En menos de dos meses y medio, el gobernador Javier Duarte de Ochoa recibió el segundo desencanto al hilo. Y es que al cese fulminante de otro par de colaboradores muy cercanos a su confianza y afecto –Gabriel Deantes Ramos en la Subsecretaría de Finanzas y Administración, y Edgar Spinoso Carrera, en la Oficialía Mayor de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), separados abruptamente de sus cargos el 19 de marzo pasado–, ahora, este viernes 30 de mayo fue removido Sergio de la Llave Migoni, quien precisamente 72 días atrás había sustituido a Deantes como subsecretario en la Sefiplan.
Los motivos de la separación del cordobés no se dieron a conocer oficialmente, pero se deduce que en este corto lapso de su desempeño no cumplió con las expectativas del gobernador Duarte ni de su jefe inmediato, el secretario de Finanzas y Planeación, Fernando Charleston Hernández. En lugar de De la Llave fue promovido Carlos Hernández Martínez, quien ocupaba la Subsecretaría de Planeación que Charleston encabezó inicialmente este sexenio hasta marzo de 2012, cuando renunció para ser postulado como candidato del PRI a diputado federal por el distrito de Coatepec, del que también es nativo Hernández Martínez –oriundo del municipio de Teocelo–, razón por la que se le ha llegado a candidatear para el proceso electoral de 2015.
De la Llave Migoni, sin embargo, no ha quedado fuera del presupuesto estatal, pues oficialmente seguirá cobrando como “asesor” gracias a la amistad que le une desde la adolescencia con el mandatario veracruzano, quien a los 12 años de edad, tras la trágica muerte de su padre Javier Duarte Franco en el terremoto de septiembre de 1985 en la ciudad de México, llegó con su familia, procedente del puerto de Veracruz, a radicar a la ciudad de Córdoba.
El sexenio pasado, De la Llave se vinculó más con Duarte de Ochoa no sólo en la Sefiplan, donde fungió como subdirector de Política de la Subsecretaría de Ingresos, a cargo entonces del boqueño Salvador Manzur Díaz, sino que después, en el proceso electoral federal de 2009 y en la sucesión estatal de 2010, colaboró como coordinador de la oficina de gestión del ahora jefe del Ejecutivo del estado, primero en su campaña a la diputación por el distrito de Córdoba, y luego en la de la gubernatura.
Este habría sido el principal mérito de De la Llave para sustituir de emergencia a Deantes Ramos en la Subsecretaría de Finanzas y Administración en marzo pasado, ya que académicamente sólo cuenta con la licenciatura en Administración de Empresas por la Universidad Veracruzana y una maestría “exprés” en asuntos municipales cursada en el Instituto de Administración Pública (IAP). Su única experiencia laboral fuera del gobierno estatal ha sido como jefe de Relaciones Industriales de la firma Técnicos Asociados de Córdoba, S.A. de C.V., cargo que desempeñó sólo seis meses, de abril a octubre de 1993.
Habrá quienes supongan que quizá a De la Llave lo estén perfilando para la candidatura a diputado federal por Córdoba, pues en 2013 fue mencionado también para el proceso electoral local. Sin embargo, el funcionario que aparentemente tiene luz verde del gobernador Duarte para moverse en ese distrito es Marco Antonio Aguilar Yunes, secretario del Trabajo, Previsión Social y Productividad, pariente del ex subsecretario de Finanzas, ya que es hijo de Juan Felipe Aguilar de la Llave. El pasado 20 de mayo, por ejemplo, el secretario duartista realizó una gira por el municipio de Ixtaczoquitlán, donde junto con el alcalde Aquileo Herrera inauguró la rehabilitación de unos puentes y anunció el asfaltado de caminos, obras que no tienen que ver con su cargo en el gabinete estatal.
Lo cierto es que a De la Llave le quedó grande la Subsecretaría de Finanzas y Administración, donde poco se le vio y sintió en los 72 días que la tuvo a su cargo. En ese lapso menudearon las quejas de líderes de cámaras empresariales a cuyos socios les siguen rezagando los pagos por obras realizadas y servicios prestados al gobierno del estado. Como subsecretario no tuvo el valor ni la sensibilidad política para dar la cara y buscar el diálogo y la cercanía con los representantes de los irritados acreedores.
Pero en realidad nadie debió sorprenderse con su timorata actitud para enfrentar este tipo de conflictos sociales y políticos motivados por el evidente problema de liquidez financiera que arrastra la administración estatal. Como director del Instituto de Espacios Educativos su comportamiento fue similar, tan es así que su sucesora en ese cargo, Xóchitl Tress Rodríguez, ante la cascada de protestas y movilizaciones de padres de familia que han venido bloqueando calles y carreteras en diversas ciudades y regiones del estado para exigir atención y conclusión de obras pendientes, reconoció el pasado 8 de mayo que esta dependencia que dirigió De la Llave de diciembre de 2010 hasta marzo de 2014 arrastra desde hace dos años un rezago en la reparación y construcción de nuevos espacios educativos, estimando que podrían ser unos 60 planteles con necesidades de diversa índole, algunas que incluso requieren reconstrucciones totales.
“No te voy a decir que no pasa nada, sí hay obras que están detenidas por falta de pago”, declaró Tress, quien dijo que tan solo de 2013 tienen pendientes de concluir alrededor de 30 planteles, y más de 20 correspondientes al año 2012. Para este 2014 anunció la contratación de 450 obras en las que el gobierno del estado invertirá 400 millones de pesos, y el gobierno federal otros 160 millones de pesos. Hasta ahora, Xóchitl ha demostrado tener más pantalones que De la Llave.
Autismo en ORFIS
No es por insistir pero en el Órgano de Fiscalización Superior siguen las críticas. Resulta que luego de que se diera a conocer el Código de Ética con el que el auditor general Lorenzo Antonio Portilla pretende implantar una cultura de la legalidad y las buenas costumbres al interior del organismo, empleados y funcionarios soltaron la risotada, pues tendría que empezar a aplicarse este manual en la Dirección de Auditoría Financiera a los Municipios a cargo de Lily Grajales Hernández, quien en corto sostiene que es inamovible del cargo a pesar de las evidencias que pronto se harán públicas del amañado proceso para seleccionar a los supervisores municipales, así como la existencia documentada de que algunos de los que resultaron “ganadores” no tienen ni cédula ni título profesional. Lo peor del caso es que desde muy alto nivel ya le mandaron decir al contador Portilla que remueva a la funcionaria para evitar mayores críticas, pero tal parece que el Auditor General ni los ve ni los oye. ¿Será acaso porque sólo escucha las recomendaciones de la Jefa de la Unidad Administrativa con quien, aseguran, mantiene una relación que va más allá del ámbito laboral?