Eran alrededor de las 10:15 de la mañana de este jueves 11 cuando el gobernador Javier Duarte de Ochoa recibió un mensaje de texto en su teléfono celular, en el que le informaban sobre el pronunciamiento que en esos instantes, en una conferencia de prensa convocada en un salón de un céntrico hotel de Xalapa, hacía el senador priista José Francisco Yunes Zorrilla sobre la iniciativa de reforma político-electoral que el día anterior había enviado el jefe del Ejecutivo del estado al Congreso local.
–“Pepe Yunes, bien. Pepe es mi amigo. Yo lo quiero mucho”, dijo Duarte, en un tono que intentó ser afable, a los comensales que esa mañana fueron invitados a desayunar con él en el domicilio particular del político sureño Carlos Brito Gómez, entre los cuales había media docena de periodistas, cinco ex dirigentes estatales del PRI y una quinteta de colaboradores y ex funcionarios duartistas que estarían por ser postulados como candidatos a la diputación federal a principios del año próximo.
Sin embargo, manifiestamente molesto por la propuesta de elegir en 2016 a un gobernador para un mandato de sólo dos años –con el propósito de homologar la elección del Ejecutivo del estado con la sucesión presidencial y comicios federales a partir del año 2018–, Yunes Zorrilla descalificó la iniciativa de reforma política-electoral de Duarte, al considerarla “inoportuna, inconsecuente y lesiva para las finanzas del estado de Veracruz en estos momentos y contexto económico y político nacional”. El senador nativo de Perote cuestionó que “si esta iniciativa no promueve la estabilidad económica y política sería bueno saber qué es lo que promueve y de todo corazón deseo que los cálculos no les fallen, que la cuentas las tengan claras para poder alcanzar este objetivo para quien lo promueve, superior a la estabilidad política y económica del estado”.
Y, en una expresión que sonó a reproche, Pepe Yunes refirió que en todo momento, como senador de la República, ha respaldado las acciones e iniciativas del gobierno de Veracruz, sin embargo puntualizó que en este momento la propuesta de reforma representa una marcada diferencia. “Lo hemos acompañado puntualmente cuantas veces nos ha convocado. Estamos sin lugar a dudas en sintonía cuando los temas son de Veracruz, y, hoy, evidentemente hay una marcada diferencia con respecto a la iniciativa que marca porque simple y llanamente no veo cuáles son los objetivos y propósitos de utilidad para la vida democrática y política del estado”.
Empero, pese a su manifiesto malestar, nadie cree que Yunes Zorrilla se atreva a romper políticamente con Duarte, cuya campaña electoral coordinó en la sucesión gubernamental de 2010 luego de que accedió a declinar a favor de la precandidatura del ex secretario de Finanzas y Planeación, con el cual coincidió en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión en la LXI Legislatura federal. Dicho sacrificio y disciplina le valió que en 2012 Duarte lo apuntalara como candidato del PRI al Senado de la República en la primera fórmula, nominación que públicamente impugnó el otro aspirante a senador, Héctor Yunes Landa, otro fuerte precandidato a la gubernatura que también se pronunció en contra de la reforma duartista.
Por eso ahora, a diferencia de Yunes Landa, el gobernador Duarte le ha dado todas las facilidades a Yunes Zorrilla para hacer activismo político por el estado con el abierto apoyo de la estructura territorial y nomenclatura priista, lo cual quedó demostrado en el informe de labores legislativas que realizó el ex diputado federal de Coatepec y ex alcalde de Perote en el World Trade Center de Boca del Río el domingo 26 de octubre, lo que según recientes encuestas levantadas por Parametría y la Universidad Veracruzana le han permitido posicionarse como el puntero de los aspirantes del PRI a la gubernatura, rebasando supuestamente a su compañero de escaño, Héctor Yunes, quien hasta abril de este año lideraba los sondeos.
Aunque no lo dijo expresamente, pero el gobernador Javier Duarte está consciente de la ventaja que en la carrera por la próxima gubernatura llevan ambos senadores en estos momentos, pues en el desayuno en casa de Brito Gómez uno de los comensales le preguntó sobre las posibilidades que tendrían para sucederlo en 2016 algunos de sus colaboradores que esa mañana le acompañaban –el secretario de Gobierno, Erick Lagos Hernández; el titular de la SEV, Adolfo Mota Hernández, y el coordinador general de Comunicación Social del Gobierno del estado, Alberto Silva Ramos, quien actualmente son perfilados para contender el año entrante a la diputación federal por los distritos electorales de Acayucan, Xalapa Rural y Tuxpan–, a lo que el mandatario veracruzano respondió lacónicamente que “quien sabe si les alcance” para ese entonces.
Duarte de Ochoa dejó en claro que su iniciativa de reforma política-electoral cumple milimétricamente con la federal –que, ¡oh, paradoja!, aprobaron en el Congreso de la Unión ambos senadores que ahora descalifican la homologación local–, y que contra lo que opinan algunos de sus detractores no fue hecha a la medida de ningún amigo, compadre o colaborador suyo porque él no tiene ningún favorito para sucederlo en 2016, ya que el candidato deberá ser quien tenga méritos suficientes, esté mejor posicionado en las preferencias ciudadanas y logre la mayor cohesión dentro y fuera de su partido, aunque no sea “mi amigo”.
Y, en ese sentido, recomendó a los periodistas y analistas políticos presentes que no pierdan de vista al ex secretario de Marina-Armada de México, Mariano Francisco Saynez Mendoza, quien habría aceptado ser candidato del PRI a diputado federal aunque todavía está por definirse si contenderá por el distrito del puerto de Veracruz o por el de Boca del Río.
El almirante Saynez Mendoza, a propuesta del gobernador Duarte de Ochoa, recibió el pasado 3 de diciembre en el Congreso local la medalla “Adolfo Ruiz Cortines” por su contribución y apoyo al exitoso programa “Veracruz seguro” que en 2011 se implementó inicialmente en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río para contener al crimen organizado.
¿Alguien se imagina a este representante de las Fuerzas Armadas gobernando Veracruz, aunque sea por dos años? Sería un gran apoyo desde esta entidad para la cuestionada administración del presidente Peña Nieto, quien sigue batallando con la inseguridad. Claro, primero habría que ver si Saynez gana la elección federal de 2015.