Fue en Teotihuacán, en presencia de los gobernadores de dos entidades que ocupan los lugares 1 y 3 en número de electores, Eruviel Ávila Villegas y Javier Duarte de Ochoa, donde oficialmente comenzaron los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2014 y, con ello, la cuenta regresiva para que Veracruz cuente con las instalaciones que servirán para las competencias que comenzarán dentro de menos de un mes, con la inauguración en el Estadio Luis ‘Pirata’ Fuentes, en la ciudad de Veracruz, del primer evento deportivo internacional en tierras jarochas.
En el sitio en que los hombres, al morir, se convertían en dioses, se hizo la ceremonia del encendido del fuego nuevo, de donde partió la antorcha que recorrerá 275 kilómetros, pasará por 11 ciudades, portada por mil deportistas de 31 países que refrendarán sus lazos de amistad con México y Veracruz.
A estas alturas, todas las instalaciones debieron haber sido entregadas al comité organizador. Sin embargo, no es así y, tanto en la estructura gubernamental de la entidad como en las federaciones nacionales de cada una de las disciplinas, así como en la confederación regional correspondiente, se muerden las uñas porque las cosas no marchan como debieran.
Lo más seguro es que las cosas se realicen bien, una vez que la fecha fatal se haga una realidad. Sin embargo, por lo pronto no hay certidumbre siquiera sobre que habrá los espacios necesarios para el hospedaje de los miles de deportistas y delegaciones que se darán cita en todas las sedes de la miniolimpiada, lo que deja mucho que desear no solo al gobierno estatal, que encabeza el gobernador Javier Duarte de Ochoa, sino también al gobierno de Enrique Peña Nieto, porque no son juegos nacionales, prácticamente son los primeros de índole internacional en que México (no solo Veracruz), tiene el compromiso de ser anfitrión durante la actual Presidencia de la República.
Que a un mes de que inicien los JCC se haya implantado un programa para que familias veracruzanas se hagan cargo del hospedaje de deportistas o sus auxiliares nos muestra una realidad de la que hace mucho tiempo estamos hartos los veracruzanos: el gobierno estatal no tiene dinero y, en las últimas fechas, tampoco tiene crédito de los empresarios, que prefieren tener sus hoteles vacíos, en lugar de financiar a un gobierno que siempre les quedará mal a la hora de tramitar sus facturas.
Desde el punto de vista de las autoridades veracruzanas, muchos apuestan a que los Juegos Centroamericanos y del Caribe fracasen. Todo lo contrario.
Es cierto que muchas organizaciones sociales están que trinan porque casi todos los programas oficiales en materia de infraestructura, apoyo a la producción y sociales se han detenido porque los escasos recursos se han destinado a cumplir medianamente con las expectativas de este evento deportivo, y miles de empresarios han debido esperar demasiado (y seguirán esperando) para que se les paguen sus facturas.
Pero, en honor a la verdad, lo que preocupa a muchos es que Veracruz no cumpla adecuadamente con un evento que debiera significar su proyección internacional, independientemente de que perdimos la oportunidad de lograr instalaciones deportivas de primer mundo, muchas de las cuales debieron reducir sus expectativas o simplemente no construirse.
En lo personal, espero que al menos no quedemos muy mal con tantos jóvenes que se han preparado al 100 por ciento para hacer un papel destacado en lo deportivo. Habrá que recordar que muchas competiciones significan el pasaporte a eventos de índole mundial.
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