De las pocas cosas sensatas que se le ha escuchado decir al diputado local José Ramón Gutiérrez de Velasco, presidente de la Comisión de Seguridad Pública en la LXIII Legislatura del estado, es que un alcalde siempre sabe lo que pasa en su municipio, sobre todo cuando se trata de un municipio pequeño como Coatepec.
La declaración la hizo Gutiérrez de Velasco al ser entrevistado sobre el caso de este municipio vecino de Xalapa, donde el pasado jueves 23, con el apoyo de la Secretaría de la Defensa Nacional, fue disuelta la Policía Municipal por sus presuntos vínculos con un grupo del crimen organizado, y el viernes 24 fue instalado formalmente el Mando Único de seguridad pública por el gobernador Javier Duarte ante la notoria ausencia del alcalde priista Roberto Pérez Moreno, conocido popularmente como “Juanelo”.
Precisamente desde hace cuatro días no se le ha vuelto a ver públicamente en Coatepec al alcalde. Una de las versiones trascendidas es que la mañana del viernes, cuando viajaba de Xalapa hacia la ciudad que gobierna, fue detenido a la entrada del Pueblo Mágico por un convoy policiaco. No obstante que se identificó y les dijo que iba al palacio municipal para asistir a la ceremonia oficial de la toma de control de seguridad pública, los uniformados le impidieron el paso ya que presuntamente le habrían expresado que él no estaba contemplado para ese evento, por lo que Pérez Moreno tuvo que retornar a la capital veracruzana, donde vive con su familia en un departamento de la avenida Orizaba.
Otra versión señala que ese mismo viernes, a las 10 de la mañana, habría sido citado por Gerardo Buganza en su despacho de la Secretaría de Gobierno, el cual le habría recomendado que no se presentara en el evento de seguridad pública que encabezaría el gobernador Duarte de Ochoa. El argumento que le habría dado el alto funcionario estatal a “Juanelo” es que su nombre aparecía en un voluminoso expediente ministerial debido a los señalamientos que en su contra habría hecho uno de los policías municipales detenidos por el caso del homicidio de su tesorero Guillermo Pozos Rivera.
Efectivamente, los rumores y las sospechas sobre la presumible complicidad del munícipe coatepecano con un grupo delincuencial asentado en esa región arreciaron desde hace ocho meses a partir del secuestro y ejecución del tesorero municipal, cuyo cadáver apareció a finales de agosto de 2014 sobre la carretera Jalcomulco-Tlaltetela.
Un mes después, el 25 de septiembre, fue detenido el comandante de la policía municipal de Coatepec, Eder Omar Álvarez Tapia, (a) “El Boss”, junto con otros dos elementos policiacos: Jairo Brizio Caballero Espinosa y Francisco Sandoval Hernández, por su presunta implicación en la muerte de Pozos Rivera, según informó la Procuraduría General de Justicia del Estado con base en los resultados arrojados de la investigación 165/2014 instruida en la Unidad Integral de Procuración de Justicia del Distrito Judicial de Coatepec.
Según trascendió, las detenciones del jefe y el par de policías municipales habrían sido posibles luego de la captura en la colonia Manantiales, de Coatepec, de cuatro hombres armados presuntamente oriundos del estado de Jalisco, los cuales, al rendir su declaración, habrían aportado informes sobre el levantón y homicidio del tesorero.
Para ejecutar la orden de aprehensión obsequiada por el juez que lleva la causa penal, los elementos de la Policía Ministerial del estado tuvieron que apoyarse en la Marina Armada de México y la Secretaría de Seguridad Pública que implementaron un operativo táctico de inteligencia para detener en el interior del palacio municipal a los presuntos imputados.
Lo que llamó la atención de todo este asunto es que uno de los implicados era el comandante Álvarez Tapia, (a) “El Boss”, quien un año antes había salido de las filas policiacas de Seguridad Pública del estado sin buenas referencias, lo que motivó serias diferencias entre el alcalde y el titular de la SSP del estado, Arturo Bermúdez Zurita.
El contubernio de los policías municipales con el crimen organizado no era un asunto nuevo en Coatepec. El 2 de abril de 2013, todavía durante la última administración municipal del PAN, dentro del operativo “Veracruz Seguro” convoyes de Seguridad Pública y de la Armada de México detuvieron a diez elementos policiacos cuando a bordo de tres patrullas comercializaban dosis de marihuana sobre la carretera estatal Las Trancas-Coatepec. Les fueron requisados 497 sobres del estupefaciente. El comandante que dirigía a los municipales confesó que trabajaban para una célula de la delincuencia organizada y que sus elementos recibían un pago de 4 mil pesos quincenales.
Este viernes, al instalar oficialmente el Mando Único en Coatepec con elementos del Nuevo Modelo Policial y de la Fuerza Civil de Veracruz, el gobernador Javier Duarte remarcó en su mensaje que las instituciones gubernamentales responden con determinación y firmeza a los actos violentos registrados en esta región cafetalera. “Que quede claro, en Veracruz nadie puede ni debe estar por encima de la ley”, reiteró.
Pero el alcalde priista “Juanelo” Pérez Moreno no lo escuchó. Desde el jueves no se le ha vuelto a ver en el palacio municipal. Ayer trascendió que este lunes podría dar conferencia de prensa. ¿Será para anunciar su separación del cargo o deveras será tan valiente para sostenerse en él? Porque otra línea de investigación tendería hacia su inexplicable y súbito enriquecimiento, pues en un año habría triplicado sus bienes inmobiliarios.
Merecido homenaje
Buen detalle el de Alfredo Ferrari Saavedra, presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, quien este fin de semana, mientras realizaba una intensa gira de trabajo con la secretaria general del CEN priista, Ivonne Ortega Pacheco, por los distritos de Córdoba, Zongolica y Orizaba, se dio tiempo para organizar un homenaje póstumo al maestro Guillermo Zúñiga Martínez, quien falleció la noche del pasado jueves en Xalapa.
Zúñiga Martínez fue maestro normalista, abogado, director de Educación Popular y secretario de Educación y Cultura del estado; diputado local y federal, presidente municipal de Xalapa y en esta administración fue creador y rector de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV). Pero también fue dirigente estatal del PRI, partido que condujo con mano firme pero conciliadora, lo que le permitió entregar buenas cuentas a la militancia tricolor.
Alfredo Ferrari lo conoció bien, fueron amigos, compañeros y hoy le hace un merecido homenaje en la sede estatal del Revolucionario Institucional, lo que habla muy bien del actuar líder del priismo veracruzano, ya que sabe reconocer a los grandes hombres de su partido, a quienes han dejado huella y merecen ser recordados. Eso es sencillez y nobleza.
Clara ventaja
Elízabeth Morales inició su campaña, según los números de la reconocida encuestadora María de las Heras, con 18 puntos de ventaja sobre su más cercano competidor, pero conforme han transcurrido los días de campaña esa ventaja parece que ya se amplió, pues mientras los candidatos de la oposición se han dormido en sus laureles y pecan de confiados, la abanderada de la coalición PRI-PVEM ha intensificado su trabajo de persuasión y convencimiento por las colonias y mercados pero además ha procurado encuentros con representantes de diversos sectores de la sociedad xalapeña como contadores públicos, ingenieros, catedráticos universitarios, empresarios, médicos, ciclistas, etcétera, quienes le han manifestado su apoyo porque coinciden con sus propuestas para el bienestar de Xalapa.
Por eso que nadie se sorprenda si el 7 de junio próximo el voto útil de esos xalapeños se vuelca a favor de la ex alcaldesa y ex dirigente estatal del PRI.