Nos hicieron pasar a mi esposa Elsy y a mí a la antesala de la oficina de Palacio Municipal de Cosamaloapan.
El aire acondicionado y un fuerte olor a cigarro golpeó nuestras narices.
Casi de inmediato, ya estábamos en el amplio, muy amplio, despacho de Adriana Maass Michel.
La alcaldesa nos saludó con su voz ronca, tal vez por los estragos del tabaco. Amable. Cordial. Nos presentó a dos de sus colaboradores. Había interrumpido una reunión, así que por prudencia, tras breves minutos le dijimos a la Presidenta que no nos despedíamos, que al rato nos volvíamos a saludar en la Casa de la Cultura en donde habría de recibir un reconocimiento, en verdad inmerecido porque honestamente aún me falta mucho por aprender y mucho camino por recorrer en este fascinante oficio del periodismo.
Seis años. Sí, seis años de no ir a mi natal Cosamaloapan. La narcoviolencia, los secuestros, levantones, extorsiones, asesinatos, asaltos, robos, me habían alejado de mi tierra querida, tan abandonada por varios gobernantes, entre ellos Fidel Herrera Beltrán (oriundo de esos lares, por cierto), en cuyo gobierno le abrieron las puertas del estado de Veracruz a “Los zetas”.
Los malosos tenían el cinismo de emborracharse a la orilla de la carretera que atraviesa la ciudad. Exhibían pavorosas cuernos de chivo y R-15. A un lado, lujosas camionetas y autos que les habían robado a ganaderos, empresarios, comerciantes y profesionistas de la zona.
Era tanta la impunidad que los delincuentes iban personalmente a los domicilios de las casas de las víctimas a cobrar los rescates por secuestros, el derecho de piso, la famosa cuota.
A plena luz del día, uno podía ver circulando por las calles el vehículo que horas o días antes te habían hurtado.
Muchas cortinas de comercios se cerraron. Muchos emigraron al Puerto de Veracruz, Xalapa, Puebla o DF.
Vamos, hasta al exalcalde Juan René Chiunti Hernández pasaron a la báscula. Nos comentan que en ocasiones, los facinerosos iban a cobrar su mochada a la Tesorería Municipal. Incluso, un hermano del edil fue plagiado.
Mis paisanos aseguran que la cosa ya no está tan mal como antes. Que ya secuestran menos, que son menos los levantones, que son menos las extorsiones.
No obstante, hace tres semanas, en la Colonia Obrera, aparecieron cuatro jóvenes ejecutados y con el tiro de gracia.
Y aún queda el resabio de la fosa clandestina hallada en los límites de Tres Valles y Cosamaloapan.
Hay quienes aseguran que los cadáveres encontrados allí eran de Zetas que fueron acribillados por grupos paramilitares conocidos como “barredoras”.
A pesar de eso, los cosamaloapeños insisten en que la cosa estuvo peor.
No obstante, a Cosamaloapan aún le faltará mucho tiempo para que se recupere.
El empresario radiofónico Arnulfo Aguirre, dueño de la XHQO, se lamenta: “muchos de mis clientes que se anunciaban en mi difusora se han ido… prácticamente tengo unos cuantos anunciantes… casi todos se fueron a otras partes… la verdad, no sabemos qué vamos a hacer”.
La Casa de la Cultura está atestada de estudiantes de la Escuela de Bachilleres “Luis A. Beauregard”, en donde estudié.
Se lleva a cabo el acto protocolario. La entrega del reconocimiento. Diserto sobre Los retos del periodismo en la era digital.
Pero el clima de zozobra no cesa. Alumnos y directivos de la Beauregard se inclinan más por preguntar sobre los riesgos de ejercer el periodismo en estos tiempos tan violentos.
Les preocupa el tema de la seguridad, más que el calor infernal que a veces rebasa los 40 grados. Les preocupa más tener paz, que el terrible desempleo y los malos salarios.
Viven al filo de la navaja. O más bien, sobreviven.
La otrora Cosamaloapan progresista y pujante por la industria azucarera es un mero recuerdo.
Sin embargo, la munícipe Adriana Maas no se da por vencida. Lucha todos los días por darle otro rostro a esa municipalidad.
Trata de generar empleos a través de mayor obra municipal.
Redignifica espacios públicos, refuerza a la policía municipal, al cuerpo de bomberos, planea construir otro hospital. Trabaja de tiempo completo y a veces hasta sábados y domingos.
¿Será que aún hay luz al final del túnel?
Dios quiera.
ESTE MIÉRCOLES rinde su primer informe de labores la rectora de la UV, Sara Deifilia Ladrón de Guevara. Sólo que no se sabe qué va a informar, porque en un año no ha hecho nada esta señora, más que irse de viaje al extranjero sin ningún resultado concreto de esos periplos para la máxima casa de estudios del estado. En cambio, los estudiantes siguen pidiendo sea cambiado el MEIF, muchas instalaciones de facultades de la UV están hechas un verdadero asco, hay corrupción y mediocridad académica en varias áreas. Pero a “Sarita” eso no le preocupa, mientras se la pueda seguir de viaje por todo el mundo. No por nada muchos de quienes la apoyaron y se congratularon con su llegada a la Rectoría hace un año, después de los intentos golpistas y porriles por descarrilar el proceso de sucesión universitario, ahora se arrepienten, pues Sara Ladrón ha resultado una enorme y amarga decepción. Lo más grave es que a su llegada se terminó la dignidad y la defensa vigorosa de la autonomía universitaria. La Rectora se convirtió en una triste comparsa del gobierno estatal, que la ha reducido a ser “mirón de palo” en actos insulsos y hasta se ha tomado la atribución de “sugerirle” nombramientos en áreas directivas de la Universidad Veracruzana.
Y lo que es peor todavía: a pesar de su entreguismo, Sara Ladrón no ha conseguido que eso siquiera se traduzca en más recursos para la UV, que se mantiene en una situación presupuestal paupérrima, sin que eso interese demasiado al gobierno estatal. Y quizás ni a ella misma. Además, que se sepa, no existe avance alguno en materia de desarrollo académico, y los logros que tienen algunos estudiantes de la UV son acreditables exclusivamente a ellos, porque su Universidad no los apoya como debiera. Muy magra la cosecha en un año, en el que además campearon las acusaciones por despidos injustificados, decisiones arbitrarias, chambas para cuates y familiares y una enorme ineficacia comunicativa. Ojalá haya voluntad y humildad para en algún momento rectificar el camino.
DESTACADO trabajo realiza Erika Ayala Ríos al frente del Sindicato Único Independiente de Trabajadores del Colegio de Bachilleres del Estado de Veracruz. Y es que tiene muy claro que es una comunidad comprometida con el desarrollo de los jóvenes y su educación que les permita contribuir en la construcción de una sociedad con mejores opciones de desarrollo. Es más, el sindicato trabaja con la visión de ganarse el respeto, cariño y reconocimiento de los veracruzanos al ser una institución de educación media superior que ofrece la posibilidad a los egresados de aspirar mejores logros en su vida profesional para convertirse en agentes de cambio para sus comunidades. Por ello, la destacada líder afirma: “Hoy quiero hacer un reconocimiento al interés que siempre han mostrado las madres y padres de nuestros alumnos en la tarea educativa y hago un llamado a redoblar los esfuerzos para fortalecer los valores positivos en la comunidad estudiantil”. Pero también ofrece un compromiso: “Por nuestra parte, las autoridades, docentes y administrativos, participamos de la capacitación continua para desarrollar las habilidades que nos permitan educar mejor a través de diversos programas de formación docente”. Ante todo ello, en el ciclo escolar que inicia, los integrantes del Sindicato Único Independiente de Trabajadores del Colegio de Bachilleres del Estado de Veracruz se comprometen con Veracruz y los veracruzanos para ofrecer una educación de calidad. Bien.