Para quienes no se enteraron, el año pasado nos despidió con una nota periodística que anunciaba reformas al código hacendario de Xalapa y donde se incluían nuevos cobros para cualquier clase de evento artístico, involucrando a artistas callejeros, independientes, cuentacuentos, luchadores y hasta cirqueros, además de las recaudaciones ya existentes bajo el concepto de permisos y e impuestos por boletaje.
La noticia despertó revuelo y se armó una convocatoria para informar a otros artistas y a la comunidad en general, así como para mostrar nuestro desacuerdo por decisiones de esta índole sin tomar en cuenta las circunstancias en las que tantos artistas independientes viven –y sobreviven– y por no acercarse a la sociedad para buscar alternativas viables que no aniquilen a la “Atenas Veracruzana”.
Como resultado, un grupo de artistas de distintas disciplinas buscó asesoría jurídica y redactó una carta dirigida al presidente municipal, Américo Zúñiga, exponiendo argumentos en contra de varias de las disposiciones y ofreciendo alternativas donde todos, como sociedad, salgamos ganando. La carta, que recaudó más de 1400 firmas y se entregó el 4 de marzo, sirvió para lograr un acercamiento con las autoridades y así replantear algunos aspectos y definiciones del quehacer artístico y su función.
Como resultado, ha surgido el colectivo Artistas en Libertad, cuyos integrantes han logrado reunirse con el presidente municipal y han creado un comité de trabajo con siete representantes del gobierno y siete del colectivo, para buscar alternativas viables que fomenten el trabajo artístico independiente, así como lograr que artistas, sociedad y gobierno conformen un diálogo permanente para elaborar políticas culturales y hacendarias más justas y realistas.
Para entender mejor los hechos, me di a la tarea de entrevistar a Mercedes Boullosa (actriz, cantante, pintora, gestora, productora, conductora, tallerista, entre otras cosas) quien, además de ser artista independiente, es miembro activo de dicho colectivo y forma parte de las mesas de diálogo y ha sido mi fuente principal de información y consulta durante todo este proceso.
Para complementar, recurrí también a una historiadora del arte y curadora (Nuria Sadurni) y a un antropólogo (Mauricio Márquez), a quienes pedí su punto de vista sobre la importancia del artista independiente y su labor.
Primero que nada, es necesario preguntarnos cuál es el panorama actual y los retos del artista independiente en México, en Veracruz y en Xalapa. Mercedes Boullosa (“La Bullo” o “la Pior”, como ella se autodenomina), nos dice que no es alentador “si sólo miramos el bloque que se cierra cada vez más para impedir un florecimiento a las anchas”, pero que si cambiamos la perspectiva, significa también “la oportunidad de crecernos ante la adversidad… si pensamos que estamos en ese momento en que la mami gobierno no comprende que no nos va a callar”. También nos dice que “el reto siempre ha sido, y seguirá siendo, vivir de lo que hacemos, hacer lo que somos”.
La historiadora del arte Nuria Sadurni nos menciona la falta de espacios (hablando de artistas plásticos) para exhibir obra, así como los altos cobros por comisiones de las galerías e impuestos, para lo cual, los artistas se han ido conformando en colectivos que les permitan sobrevivir en condiciones más favorables.
Yo me atrevo a decir que, además de lo ya mencionado, el panorama actual tiene al artista independiente en desventaja competitiva respecto de lo que ofrecen los medios masivos de comunicación, así como de los artistas institucionalizados y de los consagrados.
En palabras de la propia Mercedes, “es una lucha por cada artista, agremiado o no, asalariado o independiente, por sus proyectos, sin importar disciplina, por los foros independientes y públicos que cobijan nuestro quehacer artístico, por la sociedad xalapeña que merece opciones, acervo cultural. En efecto, Artistas en Libertad lucha no por un individuo en sí, sino por el patrimonio cultural de la ciudad, por evitar a toda costa que se sofoque al arte y que se le permita florecer en todas y cada una de sus disciplinas”.
Y es que el arte emergente y el independiente siempre tienen que luchar por sobrevivir, aún cuando pueda ser incluso más representativo, socialmente hablando, que otras propuestas más oficialistas.
A su vez, Mauricio Márquez, antropólogo, nos dice que desde el punto sociocultural el artista independiente cumple una función de crítica sin ningún compromiso institucional y con una mirada más fresca, mediante estrategias más subversivas e innovadoras.
Y esto nos lleva a la siguiente pregunta obligada: ¿Cuál es la función del artista independiente? Y aquí todos los puntos coinciden. La función de los artistas independientes es la de ser la conciencia y la voz denunciante de una sociedad. Los artistas independientes representan la contraparte de lo oficial y lo institucionalizado. Esto no quiere decir que lo que se produce desde las instituciones sea malo; simplemente, que muchas veces tiene una línea o compromiso que seguir y puede volverse excluyente; en cambio, la independencia da la libertad de dar voz a todos y dar cabida a todo lo demás, incluyendo aspectos y sectores sociales que buscan ser acallados, distorsionados o ignorados.
Luego entonces, ¿es necesario el arte independiente? “Absolutamente”, nos dice Boullosa, y complementa: “El arte que germina desde la independencia, si bien puede constreñirse por la falta de apoyos, es el contenedor, el albacea cultural de una sociedad”.
Nuria Sadurni nos dice que el arte independiente, más allá de lo estético, busca la confrontación y la denuncia. A mi parecer, es necesario porque es más inclusivo y representativo, porque es lo que nos da un panorama más amplio de quiénes somos, hacia dónde vamos como sociedad y cómo nos concebimos. También Bullo nos dice que “gestionar por una explosión cultural es bienestar para todos, los dependientes, tienen en su mayoría, su buen porcentaje de independientes, ya sea porque con un extra se completan o porque en el fondo desearían ser tan independientes como nosotros, de ser viable un futuro esperanzador.”
Por lo tanto, ¿qué aportan a la sociedad los artistas independientes y qué podemos hacer para convertir la relación artista/público o artista/sociedad en algo simbiótico?
Los artistas independientes aportan una visión más completa de nuestra identidad, una visión confrontadora y la conciencia social. Pero también, como bien dice Mercedes Boullosa, nos aportan sueños: “La independencia nos hace soñar, inventar la de cosas para poder producir, para poder expresar a través de nuestro quehacer, para atraer público que pague por nuestro trabajo porque, fuera de la idea de que el artista en su gozo anda de vagancia, los artistas independientes, si bien sin horario ni fecha en el calendario, trabajamos de sol a sol, la hacemos de mil usos”. Pero también, en el plano funcional, el arte independiente aporta muchas más cosas que podrían, en verdad, convertir la relación artista/sociedad en algo lleno de beneficios, mismos que menciona La Bullo de la siguiente manera:
“Aportamos soñar con una sociedad plagada de arte, ¿se imaginan las calles de Xalapa invadidas de murales, sus camiones siendo galerías ambulantes en su retaguardia en lugar de publicidad, sus parques con cuentacuentos, títeres, sus teatros abiertos y estrenando puestas en escena cada mes, sus salas de concierto iluminando el ambiente sonoro, sus librerías con visitas de niños, escritores, lecturas en voz alta, sus cafés rodeados de grupos de jazz, sus tablados al aire libre con bailarines dando giros al sol, sus camellones portando esculturas, las mesas de sus casas disfrutando de un café en una taza de cerámica horneada en talleres independientes?, ¿se imaginan? Imaginen… La simbiosis entre autoridades, sociedad y artistas, es (…) la única respuesta que hay ante una ciudad que nos encona con su violencia y desorden, el arte, no es un lujo, el arte es una respuesta”.
Porque es importante mantener ese diálogo entre sociedad, artistas y entre gobierno. Estoy segura de que tenemos mucho qué hacer por la comunidad a la que pertenecemos, por la que nos preocupamos y por cambiar el panorama y la perspectiva. Porque como dice Mauricio Márquez, “el artista es el que dice y representa aquello que está latente en una sociedad”, pero no solo estamos interesados en la denuncia, estamos interesados en hacer de la vida algo que vale la pena, algo más transitable. Porque el arte es un “arma” de construcción masiva y no un enemigo, ni un parásito ornamental. El arte rompe esquemas y cambia la perspectiva, nos permite ser quienes somos, es incluyente y un catalizador de ideas, de emociones y de expectativas.
Artistas en Libertad, más allá de ser el nombre de este colectivo xalapeño, debe ser la lucha permanente por no callar, por no aislarnos y por no fragmentarnos. Debe ser la voz de la pluralidad y la diversidad cultural.
Es, también, un llamado a la sociedad a acercarse a los artistas, a no menospreciar a quien no goza de todo el respaldo institucional o mediático que otras manifestaciones tienen. Porque como dice Mercedes Boullosa, es necesario “entablar una urgente comunicación con la autoridad, con la sociedad, con los mismos artistas. Establecer definiciones más precisas con respecto a nuestro quehacer, con el fin de ser tabulados como lo que somos, artistas que con su trabajo trascienden pensamientos y conocimientos a la sociedad, dejar de ser considerados como meros espectáculos, este movimiento, pretende dignificar el huracán artístico que posee Xalapa.”
Como artista institucional e independiente que soy, me parece que hay que valorar lo que tenemos, lo que somos y lo que nos representa. Dejar también de escatimarle al cover modesto para ver al artista local, mientras pagamos fortunas por ver a los que salen en la tele. No se trata de restringir nuestro consumo o gustos, sino de conocer, de arriesgarnos como público para encontrarnos con sorpresas más que agradables y ampliar horizontes.
Vale la pena mirar qué tiene para ofrecer la vastísima propuesta artística que hay en nuestra ciudad, en nuestro estado y en nuestro país, en todas las disciplinas. Vale la pena escucharnos, alienarnos artistas y público y sentirnos orgullosos de lo que somos. Démonos esa libertad que los artistas están buscando, junto con todos.