El jazz, la música de la libertad, ha sufrido muchos atentados de parte de los regímenes totalitarios que se han sentido amenazados, justamente, por su vocación libertaria; en la colaboración denominada Strauss, Škvoreckýe y el jazz durante el Tercer Reich hablé de las prohibiciones y restricciones que quisieron imponerle los nazis, hacia los años 40-50 sufrió un nuevo embate, fue prohibido en algunos países de la URSS, entre ellos Azerbaiyán, la patria de un niño que se embelesaba con esa música que había descubierto en el cine y que escuchaba a través de la BBC de Londres.
Hacia los años sesenta, cuando la prohibición fue levantada, Vagif Mustafazadeh se había convertido en adolescente, estudiaba en el Conservatorio Estatal de Azerbaiyán y empezó a integrar el mugham (música tradicional azerbaiyana) con la música que le había sido negada por lo que, en su país, se le conoce como el arquitecto del jazz.
Su carrera fue truncada por una muerte inopinada y prematura, a los 39 años sufrió un infarto pero su pasión fue heredada por su hija Aziza, pianista y cantante excepcional. Jazziza, como él mismo la apodó, ha continuado con esa búsqueda y se ha convertido en un puente entre la tradición y la modernidad, entre el oriente y el occidente, entre lo local y lo universal.
El próximo domingo es el Día Internacional de la Mujer, dedicaremos toda la siguiente semana a conmemorarlo, comencemos con una décima pero, sobre todo, con la música, la voz y todo el talento de Jazziza
Esa música es un puente
entre ayer, hoy y mañana,
entre artista y artesana,
entre oriente y occidente.
Es música en que se siente
que la distancia precisa
abolirse e, insumisa,
no respeta las fronteras.
Es voz de todas las eras
la música de Jazziza
https://www.youtube.com/watch?v=UnmGRedMths
https://www.youtube.com/watch?v=hSYUop0HWCo
CONTACTO DE FACEBOOK CONTACTO EN G+ CONTACTO EN TWITTER