Este martes 2, el priista Enrique Peña Nieto tiene programado celebrar en grande el “Día del Presidente”, para lo cual sus asesores le han preparado un elocuente discurso con motivo de su segundo informe de gobierno que pronunciará frente a los mismos actores políticos de siempre –gobernadores, senadores, diputados federales, miembros de su gabinete, líderes partidistas, empresarios, comunicadores y representantes de organizaciones civiles, entre otros– para inyectarles una fuerte dosis de optimismo sobre el futuro esperanzador que desde su campaña presidencial, en 2012, ha venido prometiendo a los mexicanos y cuya viabilidad dependería ahora de las reformas estructurales impulsadas por su administración.
Sin embargo, las recientes encuestas que mandaron hacer de la residencia oficial de Los Pinos han registrado un gran escepticismo popular.
Por ejemplo, en Veracruz, un estado que aparentemente está de “moda” gracias al manifiesto apoyo del presidente Peña, de su gabinete y del grupo legislativo del PRI en el Senado, hay influyentes sectores sociales que también han expresado abiertamente sus reservas acerca de que la seguridad, la situación económica y la calidad de vida de los mexicanos pudieran mejorar en breve a partir de las reformas estructurales recién aprobadas por el Congreso de la Unión.
Este domingo 31 de agosto, verbigracia, la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa, que tiene a su cargo el presbítero José Manuel Suazo Reyes, difundió el comunicado dominical número 017 titulado “Para la Transformación de México no bastan las reformas estructurales, se necesita la conversión del interior”, en el que se refiere que “la pléyade de personalidades políticas que visitaron recientemente la ciudad de Veracruz abundaron en elogios y exaltaron las bondades de las reformas estructurales; en sus tribunas destacaron los beneficios que llegarán a los mexicanos; se habló de reconocimientos internacionales hacia nuestro país y que incluso somos ahora modelo para el mundo”; pero el vocero arquidiocesano acotó en su mensaje que “sin embargo no es esta la percepción de la mayoría de los mexicanos, pues esos beneficios tan aplaudidos todavía no los perciben igual las amas de casa, el profesor, el obrero, el constructor, los empleados, y mucho menos los productores y trabajadores del campo.”
Y es que el sacerdote Suazo Reyes puntualizó en el comunicado oficial que “no basta prometer créditos a bajo costo si lo que se produce no tiene precio; de nada sirve distribuir dinero si no hay asesoría técnica para mejorar la producción y prevenir las plagas de los cultivos.”
Además, sobre el candente asunto de la delincuencia, se expone que “lamentablemente las cifras de muertos y desaparecidos cada día van en aumento, da la impresión que las estrategias de seguridad para proteger la integridad de los mexicanos ha tenido poco impacto; las novedades anunciadas al principio de la administración no han sido tan nuevas; lo que se criticaba de administraciones pasadas sigue siendo la forma de enfrentar al crimen organizado y por lo mismo sigue habiendo luto y lágrimas en los hogares mexicanos”, por lo que el vocero de la Arquidiócesis de Xalapa resume que “no podemos acostumbrarnos a ello”.
Posteriormente lanzó las siguientes interrogantes: “Cuándo llegarán los beneficios prometidos de estas reformas; se acabará la impunidad y la corrupción o sólo cambiarán los que lo cometen?”. Y al final del mensaje eclesiástico sostuvo que “no bastan las reformas estructurales si no nos reformamos interiormente; de nada sirve renovar leyes si no se renueva el corazón”, y expuso que “para que México se transforme” se necesita que los diferentes actores sociales –entre ellos la propia Iglesia, la familia, la escuela, la policía, el Ejército, las organizaciones sociales, los partidos políticos y gobiernos– “hagamos un frente común a todas estas cosas que mantienen secuestrada a nuestra nación”.
Eso sí, no dejó de reconocerle al presidente Peña Nieto, “desde el punto de vista político”, dos de sus “grandes logros”: el acuerdo del Pacto por México que firmó en diciembre de 2012 con las principales fuerzas políticas, así como el paquete de las 11 reformas estructurales que se presentan como la base para que la nación mexicana crezca y se desarrolle superando los grandes rezagos en materia educativa, social, económica, energética, política y de infraestructura.
“Se promete que una vez que se apliquen las nuevas leyes, se tendrán los resultados que los mexicanos esperamos; se augura que las familias mexicanas verán eventualmente muchos beneficios. Ojalá así sea y lo auguramos de corazón”.
Sin embargo en la Arquidiócesis de Xalapa todavía dudan como Santo Tomás.