Oscuro, por remoto, es el origen del condón. El estudio de los grabados de la cueva Les Conbaralles, Francia, en 1973 (descubiertas en 1901) arrojó un hallazgo sorprendente: la imagen de una figura masculina con el pene erecto cubierto con una especie de condón; para algunos investigadores se trataba de la evidencia de que nuestros tataratataratatarabuelos ya conocían el sexo seguro, pero fueron refutados por otros que afirmaron que se trataba de una falaz interpretación pues la imagen, en realidad, representa un ritual reproductivo. Si ellos no saben a ciencia cierta la verdad, yo menos. Más recientemente, hace apenas tres mil y pico de años, los egipcios usaban un condón fabricado con una tripa de animal anudada de un extremo, y a lo largo de la historia hay muchos testimonios que hablan de la existencia de tan noble objeto. Probablemente el aliado más fiel de Eros y Afrodita ya estaba ahí antes de que tomaran posesión.
Ya bien avanzado el siglo XX nació el condón femenino, objeto que, confieso, he visto pero jamás usufructuado. Con tales alternativas, para efectos anticonceptivos y de sobrevivencia, el dilema no es tener o no relaciones sexuales, sino tenerlas con condón o sin él.
Igual de oscuro es el origen de la palabra. El DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) lo atribuye a «Condom, higienista inglés del siglo XVIII, que fue su inventor», pero el Online Etymology Dictionary dice que «no hay evidencia de ello. También escrito condam, o quondam, lo que sugiere que puede provenir del italiano guantone, de guanto ‘un guante'».
Otros etimológos se remiten al verbo latino condere (esconder, fundar)
Si ellos no conocen la verdad, yo menos, pero sí sé que la funda salvavidas cobró especial importancia a partir del surgimiento del SIDA y que la asociación civil internacional con sede en Los Ángeles, California, Aids Healthcare Foundation (AHF), designó al 13 de febrero, un día antes del día del amor y esas cosas, como Día Internacional del Condón.
Aquí lo celebramos con una décima.
Sin don o con don, esa es la cuestión
Tener don es una gracia
nos informa el diccionario;
el azar, por el contrario,
puede ser una falacia
más producto de la audacia
que hijo de la razón.
Hoy en día la cuestión
ya no es más «ser o no ser»
ni «coger o no coger»
sino «sin don o con don»
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