Aunque hay una referencia al primer largometraje de François Truffaut (Los 400 golpes), y una afinidad del diputado federal perredista Uriel Flores Aguayo con Antoine Doinel, personaje de la película, lo cierto es que el tema es más pedestre: el juego de la gallina ciega a que nos están acostumbrando las organizaciones paragubernamentales del momento, particularmente el Movimiento de los 400 Pueblos, similar en su accionar a otras dos tenebrosas organizaciones que se han cebado con la capital: Antorcha Campesina y Partido Cardenista.

A raíz del trámite jurídico emprendido por Antorcha Campesina contra una joven estudiante que, erróneamente, arrolló a dos seguidores que se habían trepado a su automóvil, el diputado perredista por Xalapa convocó a la mesura de las organizaciones sociales para evitar afectaciones a la población civil, indemne ante los abusos de ejércitos de campesinos y colonos bien adiestrados y pagados para presionar.

Las organizaciones señaladas pero, sobre todo, la liderada por César del Ángel Fuentes, respondió con extrañísima virulencia: durante dos días mostraron los cuerpos semidesnudos de sus huestes en la calle de Enríquez y frente a la sede del Partido de la Revolución Democrática (PRD), donde bailaron por horas en demanda de una aclaración de Uriel, dirigente social que conoce perfectamente el entramado de estas organizaciones que han pasado de ser sociales para convertirse en empresas familiares sumamente lucrativas.

Pero la respuesta no quedó en eso. Ya era extraño que César del Ángel y su junior diputado, Marco Antonio del Ángel Arroyo, invirtieran tanto dinero en la movilización de al menos unos 400 integrantes solo porque Uriel Flores Aguayo hizo señalamientos críticos contra las organizaciones alineadas con el PRI y el gobierno estatal, que interrumpían el tráfico y afectaban a la población.

Una dura andanada de golpes políticos siguieron a los plantones, de la que se hicieron eco varios medios informativos, particularmente Diario de Xalapa, ante el que el diputado federal mostró su extrañamiento porque no hubo la intención de conocer su versión sobre los hechos y solo vio la luz la entrevista amañada con el diputado local Marco Antonio del Ángel, enviada por correo electrónico, donde exige al perredista que demuestre que su organización bloquea calles.

Se queja el junior de César del Ángel de que Uriel ofende a los campesinos contratados para las manifestaciones, pero se olvida de que sus tácticas de presión, como desnudar a hombres, mujeres y adolescentes, es más lesivo para sus seguidores.

¿Qué hay detrás de la andanada?

En realidad, la declaración hecha por Uriel había sido en términos generales y el M400 hubiera podido pasarla por alto, sin ponerse el saco. ¿Qué motivaciones se encuentran detrás de una movilización expresamente convocada para denostar a un luchador social como Uriel?

Ya podemos empezar a imaginar la intención del asesor jurídico del M400, el exprocurador y exalcalde Reynaldo Escobar Pérez, quien sufrió una vergonzosa derrota ante el perredista cuando ambos buscaron la diputación federal por Xalapa. Pero pensar que todo ello radica en la mente tenebrosa del abogado xalapeño es quitarle mérito a quien mueve todos los hilos políticos en el estado, aunque para ello utilice a interpósitas personas, y que tiene los recursos suficientes para financiar a líderes y organizaciones para sus inconfesables fines, el exgobernador Fidel Herrera Beltrán.

No hay que descartar en esta maniobra mediática intenciones de desacreditar y debilitar a quien se ha hecho fuerte en el ámbito electoral no solo de la ciudad sino del estado; no olvidemos que Uriel marcha a la cabeza, junto con Elías Miguel Moreno Brizuela, de los posibles candidatos a la gubernatura por el partido del sol azteca.

Como estas organizaciones nos han acostumbrado a buscar siempre detrás de sus discursos y acciones, estrategias bien orientadas hacia objetivos distintos de los que muestran en sus pancartas y taparrabos, valdría la pena imaginar las motivaciones contra quien ha ido tomando fuerza en las colonias xalapeñas.

Y es que este dirigente perredista no ha caído en las tentaciones económicas que ofrece una espuria alianza con el gobierno estatal y el PRI, lo que le ha distanciado del PRD rojo que encabeza Sergio Rodríguez Cortés; es decir, no ha caído en la vorágine corruptora de Fidel y sus aliados, lo que le hace un elemento riesgoso en el esquema de dominio político que en los últimos nueve años ha impuesto el oriundo de Nopaltepec.

Y Uriel ha aprovechado muy bien las posibilidades de gestoría exitosa que le proporciona su cargo de elección popular; ha logrado recursos federales para mejorar calles en sectores populares de la capital donde él tiene influencia, y ha establecido una relación de respeto con el alcalde priista Américo Zúñiga Martínez, quien ha operado los programas cuyo financiamiento federal ha logrado el diputado federal. No olvidemos que los Zúñiga no se alinean a los dictados del exmandatario veracruzano.

Así que, de social, nada, los 400 Pueblos han comenzado la cosecha.

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