Según trascendió a principios de 2013, no fue nada fácil para el gobernador Javier Duarte de Ochoa convencer a su exvecino Ramón Poo Gil para que dejara la administración de los negocios familiares y accediera a ser postulado por el PRI en la contienda electoral por la alcaldía del puerto de Veracruz.

Sin embargo, a final de cuentas, el joven empresario porteño decidió incursionar en la administración pública municipal emulando la hazaña que 30 años atrás realizó su padre Gerardo Poo Ulibarri también como alcalde del puerto jarocho, aunque en circunstancias electorales y financieras radicalmente diferentes a las que ahora le ha tocado enfrentar a Poo Gil, quien ha recibido todo el apoyo del mandatario estatal en funciones sólo que las finanzas del gobierno de Duarte de Ochoa no son tan solventes como las del sexenio del ex gobernador Agustín Acosta Lagunes. Además, para llegar a la alcaldía, Ramón tuvo que fajarse para convencer al electorado y revertir la fobia antipriista, la cual se ha ido arraigando desde 1994 en que se dio la primera alternancia con el PAN en la Presidencia de este histórico Ayuntamiento.

Una vez consumado su triunfo en las urnas y legitimado por las autoridades electorales, a Poo le empezaron a cantar las sirenas, pues gobierna el municipio más importante del estado y uno de los diez más relevantes del país, por su densidad poblacional, el tamaño de su economía y su privilegiado lugar en la historia continental y de México.

De ahí que muchos lo hayan querido hacer creer fantasías que por ahora son imposibles de concretarse en la realidad, y que otros hayan pretendido sorprenderlo ofertándole espejitos a cambio de oro al presuponer que sería fácil de acelerar por ser un gobernante neófito que nunca había incursionado en la política partidista. Sin embargo, por las enseñanzas que abrevó desde el seno familiar, Ramón Poo ha tenido la prudencia y la templanza para no alentar nada ni a nadie que lo pudiera distraer de su labor principal en esta inesperada etapa de su vida. De hecho, de su formación empresarial ha retomado lo mejor para definir un estilo diferente de gobernar, evitando adulaciones y protagonismos.

En corto, Poo viene reiterando que su principal aspiración es cumplir cabalmente con la responsabilidad que recibió de la ciudadanía porteña y no defraudar la confianza del electorado, refiriéndose no sólo a los más de 76 mil porteños que votaron por él sino incluyendo también a todos aquellos que sufragaron por otras opciones partidistas. Por ello, Ramón sabe que como gobernante no se puede distraer en sueños futuristas, y que tampoco sería ético desviar o despilfarrar los escasos recursos del Ayuntamiento para su autopromoción política personal, cuando ni siquiera dispone de fondos suficientes para el pago de laudos laborales de empleados municipales despedidos en administraciones anteriores.

Como alcalde de Veracruz se viene esforzando para dar mejores resultados a la población. Lo primero que hizo fue una reingeniería de la administración pública municipal para hacerla más eficaz y cercana a la ciudadanía; reajustó a su equipo de colaboradores sacrificando incluso a amigos cercanos; optimizó la recaudación de ingresos propios a través de los pagos referenciados en diferentes puntos de la ciudad; ha gestionado ante dependencias del gobierno de la República recursos federales para el mejoramiento de la imagen urbana de la ciudad así como el acceso a créditos blandos del Infonavit para dotar de vivienda digna a las familias de los trabajadores del ayuntamiento; está ampliando y rehabilitando la red de alumbrado público y racionalizando el gasto de consumo de electricidad con la sustitución de luminarias ahorradoras de energía; ha pavimentado más calles y avenidas con concreto hidráulico; y trabaja en la calidad y celeridad de los servicios públicos básicos, sobre todo coadyuva con el gobierno del estado para resolver el grave problema del suministro de agua potable ante el colapso financiero del SAS.

Por supuesto que no es posible satisfacer todas las demandas y necesidades populares, y quizá Ramón Poo aún no cumple al cien por ciento con las expectativas que generó en la ciudadanía porteña a su arribo a la presidencia municipal, pero al menos en estos 17 meses que lleva su administración el joven empresario y alcalde jarocho ha dejado constancia de que está poniendo lo mejor de sí, coordinándose con las autoridades federales y estatales en la atención y solución de las más urgentes demandas sociales, entre ellas el sensible tema de la seguridad pública. Y hasta ahora lo viene haciendo bien: sin distractores personales ni alentando falsas esperanzas en futuros cargos de mayor poder en el estado.

Oxígeno para Mota

Está por visitar Veracruz el máximo dirigente de la Confederación Nacional Campesina (CNC), el senador Manuel Humberto Cota Jiménez, quien este martes 26 estará en Tamaulipas para reactivar la estructura y círculos de activismo político de la organización cenecista en esa entidad vecina.

Cota Jiménez, según trascendió, vendría especialmente al octavo distrito electoral federal (Xalapa rural) para darle un espaldarazo al candidato de la alianza PRI-PVEM, Adolfo Mota Hernández, pues el ex secretario de Educación de Veracruz está midiendo fuerzas con el ex dirigente estatal de la CNC, Constantino Aguilar Aguilar, quien renunció a su militancia priista para ser abanderado por el PRD y el PT a la diputación federal.

La presencia del dirigente nacional cenecista sería precisamente para mandar el mensaje inequívoco de que los campesinos adheridos a esta central campesina estarían cerrando filas en torno a Fito Mota y no de Tino Aguilar. A ver si es cierto.