Claro, frontal, directo como es, el candidato de la coalición PRD-PT a la diputación federal por el distrito de Xalapa Urbano, Magno Garcimarrero Ochoa, ha provocado cierta molestia, incluso urticaria, entre las dirigencias estatales delos partidos que lo abanderan, primero, por su discurso; segundo, por sus respuestas ante los cuestionamientos de la prensa; y tercero, sobre todo, por su desapego a las formas que tradicionalmente prevalecen en la actividad política.
Hace dos semanas, por ejemplo, el candidato habló ante los medios del tema del financiamiento y reveló que el partido que lo propuso en los términos de los acuerdos de la coalición, el PT, no había enviado, hasta ese momento, un solo centavo para la campaña; apuntó que los cheques que le entregaron carecían de fondos, por lo que realizaba proselitismo con recursos propios.
Antes de eso, durante una conferencia de prensa, Garcimarrero dijo que si perdía la elección entregaría sus propuestas al candidato ganador a fin de que de cualquier manera lleguen al Congreso de la Unión, lo que también provocó la inconformidad de sus coordinadores de campaña, que le aconsejaban que descartara la posibilidad de una derrota.
Magno, sin embargo, no se perturba ni varía el discurso; se conduce de acuerdo con su experiencia, misma que le ha permitido ser funcionario de diferentes niveles, diputado local y senador de la República. Sin duda, la trayectoria del abogado, ex catedrático de la Facultad de Derecho de la UV y humorista veracruzano es respetable, al igual que su intensa participación en la vida cultural de la capital del estado.
Hace unos días, la campaña de Magno Garcimarrero fue objeto de un ataque que surgió desde el interior de su equipo. El suplente de la fórmula, Jorge Torroella Torres, se reunió con la prensa para renunciar a la postulación y anunciar que se sumaba a la campaña de Eduardo de la Torre Jaramillo, candidato independiente.
Torroella, quien fue propuesto por el PT para la suplencia, aprovechó los reflectores para lanzar sus petardos verbales contra el candidato propietario, a quien descalificó utilizando el argumento de que sus propuestas defendían el derecho a la muerte y no a la vida; no sólo reveló su ignorancia con relación a los planteamientos de campaña de Garcimarrero Ochoa, sino que evidenció otros temas relacionados con la confiabilidad.
Al abordar el tema vía telefónica, el candidato de PT-PRD –el veterano entre los abanderados en la contienda– señala: “no importa; el suplente es un cero a la izquierda; sólo entraría en funciones si el propietario muere… y yo no tengo planes de morir próximamente, sino hasta abril de 2022 y para eso faltan 7 años, por lo que la renuncia de ese señor me tiene sin cuidado; no es importante; además, me parece que en vez de renunciar de facto ante los reporteros, debió hacerlo ante el INE, que es el órgano correspondiente.”
“En realidad –agrega– la renuncia del suplente carece de importancia; Eduardo de la Torre no se lleva nada porque Torroella Torres nada representa; es un desconocido que sólo aparece en redes sociales.”
Hace unos días, Garcimarrero desestimó la renuncia del suplente de su fórmula y con su muy particular estilo, escribió: “Anoche dormí tranquilo, pero desperté con una mala elucubración dándome vueltas en la cabeza: ¿Y si de veras gano la elección? ¡Se va a ver de la fregada que mi ex suplente salga con que siempre no renuncia!”
Así, aunque Magno lo tome con humor, resultó evidente que la campaña negra que enfrenta el candidato de PT-PRD proviene, principalmente, del interior de su equipo. Una lástima. @luisromero85