e incluso trabajadores de los medios de comunicación. “Sobre advertencia no hay engaño”, sentenció el mandatario, quien anticipó que “vamos a sacudir el árbol y se van a caer muchas manzanas podridas”, ante lo cual llamó a los comunicadores presentes a “portarse bien”, a permanecer alejados de la delincuencia organizada y a romper vínculos con ella si acaso los tuvieran.
“No hagan vínculos con los delincuentes. Si los tienen, ¡desháganlos! Si necesitan que los ayudemos para protegerlos, dígannos, pero no hagan tratos”, les pidió, pues dijo que el problema surge cuando dos grupos delictivos se disputan una plaza y en medio quedan los trabajadores de la comunicación. “Se los digo por ustedes, por sus familias, pero también por mí y por mi familia, porque si algo les pasa a ustedes al que crucifican es a mí. Pórtense bien, todos sabemos quiénes andan en malos pasos. Dicen que en Veracruz sólo no se sabe lo que todavía no ocurre. Todos sabemos quiénes de alguna u otra manera tienen una vinculación con estos grupos; que hagamos como que la virgen nos habla es otra historia…”
En efecto, en esa región todo mundo sabe –incluidos los altos jefes policiacos del estado, militares y funcionarios de la Federación– quién controla actualmente a la delincuencia organizada, cuyo cinismo de su líder es tal que hasta apologías en memoria de su extinto jefe Lazcano ha mandado a publicar a plana entera. Pero la descomposición de la seguridad pública en Poza Rica data desde que Yunes Linares era secretario de Gobierno (1992-1997), motivo por el que entonces creó la Policía Intermunicipal Poza Rica-Tihuatlán-Coatzintla que ahora el gobernador Javier Duarte ha desintegrado para que la Gendarmería Nacional asuma el Mando Único. Vamos a ver si deciden llegar hasta el mero fondo.