Como el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, justificó el mal estado de las cárceles de Veracruz al declarar que los centros penitenciarios de nuestra entidad “están como en todo el país”, pues no faltaron algunos ingenuos que supusieron que entonces el titular de la SSP buscaría con lupa y terminaría por designar, aunque no fuese veracruzano, a un experto y reconocido criminalista para hacerse cargo durante el resto de este sexenio de la Dirección General de Prevención y Reinserción Social en lugar de Remigio Ortiz Olivares, quien presentó su renuncia a mediados de la semana anterior.
Pero, ¡oh, sorpresa!, Bermúdez sorprendió a todo mundo al nombrar y tomar protesta el pasado viernes a José Oscar Sánchez Tirado, ex jefe de ayudantes del ex gobernador Patricio Chirinos, el cual es popularmente conocido como “El Mesié” porque en una ocasión apareció custodiando a Joseph Marié Córdoba Montoya, un economista y politólogo de origen francés naturalizado mexicano que en el sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari ejerció gran poder como jefe de la Oficina de la Presidencia.
De “El Mesié” Sánchez Tirado se desconocen su trayectoria y méritos profesionales que lo llevaron a ocupar tan complicado puesto. Y es que hasta el día de ayer, en el portal de internet de la SSP del estado no aparecía aún su nombre ni su currículum vitae, a diferencia de los demás colaboradores de Bermúdez Zurita.
Dichos datos ni siquiera fueron difundidos en el boletín oficial de su nombramiento, lo que propició que se dieran versiones diversas en las notas periodísticas publicadas sobre su designación. En algunas, por ejemplo, se asegura que es licenciado en Derecho y en otras que “es capitán piloto aviador comercial, además de coordinador de seguridad y asistente de diversas figuras políticas estatales y de otros estados”. En alguna más se hizo una vaga alusión a que Sánchez Tirado fungió como director operativo de la misma dependencia de la que ahora se hace cargo. Ni siquiera se mencionó oficialmente de qué lugar es oriundo.
Sin embargo su nombramiento hizo evidente su cercanía con el secretario de Seguridad Pública, con el cual mantiene, entre otras afinidades, su gusto por el giro restaurantero, un negocio en el que ambos han fracasado.
La relación entre Bermúdez y Sánchez Tirado se fortaleció cuando al término del chirinato el ahora titular de la SSP se desempeñó primero en el sexenio alemanista como secretario particular del poderoso subsecretario de Administración y Finanzas, Sergio Maya Alemán, y posteriormente, en la gestión del gobernador Fidel Herrera Beltrán, fue cobijado por Javier Duarte de Ochoa en la Sefiplan, dependencia donde el ex jefe de ayudantes de Chirinos estuvo cobrando un tiempo como miembro del equipo de seguridad del actual mandatario veracruzano.
De ahí que la designación de “El Mesié” viene a corroborar públicamente el fortalecimiento de Bermúdez como titular de la SSP para decepción de quienes lo venían zopiloteando.
Y no se trata sólo del nombramiento de Sánchez Tirado sino también por la forma en que ha decidido sostener como subsecretario “B” de Seguridad Pública del estado a Federico Rivas Valdés, un teniente de navío de la Marina Armada de México, nativo de Monclova, Coahuila, al cual incorporó y mantuvo inicialmente, entre 2010 y 2012, como jefe de ayudantes del gobernador Duarte de Ochoa a sabiendas de que estaba sujeto a un proceso de inhabilitación por parte de la Secretaría de la Función Pública, la cual acaba de resolver en contra del ahora funcionario del gobierno de Veracruz el expediente número 244/2011, mismo que le fue iniciado por negligencia administrativa durante su desempeño como Inspector General de la Policía Federal el sexenio pasado.
Aparte de imponerle una sanción económica de 181 mil 486 pesos, la dependencia federal resolvió inhabilitar a Rivas Valdés por un año para desempeñar cualquier cargo público, a partir del 11 de julio pasado.
Entrevistado sobre la situación legal del subsecretario, el titular de la SSP declaró que “no estamos pensando en cambiarlo, estamos pensando en cómo solucionar para que siga sirviendo a Veracruz”. Y en su afán por sostener a Rivas Valdés, Bermúdez presionó para que la Contraloría General del Estado emitiera un comunicado oficial para aclarar que la Dirección de Responsabilidades no ha abierto ningún procedimiento disciplinario en contra del ex funcionario federal, subrayando que desde que se incorporó a la administración estatal en 2010, “ha tenido un desempeño satisfactorio en todo momento”.
La CGE, a cargo de Ricardo García Guzmán, intentó explicar que en el portal electrónico de la Secretaría de la Función Pública se informa que Rivas Valdés fue inhabilitado para desempeñar puestos en la administración pública federal durante un año, a partir de este julio de 2014, y que la inhabilitación fue promovida por el Órgano de Control Interno de la Policía Federal Preventiva, que le acusa de Negligencia Administrativa por hechos del ejercicio 2008 y por no haber presentado su declaración de conclusión de encargo.
Sin embargo, paradójicamente refiere que aunque el estado de Veracruz tiene celebrado un convenio con el gobierno federal para no contratar a servidores públicos federales inhabilitados, este acuerdo no es aplicable en el caso concreto del subsecretario de Seguridad Pública, en virtud de que él trabaja para el gobierno del estado desde 2010, por lo que legalmente no es posible aplicarle una sanción de forma retroactiva.
¿Pues no que quienes sirven en la administración pública, como la esposa del César, deben ser y parecer honestos?