Más de 11 años han pasado del inicio de los trabajos para la construcción del Túnel Sumergido de Coatzacoalcos, una obra que representa una inversión de 5 mil millones de pesos y que consiste básicamente en cuatro carriles que pasarían, con una longitud de más de 2 mil 280 metros, debajo del río para comunicar a ese importante municipio con Villa Allende y la zona de Complejos.

La obra tiene una importancia incuestionable para la economía de la región sureste, en virtud de que ayudará a disminuir los tiempos de traslado, volviendo más eficientes las actividades productivas.

Han pasado 3 administraciones estatales y los trabajos no concluyen; recordamos que la adjudicación de los contratos data del 2004; la construcción debió terminar tres años después, en 2007, pero a 8 años de distancia, todavía no finaliza.

La llegada del Grupo Carso, que encabeza el empresario Carlos Slim Helú, abre la posibilidad para que el proyecto del Túnel Sumergido por fin se cristalice y ya se anticipa que la obra concluirá en un plazo no mayor a un año; en ese proceso, será determinante la intervención del titular de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP), Tomás Ruiz González, quien, por cierto, sobre ese tema comparecerá este jueves ante los diputados de la Legislatura local.

El Túnel Sumergido, sin embargo, no es la única obra relacionada con las vías de comunicación que se proyecta reactivar en Veracruz: en el sur de la entidad se anunciará en breve la autopista Coatzacoalcos-Minatitlán, que sería construida mediante una asociación pública privada, figura que contemplan las leyes estatales; recordamos que en octubre de 2014 la Legislatura del Estado aprobó la Ley Número 300, que permite dicho esquema para la construcción, operación, explotación, conservación y administración de la infraestructura.

De igual manera, al interior de la SIOP se habla de una importante inversión para la autopista Córdoba-Xalapa y para reactivar la construcción de la nueva autopista Cardel-Poza Rica, un proyecto detenido por años, así como de la vía que enlazará a los puertos de Tampico, Tamaulipas, y Tuxpan, en el norte veracruzano.

Por si fuera poco, la dependencia que encabeza Tomás Ruiz ejercerá 300 millones de pesos para la rehabilitación de las vías estatales, caminos rurales y carreteras alimentadoras.

Son obras que, si se concretan, representarán un importante beneficio para el sector productivo de Veracruz. Por el bien del estado, ojalá así sea; es decir, que esos no se conviertan en anuncios incumplidos.

En términos políticos, por cierto,  esos trabajos podrían ser la carta de presentación del secretario de Infraestructura de cara a 2016, el año de la sucesión.

Habría que destacar que las obras programadas para este año tendrán un fuerte impacto en las zonas conurbadas de la entidad, los municipios más poblados, que son los que definen elecciones.

En unos meses veremos entonces si esas obras y las relaciones en el altiplano y con el sector empresarial y financiero le son suficientes a Tomás Ruiz para estar en condiciones de apuntarse en la sucesión. @luisromero85