La sentencia que da título a esta columna hoy, la hizo famosa Alberto Silva, al acudir como Coordinador General de Comunicación Social a comparecer ante la Legislatura para la Glosa del Informe 2014 del gobernador Javier Duarte de Ochoa. Fue para muchos editores la cabeza de la información que manejaron sobre ese evento, que fue sobrio, republicano y expedito, lo que muchos le agradecieron al vocero estatal.

Al respecto de esa idea -que el compareciente complementa con su retruécano: gobernar es comunicar- pongo a consideración cinco comentarios sobre la comunicación social, que abundan en el tema que nos ocupa y nos apasiona a los periodistas:

  1. La comunicación social es parte fundamental del ejercicio del gobierno. En ella residen y se ejemplifican atribuciones y responsabilidades cruciales para sustentar la gobernanza. Toca a esta delicada y sensible área hacer pública de manera objetiva y fundamentada la información sobre las acciones que cotidianamente va realizando un Gobierno, a fin de que pueda cumplir con la rendición de cuentas a la ciudadanía y ahondar en el ejercicio transparente de la función pública.
  2. Las oficinas de comunicación social deben garantizar un manejo eficaz y oportuno de la información. Cualquier vacío que dejan las instituciones, es suplantado de inmediato en las redes sociales con suposiciones -muchas veces sin fundamento, pero igualmente aceptadas por el vasto e influenciable público informático-, y por esa razón es indispensable que la información oficial circule lo más rápidamente posible, aunque se debe tener cuidado de sólo emitir comunicados con datos fehacientes y comprobados.
  3. La comunicación social no se constriñe únicamente a ofrecer información. Debe ser concebida como una política de Estado que estatuye la relación entre el Gobierno y los gobernados, y hace posible un diálogo permanente entre el pueblo y los responsables de las instituciones públicas. De esa manera, una adecuada comunicación garantiza el flujo de la información entre la sociedad y el Gobierno, y propicia una relación estrecha y explícita.
  4. Hay una divisa que debe tener siempre presente la comunicación social: un Gobierno no dice mentiras. Es una línea editorial ineludible.

En apoyo a esa premisa, las informaciones oficiales deben estar debidamente verificadas, y contener datos precisos y comprobables.

Cualquier autoridad tiene el deber de garantizar a los comunicadores su derecho a decir lo que consideran su verdad. En contraparte, los medios y la ciudadanía deben aceptar que un gobierno también tiene el derecho de hacer pública su versión de algún hecho o de alguna información.

  1. Tony Blair: “Una prensa libre puede a veces incomodar a los políticos a través de lo que se publica. Pero no por algunas incomodidades pasajeras o incluso indignaciones justificadas, debemos perder de vista su función vital para la salud y la protección de la democracia.”

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