Hace unas semanas, el mundo volvió su atención hacia América Latina (AL); en particular, hacia Brasil, con motivo del Mundial de Futbol. Pero las visitas de Putin, Xi Jinping, Shinzo Abe y la reunión del grupo BRICS en Fortaleza, Brasil, revelan que AL comienza a ser una pieza relevante en el juego geopolítico mundial.
Nature, una de las más antiguas y reconocidas publicaciones científicas, también volvió su atención a AL en fechas cercanas, pero no para ver el Mundial, sino el estado de su investigación científica.
En Brasil, el gobierno y el sector privado invierten unos 27 mil millones de dólares por año en ciencia, tecnología e innovación (invirtió 15 mil millones de dólares en el Mundial). La inversión en Argentina y Brasil en investigación y desarrollo (I+D) se ha disparado incluso más rápido de lo que han crecido sus economías, pero Brasil es el único que aporta más del 1 por ciento del PIB a este sector.
Con 46 mil 306 estudios publicados en 2013, Brasil abarca dos tercios de todas las investigaciones científicas de la región, aunque en términos de artículos per cápita es similar a Argentina, ¡Uruguay! y Chile. De los trabajos académicos, los artículos de Perú son los que tienen más impacto internacional: son los más citados de la región.
Cuatro de los mejores jugadores: sólo Chile ha conseguido tener un papel protagonista en el campo de la astronomía internacional.
Sólo la Fundación para el Apoyo a la Investigación de Sao Paulo, institución pública, en 2013 invirtió 512 millones de dólares en financiación científica, más que muchas naciones de la región. El Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) en el Valle del Cauca, Colombia, miembro de un consorcio internacional de investigación en agricultura, da empleo a 325 científicos y tiene un presupuesto anual de 114.4 millones de dólares.
El laboratorio del biólogo molecular argentino Alberto Kornblihtt lidera internacionalmente la investigación sobre uno de los mecanismos de modificación del ácido ribonucleico llamado splicing alternativo.
Todo muy lejos de México donde la ciencia no tiene espacio.